+ Sólo unos kms carreteros; grandes temas, varados
Si existe una forma negativa en cómo el presidente Felipe Calderón Hinojosa podría haber terminado su gestión, respecto a Oaxaca, ésta tendría que ser con una burla manifiesta. Aunque ese parece ser el peor escenario, en realidad eso es lo que el Mandatario Federal vino a hacer en su última gira presidencial por la entidad. Calderón aseguró haber “cumplido” a Oaxaca, cuando en realidad no hizo más que entregar sólo migajas, y dejar pendientes todos los grandes temas que eran prioritarios para la entidad.
En efecto, el presidente Calderón cerró su administración en relación a Oaxaca, en la misma forma en cómo la inició: visitando zonas alejadas, en proyectos que sí hacen lucir a la entidad pero que no le reportan grandes beneficios de largo plazo, y haciendo una especie de intercambio de oro por espejos a los habitantes de las zonas supuestamente beneficiadas por los grandes proyectos de su administración.
Y es que según quedó claro en toda su administración, lo único que al presidente Calderón siempre le interesó de Oaxaca fue su potencial en la generación de energía eólica, y por eso fue a lo único que le puso atención. Si alguien puede aún recordarlo —porque lamentablemente aquí pecamos de desmemoria—, la primera ocasión que el Presidente de la República vino a la entidad con esa calidad, fue justamente para inaugurar el segundo parque eólico que había sido instalado en la zona de La Ventosa, en la región del Istmo de Tehuantepec. Y en esta última ocasión, vino exactamente a lo mismo… pero además, a tratar de engañarnos a todos con un cumplimiento que, quizá, sólo haya sido con los grandes intereses que hoy se benefician del inmenso complejo de aerogeneradores instalado en la entidad.
¿Por qué el engaño? Porque en realidad —y éste no es un argumento nuevo o hasta ahora desconocido— todo el complejo de aerogeneradores reporta grandes beneficios para diversos sectores económicos del país, que no tienen comparación con la pingüe retribución que han tenido por ello los propietarios originarios de las tierras en las que fueron instalados, y que tampoco tienen relación con la casi inexistente captación de recursos que por esos generadores tiene el gobierno de Oaxaca, o los municipios directamente involucrados. Si lo vemos fríamente, en este caso nuestra entidad puso lo más a cambio de ganar lo menos.
Esto porque esos generadores fueron instalados por capitales y con tecnologías extranjeras; porque esas empresas son las que están teniendo las mayores ganancias por la generación de energía limpia; y porque muchos otros generadores fueron instalados gracias a la inversión de empresas privadas mexicanas, que lo hicieron para producir el equivalente de la energía eléctrica que utilizan y así ponerse, en el corto o mediano plazo, en mejores condiciones de costos de energía que aquellas empresas que sólo la consumen sin producirla.
El problema es que de esos grandes beneficios que la generación de energía eólica reporta al país, prácticamente nada es lo que se queda en Oaxaca, a pesar de que en la entidad se encuentran los vientos y los territorios idóneos para la generación de ese tipo de energía. Las empresas que perciben millonarias ganancias por los aerogeneradores no pagan sus impuestos en la entidad; la gran mayoría de los recursos humanos, materiales y económicos utilizados en ellos tampoco benefician a la entidad. Y, de hecho, las obras de infraestructura carretera que se han construido en la zona fundamentalmente se hicieron para facilitar la existencia del complejo eólico, y sólo marginalmente para dotar de beneficios a la población istmeña de la entidad.
GRANDES TEMAS, PENDIENTES
A pesar de que el presidente Calderón en diversos momentos aceptó algunos compromisos con la entidad, lo cierto es todos quedaron en promesas, excepto lo relativo al parque eólico. Si nos vamos a los asuntos reales, el presidente Calderón manifestó estar comprometido con la culminación de una carretera que conectara a la capital oaxaqueña con la costa y el istmo de Tehuantepec; se comprometió también con el llamado “relanzamiento” de Bahías de Huatulco como destino turístico de primer nivel; y también dijo en algún momento que su gobierno haría lo necesario para que la economía de la entidad superara la crisis magisterial de hace seis años.
En todo eso el presidente Calderón falló a Oaxaca. La autopista que conectará a Oaxaca con el Istmo de Tehuantepec y la región de la Costa, continúa varada en medio de problemas aparentemente insuperables de burocratismos, problemas técnicos de las empresas constructoras, y trabas presupuestales por parte del gobierno federal que han impedido que lleguen todos los recursos que son necesarios para la culminación de esa obra que lleva más de una década en aparente, pero interminable, ejecución.
Lo relativo a Bahías de Huatulco, no es menos trágico. De hecho, desde el primer tercio de su gestión, el presidente Calderón fue a ese destino de playa a comprometerse con el relanzamiento de Huatulco a nivel nacional e internacional, no sólo para que llegara más turismo, sino también para que se asentaran ahí las grandes inversiones en desarrollos turísticos, que permitieran el mejor aprovechamiento del espacio que aún está disponible para ser construido.
A pesar de sus promesas, lo único cierto es que Calderón se olvidó de todo. Y Huatulco continúa siendo un auténtico paraíso… en su mayoría virgen, y también prácticamente inaccesible para todos aquellos que, proviniendo de más allá de la capital oaxaqueña, pretenden visitarlo y no tienen posibilidad de hacerlo por vía aérea. Incluso, aquellos que sí tienen posibilidad de pagar un boleto de avión para llegar a ese destino, deben hacerlo casi siempre desde la capital del país (desde Oaxaca las formas de llegar a Huatulco por vía aérea son tan limitadas e intrincadas como las de vía terrestre) y sólo con una conectividad limitada, que no corresponde a un destino de gran turismo, como el que todos esperaríamos que fuera aquel destino, que alberga algunas de las más hermosas playas del mundo.
PRESIDENTE BURLÓN
El presidente Calderón también se olvidó que su gobierno se comprometió con la reactivación de la economía local, que quedó devastada luego del conflicto magisterial. Todos esos son signos claros de la indolencia que siempre le profirió a nuestra entidad. Y también lo son de la burla manifiesta, con la que ahora vino a decir que sí le cumplió a Oaxaca.