Carlos R. Aguilar Jiménez.
Un reporte publicado ayer en Tiempo se refiere a la intención de ecologistas respecto de reforestar para contrarrestar las altas temperaturas, y de alguna forma frenar el Calentamiento Global del que se culpa a la humanidad debido a su proceder antiecológico, y si bien tienen razón al tratar de contrarrestar con árboles o bosques las altas temperaturas, porque es un hecho inobjetable que a la sombra del follaje de los árboles la temperatura es mucho más baja que a pleno sol, lo cierto es que aplica única y exclusivamente en esa limitada zona, en ese microclima y hasta ahí, porque las constantes meteorológicas globales, atmosféricas planetarias y parámetros térmicos globales, son indiferentes a lo que haga uno o deje de hacer.
La última glaciación que sucedió sin que fuera culpa de alguien, ocurrió como parte de ciclos que suceden en el planeta desde hace millones de años, concluyendo hace diez mil años, a partir de cuando el mundo se comenzó a calentar y luego enfriar en periodos de menor intensidad y tiempo, como el que convirtió a Groenlandia, como su nombre indica, en Tierra Verde, porque así era hace siglos y hoy es una región congelada, y como el Sahara era un vergel. De la misma forma que estos ciclos recalentaron el mundo hace mil años y causaron el colapso de la civilización maya, teotihuacana o zapoteca, sin que tampoco haya sido culpa de la gente, de la misma forma en que ahora se sigue calentando el planeta y así seguirá, contribuyendo el efecto invernadero debido a nuestras emisiones de humos relativa pero no totalmente, en una dinámica atmosférica en la que todo lo que hagamos es loable y meritorio, pero no determinante, así que si se reforesta es magnífico, habrá mejor paisaje, hábitats para muchas especies de animales, mayor captación de humedad y agua, y obviamente disminución de la temperatura, porque no es lo mismo exponer al sol una plancha de concreto que un jardín arbolado, no obstante, la indiferencia de la naturaleza respecto de nuestras acciones es irremediable y, hagamos lo que hagamos no podemos detener un huracán, interrumpir un terremoto o detener una glaciación o calentamiento, porque son fenómenos naturales constantes y tan poderosos que frente a ellos somos lo mismo que las hormigas. Que bien que se reforeste, que se cuide el agua, las plantas y todo se recicle, pero que mal que eso a la naturaleza, al universo, le sea indiferente. Nos podemos cuidar a nosotros mismos y vivir mejor, pero frente a los fenómenos de la naturaleza somos impotentes, intrascendentes e infructuosos. Las temperaturas seguirán aumentando y en abril y mayo tendremos las más altas como sucede cada año, hasta que comiencen las lluvias y se enfrié el ambiente por efecto de los cielos nublados, vientos y huracanes de junio a noviembre.