+ Gobierno, con varias dependencias en olvido
Quién sabe si lo más adecuado para relanzar al Gobierno del Estado radique en plantear una nueva reforma a la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo. En el fondo, parece claro que lo que urge es replantear las prioridades políticas del régimen gobernante, así como los fines para los que fue electo. Administrativamente, el gobierno tiene olvidados un conjunto enorme de temas que parecían torales hace apenas dos años, mientras que muchos de los funcionarios y ex funcionarios, se dedicaron a cuidar y disputarse parcelas de poder que, según comienza a verse, no eran tan propias como ellos pensaban.
En efecto, como toda nueva administración, la del gobernador Gabino Cué inició en diciembre de 2010 dando la idea de que a muchos de sus funcionarios les había sido extendido un contrato por seis años. En aquel momento, se dijo que al gobierno habían sido invitados a trabajar los mejores hombres y mujeres de la entidad; y se estableció un conjunto de temas que, según parecía, serían el eje de la administración. Para que no quedara duda de lo anterior, ese conjunto de prioridades se vieron reflejadas en las dos reformas que la Ley Orgánica del Ejecutivo ha sufrido en esta administración. La mayoría de ellas, sin embargo, están en el cajón del olvido. Veamos si no.
En diciembre de 2010 se establecieron por primera vez en la ley, los órganos auxiliares del Gobernador del Estado. Este conjunto de órganos vendría a complementar el funcionamiento de las Secretarías del Gobierno, llevando a cabo funciones de vital importancia para el régimen, como lo era el manejo de la oficina de la gubernatura, la planeación de los proyectos estratégicos, la conducción de la vinculación internacional, el manejo de los derechos humanos o las tareas relacionadas con la educación media y superior en la entidad. La importancia de estos temas y órganos se fundaba en que éstos funcionarían como el staff principal del Ejecutivo, para que éste mantuviera el rumbo de sus intereses en tareas que escapaban a las Secretarías.
En un primer momento, debemos preguntarnos qué pasó con esos órganos. La respuesta inmediata es que la mayoría de ellos o desaparecieron, o están acéfalos, o pasaron a un lejano segundo plano en las prioridades del Gobierno del Estado. Y es que la Coordinación de Proyectos Estratégicos desapareció una vez que cumplió con el objetivo de planear los grandes temas de obra e infraestructura que ejecutaría esta administración. Por otro lado, la oficina de Asuntos Internacionales tiene más de un año acéfala, igual que la de Educación Media Superior y Superior, que quedó extraviada entre las fricciones magisteriales y ante la imposibilidad de cumplir con los fines para los que fue creada.
Caso aún más grave es el de la Oficina de la Gubernatura. Ésta tiene como función de fondo, servir como puente y bisagra entre el Gobernador del Estado y sus subordinados, los titulares de las dependencias estatales. Es tan evidente su fracaso, como el hecho mismo de que la falta de coordinación entre dependencias estatales ha provocado problemas graves de funcionamiento dentro de la administración, que incluso han trascendido a la esfera pública con el enfrentamiento verbal entre integrantes de la administración estatal, que lejos de hallar canales de coordinación y entendimiento, llegaron al extremo de ventilar públicamente sus diferencias.
La única que hasta ahora no ha tenido mayores sobresaltos, pero que tampoco tiene logros que presumir, es la Coordinación de Derechos Humanos del Ejecutivo, a quien más bien se le señaló por duplicar funciones con dependencias como la Secretaría General de Gobierno o la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca.
En gran medida, en esos órganos estaban muchas de las prioridades iniciales del Gobierno del Estado. ¿Dónde se encuentran hoy? Evidentemente, perdidas en los enfrentamientos de quienes integran el gabinete, y en la pertinaz idea de prácticamente todos los subordinados del Gobernador del Estado, por darle prioridad a los asuntos urgentes, partidistas o coyunturales, aunque éstos carezcan de importancia real para la administración estatal.
¿NUEVA VISIÓN?
Curiosamente, en las dependencias donde hubo mayores expectativas es en las que están ocurriendo los primeros cambios. En Finanzas, por ejemplo, había una expectativa enorme por la gestión de Gerardo Cajiga Estrada como titular. Éste contaba con todas las credenciales de preparación académica y formación profesional para enfrentar el cargo. Tuvo aciertos importantes, como la refinanciación de la deuda pública estatal. Sin embargo, nunca pudo, y quizá tampoco quiso, alejarse del aura de ser el encargado de cuidar tan al extremo los recursos, que incluso negara recursos a la misma administración estatal para su funcionamiento.
Y es que cualquier persona, en cualquier cargo relacionado con el manejo directo de recursos, encuentra un coto de poder en la posibilidad de controlar a sus pares a través de la dotación de esos recursos. Nunca quedó claro si ese señalamiento recurrente estaba fundado en la realidad. Pero el hecho es que aún con sus recurrentes negativas, Cajiga logró unificar a propios y extraños con el argumento de que la dependencia que encabezaba tenía la extraña capacidad de retardar lo más posible, y regatear, la entrega de los recursos que por ley estaban destinados para diversas labores.
Eso es lo visible, pero hay asuntos más graves que no se ven. Por ejemplo, ¿sabrá ya el nuevo secretario de Finanzas, Enrique Arnaud, los gravísimos problemas que enfrentan las autoridades municipales para ejercer los recursos que gestionan ante instancias estatales y federales, pero que deben ser entregados a través de Finanzas? ¿Sabrá que en muchos casos apenas se están ejerciendo los recursos del año 2012? ¿Qué plan tiene para subsanar esas cuestiones que rebasan una actitud personal, y se inscriben en un grave problema de planeación, de funcionamiento interno de la dependencia, de burocratismo, y hasta de ninguneo a las autoridades municipales?
AJUSTES, ¿EN DÓNDE?
Esos deben ser los ajustes de fondo: a las prácticas y no a los funcionarios. De nada servirán los cambios en Finanzas, en la Secretaría de Gobierno o en Sedafpa, si al final las prácticas indebidas y las quejas continúan. Los ajustes deben ser de fondo. Y eso comenzará a notarse según funcionen mejor, o sigan como están, las dependencias estatales que han sido, y que quizá pronto sean renovadas.