Cotran, nido de corrupción que todos ven y nadie arregla

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+ Conflicto PRI-Gobierno se ahonda: ¿Le sirve a Oaxaca?

 

Si el gobierno estatal y el Partido Revolucionario Institucional de verdad desean aportar algo positivo a Oaxaca, deben ser muy cuidadosos al delinear los asuntos que les ocupan. Ayer, fue detenido el ex titular de la Coordinación de Transporte, Gonzalo Ruiz Cerón; pero unas horas antes, en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, diputados federales del PRI por la entidad denunciaban hostigamiento y persecución por parte del Gobierno del Estado. Si no se establecen claramente los límites entre la justicia, la eficacia y la política, todo puede derivar en un desastre.

La situación, vista desde cualquiera de sus aristas, es delicada. Porque ciertamente, cuestiones como la detención del ex Titular de Cotran corresponde formalmente a un acto de aplicación de la ley, en contra de un servidor público que pudo haber incurrido en actos de corrupción. Sin embargo, más allá de cualquier cuestionamiento por un posible uso faccioso o politizado de la justicia, queda la pregunta: ¿el gobierno estatal ha hecho algo, hasta hoy, por frenar o evitar que los actos de corrupción se sigan reproduciendo en esa instancia?

La situación hoy es bastante clara: al igual que como ocurrió hace cinco años, la administración estatal entrante descubrió que sus antecesores habían hecho un uso indebido de facultades, además de haber incurrido en delitos como falsificación de firmas y documentos, para expedir concesiones para transporte público foráneo. Igual que como ocurrió al inicio de la administración del gobernador Ulises Ruiz, ahora también se libraron órdenes de aprehensión en contra de antiguos funcionarios. Empero, a diferencia de entonces, cuando Aurora López Acevedo gozó de impunidad, hoy Gonzalo Ruiz Cerón enfrenta a la justicia en prisión.

En ese sentido, y más allá del contenido de los expedientes judiciales de entonces y ahora, queda claro que la regulación del transporte público, y la expedición de concesiones irregulares, siempre ha sido un negocio lucrativo y jugoso que además, por su capacidad de proliferación y envolvimiento, tiene la capacidad de incentivar la comisión de actos de corrupción. Por todo ello, nadie duda que entonces como ahora, la expedición irregular, tráfico y venta de concesiones, haya sido un negocio lucrativo de los funcionarios encargados de la Cotran.

En ese sentido, pareciera que la detención de Ruiz Cerón es una formidable demostración de que este gobierno no tolerará la impunidad, y castigará a los corruptos. Independientemente de cualquier motivación política, esa señal podría ser plausible y reconocible… aunque sólo como un simple destello de eficacia o de buena intención, pero no como una muestra de querer arreglar de fondo el problema. ¿Por qué?

Porque más allá del golpe contundente que significa la aprehensión de Gonzalo Ruiz Cerón —y varias otras que podrían ocurrir en los próximos días— en realidad el gobierno estatal sigue teniendo en sus manos, y en total discrecionalidad, el tentador negocio de las concesiones y la regulación del transporte público, e incluso ahora en condiciones mucho menos claras que antes.

Así, si el gobierno estatal se ufana de haber detenido a Ruiz Cerón —mérito que nadie le niega—, también debía reconocer que en Cotran tienen una caja llena de tentaciones de corrupción que siguen vigentes, y que fácilmente podrían alcanzar a los mismos funcionarios de la administración actual.

Frente a ello, ¿el Gobierno del Estado ha mostrado disposición para abrir al escrutinio público, y a una total transparencia y posibilidad de fiscalización, los procesos a través de los cuales se otorgan concesiones y se regula el transporte?

Más allá de las aprehensiones espectaculares, ¿qué ha cambiado en el aspecto legal de entonces a ahora, como para corroborar que esos actos de corrupción por los que hoy un individuo se encuentra en prisión, y por los que se quebrantó el orden público al que pertenece el asunto del transporte público, no se van a volver a repetir?

Queda claro que más allá de cualquier motivación política, y como no ha sido —ni será— modificado de fondo el estado de cosas, mañana como hoy, al igual que ayer, de nuevo los verdugos de hoy serán las reses de mañana.

 

HOSTIGAMIENTO

Ayer mismo, el diputado federal Jorge González Ilescas denunció que la Procuraduría General de Justicia del Estado le instauró averiguación previa como sospechoso del delito de robo de vehículos. ¿Qué tiene de trascendente este asunto?

Casi nada: en los últimos meses, el diputado González Ilescas ha denunciado en foros nacionales e internacionales la inmovilidad oficial en Oaxaca, ante la existencia de alrededor de 60 conflictos postelectorales; la desatención de unos 400 conflictos agrarios por límites, y el riesgo de que alrededor de 40 de ellos puedan derivar, en el futuro cercano, en enfrentamientos o actos violentos entre comunidades. Todo esto, además del subejercicio presupuestal en que, a su juicio, ha incurrido la administración estatal en el primer semestre del año.

En ese sentido, el Legislador priista asegura que la denuncia penal instaurada en su contra tiene claras motivaciones políticas, de las que no sólo él ha sido objeto. En ese mismo sentido, señaló que en las últimas semanas han sido sospechosamente molestados, a través de diversos actos, los también diputados federales Héctor Pablo Ramírez Leyva, Elpidio Concha Arellano y Margarita Liborio Arrazola.

Independientemente de sus reyertas políticas particulares, queda claro que todo esto resulta ser la continuación de una peligrosa disputa que, en el fondo, no parece sino una pelea estéril entre grupos políticos. Es previsible que ante toda esa andanada de acciones y respuestas (muchas de ellas, burdamente trazadas como represalias) lo único que harán es abonar el encono y el desacuerdo entre quienes —nos guste o no— tienen en sus manos la gobernabilidad y la estabilidad del Estado.

Este es apenas el primer capítulo de una historia que será larga y llena de algidez. El problema es que todo esto no le reporta ningún beneficio, de ningún tipo, a los ciudadanos que esperan respuestas y hechos verdaderos.

 

MÁS SORPRESAS

Por cierto, pulula en el ambiente la sospecha de que pronto ocurran más detenciones espectaculares de ex funcionarios. El problema es que ninguno de los peces verdaderamente gordos está incluido en esa lista de premoniciones justicieras sobre el régimen anterior. ¿Será?

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