Paramilitarismo e insurgencia: vital, comprenderlos

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+ Grupos de autodefensa: ¿De veras son de guerrilla?

 

No es raro confundir al paramilitarismo con la insurgencia, y en estos tiempos tampoco es extraño mezclar, en términos simplistas, a los llamados grupos de autodefensa con los grupos paramilitares y las organizaciones insurgentes. En la lógica común, esto es hoy prácticamente lo mismo, y por eso se comete el error, casi natural, de mezclarlos a todos y ponerlos a todos en un mismo grupo, como si unos y otros fueran lo mismo. En el contexto de la polémica que generan los grupos de autodefensa en varias entidades, la presencia de grupos armados e incluso la relación que comienza a verse entre maestros y grupos guerrilleros, vale la pena hacer una reflexión sobre la naturaleza de esos grupos.

En efecto, hoy en los estados de Guerrero y Michoacán la presencia de grupos de autodefensa es intensa. En muchos de los casos, se acusa como si fuera lo mismo (y en este error hemos caído todos en algún momento) los grupos de autodefensa que ciertos grupos paramilitares, y como si también éstos fueran un símil de las organizaciones insurgentes. No obstante las diferencias son sensibles y en estas se marca visiblemente la naturaleza de cada uno de esos grupos y el posible origen y finalidades que tienen en el escenario nacional. Sólo por eso, vale la pena diferenciarlos y entenderlos para evitar más confusiones, y hay que poner particular atención en lo que se dice desde los movimientos armados sobre los grupos paramilitares y sobre los grupos de autodefensa.

Sobre esto, Jorge Lofredo, especialista en movimientos armados, hace una lúcida disección de este tema a partir de los mismos datos que ofrecen los movimientos armados, y la perspectiva conceptual de esos distintos grupos que comparten el rasgo de utilizar la vía violenta, pero que disienten profundamente en los objetivos y motivaciones de su actuación.

Sobre esto, Lofredo dice lo siguiente: “Hasta el momento, el Ejército Popular Revolucionario ha sido la única organización que se ha referido al tema de las autodefensas, desde que este fenómeno alcanzó relevancia periodística en los últimos meses. Esta cuestión, además, lleva a considerar dos elementos puntuales: el posicionamiento del grupo armado frente los fenómenos sociales de autodefensa y la fuerza con la que cuenta para manipular, o no, dichos procesos.

“Uno de los temas excluyentes en el discurso de las organizaciones clandestinas armadas mexicanas contemporáneas es el paramilitarismo. Sin excepción, en algún momento todas refirieron a la cuestión y es, además, la descalificación a la que apelan cuando vuelven a aflorar las diferencias entre ellas. En el caso de Guerrero, el ejemplo más reciente data del 2005, cuando distintos grupos —tanto clandestinos como legales— caracterizaron a Tendencia Democrática Revolucionaria como tal cuando se adjudicó la responsabilidad por la eliminación física de Miguel Ángel Mesino Mesino. Desde este estricto ámbito, el sentido que se le imprime al término paramilitar es exclusivamente político: lo de Mesino, denunciaron, ha sido un asesinato perpetrado por un grupo irregular en alianza con sectores del poder estatal, específicamente con el figueroísmo, en tanto que para los responsables del hecho fue un ajusticiamiento.

Siempre desde el relato de las organizaciones armadas, devienen paramilitares aquellos sectores en descomposición o bien grupos seudo revolucionarios que abdican de sus ideales y se vinculan de alguna forma con el Estado. Recientemente el EPR hizo puntual referencia al fenómeno y dijo al respecto que “aquí [en Guerrero] como en otros estados donde irrumpió públicamente nuestro partido y ejército, el PDPR-EPR en 1996, se implementó una intensa campaña de contrainsurgencia desplegada en varios frentes, a través de los programas gubernamentales, por medio de la infiltración y cooptación de los militantes y combatientes de nuestro partido y ejército, con el paramilitarismo vía el narcotráfico, en fin, por todos los medios, con el propósito de restarle base social y política al movimiento armado revolucionario como primer paso para poder aniquilarlo, en palabras de ellos se trataba de ‘quitarle el agua al pez donde se mueve’.” La lectura de este párrafo muestra a las claras que, para el EPR, el paramilitarismo es un fenómeno íntimamente vinculado al desarrollo de una guerra de baja intensidad contra la insurgencia.”

 

INDISPENSABLE, DIFERENCIARLOS

¿Qué intenta explicar, y lo logra con gran exactitud, Jorge Lofredo? Que mientras los grupos insurgentes tienen motivaciones políticas que buscan reivindicar a través de la vía armada, los grupos paramilitares son sectores de los grupos armados infiltrados y/o cooptados por el Estado, que realizan acciones armadas a cambio de algún beneficio económico o de otra índole, pero sin que esto tenga que ver con fines políticos y que, al contrario, lo que busca es enfrentar a la insurgencia y destruirla desde su base.

Luego de dejar claros esos puntos, Lofredo continúa diciendo: “Una variación sobre el mismo tema es la diferencia entre autodefensa y autodefensa armada que propone la organización clandestina. Según el EPR, el punto fundamental es si la iniciativa es espontánea —vulnerable a instancias gubernamentales— o bajo la dirección del partido revolucionario, como propone…” Y citando al propio EPR, sostiene: “dos son las expresiones fundamentales de las policías, guardias o rondas comunitarias, una obedece a la lógica de la institucionalización del paramilitarismo y la militarización, otra un genuino esfuerzo y manifestación del hartazgo social, pero que por el contexto de violencia y terrorismo de Estado disfrazado de ‘delincuencia’ está siendo arrastrada al espontaneísmo que finalmente conduce a la lógica del paramilitarismo institucional.”

 

¿RIESGO POR CASUALIDAD?

Lofredo se pregunta al final: Si los grupos de autodefensa no pertenecen a las organizaciones armadas ni tienen relación con ella (y la guerrilla tampoco tiene tanta influencia como para incidir en esos grupos que existen por decenas en Guerrero y Michoacán) ¿entonces es espontáneo el riesgo que tomaron? La respuesta parece en sentido negativo, y más bien apunta al hecho de que los grupos de autodefensa han tratado de parecerse a las organizaciones insurgentes aunque en realidad no guardan ninguna relación. Más bien, lo que buscan es engañar y justificar con temas “sociales” otras motivaciones más cercanas a la de los grupos paramilitares que actúan por dinero.

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