Diputados PRI: también son corresponsables de todo

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+ A cambio de qué, aprobar deuda, impuestos y reforma

Aunque no debía ser así, al Gobierno del Estado se le ha cargado toda la responsabilidad por temas como el sostenimiento de impuestos como la tenencia vehicular, por sus intentos de avasallar en la aprobación de un paquete de reformas constitucionales, y por la aprobación de un millonario endeudamiento público. La crítica no debía ir sólo contra ellos, porque en todo esto ha existido siempre la corresponsabilidad de la minoría opositora que se ha prestado a autorizar y legitimar estas medidas: la fracción parlamentaria del PRI en el Congreso del Estado.

Habría que comprender que la supuesta “oposición responsable” del PRI, significa también, indisolublemente, que son una oposición corresponsable. Esto porque en aras de tener una actitud de entendimiento y diálogo, y no de cerrazón ni de oposición recalcitrante, ellos han abierto la puerta a todas las posibilidad de acordar con el Gobierno del Estado, e incluso avalar sus propuestas argumentando que más allá de los partidismos, son por el bien de Oaxaca.

Hasta ahí todo parece perfectamente explicable, claro y democrático. Sin embargo, esto ya no se explica así, cuando esa supuesta oposición responsable comienza a avalar medidas que atentan contra la mayoría ciudadana, cuando se respaldan disposiciones que están plagadas de oscuridades, o cuando se prestan a juegos perversos que ponen en riesgo no sólo la estabilidad política del régimen gobernante o de el momento político actual, sino que también la gobernabilidad democrática y el mejor entramado institucional al que todos aspiramos en Oaxaca.

Eso es lo que ocurre hoy en la entidad: el gobierno estatal, con todos los errores o aciertos que pueda tener en sus planteamientos, ha propuestos ciertas medidas que les ha impactado en altos costos políticos. Esto porque a nadie le gusta que le sigan cobrando un impuesto que ya desapareció en otras entidades; porque nadie en su sano juicio podría estar de acuerdo con la contratación de deuda pública que, a juicio de especialistas, será impagable; o porque ninguna persona sensata estaría de acuerdo en la aprobación de reformas que el pueblo desconoce, y que por ese solo hecho sí podrían afectarle directamente.

Sin embargo, de ello justamente es de donde surge la corresponsabilidad de la minoría opositora que condescendientemente —o motivada por ambiciones diversas al interés público— le hace el juego al régimen gobernante para avalar medidas que son rechazadas o cuestionadas por los gobernados.

En este sentido, junto con la crítica indispensable al gobierno de Gabino Cué Monteagudo por temas como el del sostenimiento de la tenencia vehicular, habría que preguntarse también, dónde se encontraba la supuesta oposición que debía velar porque no se cometieran abusos como ese; dónde estaba la oposición que, además, trató ese tema como uno de sus postulados de campaña, y luego lo abandonó.

Veámoslo de este modo, en todo lo implacable, pero real, que puede ser: con inexplicable sumisión, la Fracción Parlamentaria que encabeza el diputado Martín Vásquez Villanueva, en diciembre del año pasado no hizo nada para evitar la aprobación de la Ley de Ingresos del Estado, en la que se contenía la tenencia vehicular como un impuesto estatal que en 2011 se seguiría cobrando a los oaxaqueños.

¿Qué olvidaron que durante su campaña para gobernador, el priista Eviel Pérez Magaña prometió eliminar la tenencia? ¿Acaso consideran que como las campañas ya terminaron, aquellas propuestas también debían irse a la basura y seguir adelante? ¿O es que, como consecuencia de la derrota de su Candidato, decidieron optar por la vieja máxima que dice que ahora el pueblo pague por el error que cometieron en la elección de su Gobernante?

Lo más importante, en todo esto, radica en preguntarse, y responderse, ¿a cambio de qué —dinero, prebendas, impunidad, “cañonazos”, parcelas de poder, etcétera— se abstuvieron de hacer cualquier cuestionamiento, o presentar algún tipo de oposición real, a esa Ley en específico?

 

ENDEUDAMIENTO

En la vieja tradición política —que, se supone, comenzaría a erradicarse cuando llegara un “régimen de transición democrática” a Oaxaca—, la relación entre los intereses del Poder Ejecutivo y la oposición en el Congreso, se arreglaba a “cañonazos”. Sí. Todo se componía haciendo moderna alusión a aquella vieja enseñanza de la praxis política, atribuida al general Álvaro Obregón, que decía que “nadie se resiste a un cañonazo de 50 mil pesos”.

En este sentido, los priistas saben muy bien de esto, porque siempre ocuparon los “cañonazos” como una forma eficaz de entablar diálogo componedor con los representantes legislativos de los partidos de oposición. Y es que si en el pasado los tricolores eran quienes daban, y los opositores recibían, hoy que los supuestos nuevos tiempos políticos llegaron, pareciera que no se modificaron las formas, sino que lo único que cambió fue quién da y quién recibe esos “cañonazos”.

No sería extraño, en ese sentido, que los diputados opositores en el Congreso del Estado hubieran recibido un “cañonazo” a cambio de aprobar el endeudamiento propuesto por el Gobierno del Estado por un monto superior a los tres mil 500 millones de pesos. Frente a esa cantidad multimillonaria de dinero, cualquier monto que pudiera contener dicho “cañonazo” sería poco.

¿De verdad la fracción priista en el Congreso del Estado está convencida de que era indispensable la aprobación de tal cantidad de endeudamiento? ¿De verdad podrían ellos explicar con bases firmes, que el hipotecar el futuro presupuestal de Oaxaca es una prioridad para atender los problemas apremiantes que dicen que resolverán?

INTERÉS SOSPECHOSO

En todo esto, es evidente que debe ser mucha su preocupación, mucho su interés, o mucha su disposición, como para que toda la fracción tricolor votará de forma unánime a favor de esa medida que ha sido reprobada por todos los oaxaqueños, pero que incorrectamente ha sido sólo cargada a la cuenta del Gobierno del Estado. ¿No es el PRI también responsable de eso? Existe una corresponsabilidad inocultable. Por el momento, los tricolores “nadan de muertito” para capotear los cuestionamientos. Pero en el mediano y largo plazo, no podrán evitar el juicio de la historia, por ese sospechoso colaboracionismo con quienes se supone que son sus adversarios políticos.

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