El magisterio oaxaqueño no necesita detractores

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+ Medios y tolerancia frente a lucha ¿democrática?

 

Sorprende que después de una larguísima historia de menosprecio a la opinión ciudadana en Oaxaca, y a los reportes y análisis críticos generados desde los medios de información, ahora el secretario general de la Sección 22 del SNTE, Azael Santiago Chepi, critique la actitud de algunos medios de comunicación quienes “han tergiversado la información” y “denostado” al movimiento democrático del magisterio “para dejarlos en mal ante la sociedad”. Esto pinta de cuerpo entero a un gremio que, bajo un claro esquema de doble discurso, dice ser democrático y defender las causas del pueblo de Oaxaca, pero que reacciona en sentido contrario.

Queda claro, de entrada, que la Sección 22 del SNTE es uno de esos grupos sociales que ni siquiera necesitan que alguien los calumnie. En los más de treinta años que lleva su lucha gremial, social y política, ésta siempre ha estado a la vista de todos. Cada oaxaqueño ha visto, y padecido a flor de piel, los efectos de cada una de sus decisiones, acciones, y formas de lucha. Frente a eso, es imposible que “alguien” o “algo” pueda “ponerlos en mal” frente a una ciudadanía que siempre ha visto lo que hacen.

Si esto es así, ¿entonces de dónde viene la molestia del magisterio? Hoy, puede verse que esa incomodidad, e inconformidad de la Sección 22, más bien parte del profundo sentido antidemocrático que la domina. ¿De qué hablamos?

De que, aún cuando ellos son los más beligerantes, los más combativos, y los más contestatarios, frente a todos aquellos que tienen “algo” que como gremio les interesa, ellos consideran que sólo es fiel a la causa —y digno de ser atendido y considerado—, todo aquel que les manifiesta una incondicionalidad que, a todas luces, es dañina para el entorno “democrático” que dicen defender. Es decir, todos aquellos que se dedican a ensalzar sus acciones, sin siquiera tener un criterio propio respecto a si sus acciones son benéficas a nivel colectivo, o si sólo son un conjunto de caprichos de grupo.

En ese sentido, queda claro que los profesores de la Sección 22 que, ni hoy ni antes, ha necesitado medios o grupos aliados. En realidad, ellos han basado su fuerza en el control laboral y salarial que tienen de sus trabajadores, y no en algún tipo de aceptación o respaldo popular.

Por eso, siempre que lo que se les pega la gana: pueden ser capaces de cerrar las aulas, abandonar sus centros de trabajo, cerrar calles, impedir la prestación de servicios públicos, y organizar plantones, sin detenerse a considerar si la mayoría de los oaxaqueños está de acuerdo no sólo con sus causas, sino también con sus formas de lucha; y hacen todo eso sin mucho menos considerar si a partir de tal o cual forma de lucha, ellos pueden “quedar en mal” o “descalificados” frente a la opinión pública.

Si esto fuera así, entonces la historia reciente de Oaxaca habría sido distinta, y habría mucha más sensibilidad respecto no sólo a lo que ellos desean, sino también en relación a qué necesita la niñez oaxaqueña que asiste a las escuelas públicas; de qué necesitan los oaxaqueños que ven afectadas sus actividades por el accionar del magisterio, y cuál debería ser el punto en el que ellos deberían detener sus protestas para no convertirlas en un chantaje.

Dice un viejo chascarrillo de la política local, que existen ciertos personajes que son “incalumniables”. Esto, porque cualquier cosa que se pueda decir de ellos, buena o mala —pero particularmente mala—, en el fondo es cierta. Ese es, hoy, el caso de la Sección 22.

¿Y LA DEMOCRACIA?

Los profesores siempre han luchado de cara a la sociedad. Sin embargo, no se puede decir lo mismo respecto a sus exigencias, a sus negociaciones con el gobierno estatal, y a lo que consiguen luego de cada jornada anual de lucha. Un verdadero sentido democrático —que dejaría sin materia la supuesta crítica infundada de los medios informativos— debería apuntar a que la Sección 22 clarificara todos y cada uno de los procesos de negociación y acuerdo en que interactúa con el gobierno estatal.

¿Por qué, por ejemplo, la Sección 22 no hace público el pliego petitorio que anualmente entrega al Gobierno del Estado, y por qué exige que éste le entregue su respuesta en sobre cerrado, el cual no es susceptible de ser dado a conocer a la opinión pública? ¿Qué esconderán unos, y qué obligarán a no revelar a los otros, como para considerar esas comunicaciones como un asunto confidencial y reservado?

Lo mismo ocurre con el proceso de negociación. Ni siquiera el grueso de los profesores democráticos, y ni siquiera de los delegados a la Asamblea Estatal, saben bien a bien qué ocurre en las mesas de negociación, a la que sólo acuden los líderes magisteriales reales, y que son quienes acuerdan arreglos comunes para el gremio —y beneficios particulares para ellos— para no endurecer las protestas.

Esta es una vieja demanda que, sin embargo, cobra vigencia recurrentemente: ¿Por qué no abren al conocimiento, y atestiguamiento general, el proceso de negociación entre el gobierno estatal y la 22? ¿Por qué no permitir que toda la sociedad oaxaqueña se entere de cómo negocian, qué puntos ponen sobre la mesa, cuáles son los que más les interesa, y cómo se llega a los acuerdos finales?

Todos los oaxaqueños no debíamos olvidar que todo lo que se pone en las mesas de negociación entre el gobierno y la 22 son temas de interés público. Esencialmente son tres: primero, los dineros públicos que cada año se les entregan para satisfacer diversos rubros; segundo: la gobernabilidad, de la que ellos dicen tener el monopolio, y que nos afecta a todos. Y tercero, la negociación de la justicia, a través de la cual buscan beneficios de impunidad para ciertos asuntos que les interesan.

En el fondo, una verdadera actitud democrática debería implicar abrir esos procesos, y no culpar a la prensa por lo que ellos son responsables. Pretenden los de la 22, tapar el sol con un dedo. Y no se dan cuenta que sus acciones, y los cuestionamientos que pesan en su contra, son más públicos de lo que ellos pudieran creer.

…HONESTIDAD…

Qué honesto se ve el arzobispo don José Luis Chávez Botello hablando sobre homosexualidad, recato y decencia. Al menos no se engaña, ni trata de hacerlo con la feligresía, al mostrarse como uno de esos intolerantes homofóbicos, a los que ni Iglesia Católica desearía para defender sus posiciones políticamente correctas.

10 de mayo de 2011.

1 COMMENT

  1. totalmente de acuerdo que salaga a la luz publica las peticiones de la seccion 22, no se que pelean si la sociedad oaxaque;a tiene una pesima opinion de su trabajo son parte importante en el rezago educativo en el que se encuentra el estado y la depresion economica que nos aqueja pesimo el trabajo de los profes, salvo muy contadas excepciones.

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