Tlahuitoltepec: ayer la negligencia nos alcanzó

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+ Tragedia: unión de contingencia y corrupción

 

Por donde quiera que se vea, el de ayer fue un día trágico para Oaxaca. Desde muy temprano, nos despertamos con la noticia de que un alud presuntamente habría sepultado unas trescientas viviendas —y a unas mil personas— en la comunidad de Santa María Tlahuitoltepec Mixe; algunas horas más tarde, la atención de miles también se puso, en la capital oaxaqueña, en las severas afectaciones que había provocado el desbordamiento del Río Salado. Además del desastre humano provocado por la naturaleza, los oaxaqueños vimos, y vivimos en carne propia la tragedia que provocan el desdén gubernamental, las omisiones, la corrupción y la negligencia que ayer se manifestaron de manera conjunta en una implacable cifra de muertos, desaparecidos y damnificados.

A través de sus primeras emisiones, las cadenas de noticias por televisión y radio comenzaron a emitir el reporte que, urgentemente, se había enviado desde aquella mágica tierra de músicos, arraigo y cultura. Y el escenario parecía desolador. A través de la comunicación enviada por un teléfono satelital, la autoridad municipal de Tlahuitoltepec aseguraba la existencia de una catástrofe.

Decía, según lo dijeron todos aquellos que tuvieron la noticia de primera mano, que en el corazón de aquella localidad, un cerro se había desgajado a lo largo de unos doscientos metros lineales, sepultando a más de 300 familias que, a las cuatro de la madrugada en que ocurrió el hecho, se encontraban descansando.

Ante la noticia, los intentos de la autoridad por llegar al lugar de los hechos no hicieron más que recordarles que toda la marginación, el abandono y la pobreza en que viven aquellas comunidades, ahora los tenía a ellos, a la autoridad, contra la pared. Teniendo encima todas las miradas nacionales e internacionales (porque no en cualquier lugar del mundo, cualquier día, se dice que mil personas habrían muerto a causa de un alud), las autoridades locales y federales demoraron casi once horas en poder arribar al lugar de los hechos.

La carretera que comunica a esa localidad con la capital oaxaqueña presentaba innumerables derrumbes, puentes colapsados e interrupciones a la circulación que, combinados con las inclementes condiciones climatológicas, hacían imposible el acceso por tierra y por aire. Al filo de las cuatro de la tarde, fue el presidente Felipe Calderón Hinojosa quien reportó, a través de su cuenta de Twitter, que un grupo de elementos del Ejército Mexicano había logrado llegar a pie hasta el lugar de la tragedia, y que se encontraba en condiciones de asegurar que ésta no era de la magnitud que se había asegurado inicialmente.

Sin embargo, entre las doce horas transcurridas desde el acontecimiento hasta en que surgió información confiable, las especulaciones se multiplicaron infinitamente. Y también salió a relucir una potencial negligencia de las autoridades de los tres órdenes de gobierno, ante una potencial tragedia. La edición electrónica del diario español El País, aseguraba desde el mediodía que “el diario Oaxaca había informado del riesgo de derrumbe en el cerro, ubicado en la sierra Mixe.” Y, textualmente, citaba: “De un momento a otro, el cerro de hundirá y con él decenas de viviendas”, haciendo alusión a una nota informativa fechada el pasado 13 de septiembre y firmada por el periodista Alfonso Cruz López, a través del sitio electrónico www.oaxacahoy.com.

Y es que, en efecto, en aquella fecha y lugar se había establecido que “el desprendimiento de una gran parte del cerro en Santa María Tlahuitoltepec Mixe, ha generado una enorme grieta en el perímetro, que ha generado que los muros de los domicilios cercanos comiencen a desmoronarse debido al desnivel de la tierra. De un momento a otro, el cerro de hundirá y con él decenas de viviendas igualmente, por lo que se ha instruido al presidente municipal de la zona, a que evacúe de inmediato. La humedad y reblandecimiento de la tierra generó que parte del cerro muestre señas de hundimiento; las casas de igual forma por el desnivel que genera el hundimiento ya presentan grietas y se teme que una tragedia ocurra en la zona. Autoridades de Protección Civil están trabajando en la demarcación.”

Evidentemente, ni Protección Civil, ni nadie, hizo algo sobre esta alerta. Claro, hasta ayer que la “prevención” estaba de más. Y lo que se contaban eran los desaparecidos, las víctimas fatales y los incuantificables daños materiales.

 

RÌO DESBORDADO

Mientras todo esto ocurría, otra tragedia estaba en desarrollo. La crecida del Río Salado se salió de control. Y para alrededor de las 15 horas el río estaba a punto de desbordarse en diversos puntos de su cauce. Los puentes que lo atraviesan fueron cerrados a la circulación de vehículos. Los habitantes de las amplias márgenes de su caudal, comenzaron a tomar previsiones que, al final de cuentas servirían de poco, ante el tamaño del potencial desbordamiento e inundación.

De nuevo, la contingencia natural se vio sacó a relucir todo lo que no se ha hecho durante décadas, y que ayer se lamentó sistemáticamente. La autoridad se limitó a controlar el tráfico y la afluencia de curiosos y vecinos en la zona. Pero nada podía hacer, naturalmente, por contener otra potencial tragedia.

Nadie se preguntaba, porque ante el tamaño de la potencial tragedia era inconveniente e impropio, dónde están todos aquellos que permitieran que, libremente, durante décadas miles de personas edificaran casas habitación y comercios a menos de diez metros del cauce principal de ese río. ¿Era el municipio el responsable? ¿El Gobierno del Estado? ¿Las instancias federales encargadas de la regulación de los ríos y arroyos, grandes o pequeños? ¿Había responsabilidad en los tres órdenes de gobierno? Más bien, parecía que en ninguno —o que en todos había complicidad—. Pero nadie se atrevía a decir algo. Porque tanto peca el que mata la vaca, como quien le sostiene la pata.

 

TRAGEDIA Y NEGLIGENCIA

Llegado el momento, la autoridad tendría que responder no por los efectos de la naturaleza, sino por la falta de previsión, orden y cultura de protección civil que priva tanto en el gobierno como en la ciudadanía. Previsión porque ayer todos fuimos puestos en jaque; orden, porque la tragedia partió de su inexistencia; y cultura, porque se pudo haber respondido con mayor eficiencia y eficacia. Por parte de todos. Y no fue así.

2 COMMENTS

  1. Plena corrupcion sin escrupulos ante la salida del la cabeza gubernamental. los hechos pasados en la poblacion de Santa maria tlahuiltoltepec mixe oaxaca mi mas sentido pesame a mis paisanos
    De alguna manera haremos llegar ayuda

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