Carlos R. Aguilar Jiménez.
El candidato a la presidencia Ricardo Anaya, en uno de sus millones de anuncios publicitarios que se transmiten por radio, en base a malévolas intenciones de marketing, para condicionar a los ciudadanos para que voten por él, utiliza maquiavélicamente la ingenuidad de los niños a su favor, porque en una serie de preguntas respecto de quien será el campeón mundial de fútbol en Rusia 2018, los adultos conscientes e informados de nuestra realidad y posibilidades declaran que será campeón del mundo: Alemania, Francia, Argentina o Brasil, mientras los niños afirman que será México el triunfador, y si bien o mal no será así porque las posibilidades de los “ratones verdes futbolistas” son mínimas lo cierto es que en ingenuidad o inocencia si se puede creer que México llegaría a la final.
Y, en asuntos electorales, de la misma forma que con la ingenuidad de los niños, que por su misma naturaleza y edad, carecen de información, experiencia, conocimientos y hasta imaginación, en México la mayoría de ciudadanos carecen de lo mismo, siendo además de analfabetos funcionales, también ciudadanos poco informados, incultos y lo que es peor, ajenos a la estadística y probabilidad que como disciplinas son fundamentales para contar y así entender de dónde puede salir el dinero para hacer todo lo que prometen los candidatos, sabiendo que México es un país de tercer mundo o nación de quinto patio, donde si se reparte la poca riqueza que existe, esta se convierte en absoluta pobreza, porque no bastan los recursos naturales y extensión territorial, minas, mares y litorales, porque lo que actualmente, en un mundo globalizado, vale y tiene plusvalía son las ciencias aplicadas, la tecnología, know how, patentes, fórmulas, marcas registradas y franquicias que convierten la materia prima en productos terminados, marcas o logos; donde como ejemplo podemos considerar ¿cuánto vale como materia prima un teléfono móvil descompuesto? quizá unos cinco pesos, pero vale miles más como producto funcional con tecnología que no es mexicana; igual que facebook vale más que todo el territorio oaxaqueño, así que con la ingenuidad de los niños este candidato quiere que voten por él los mexicanos, y del mismo modo lo hace el candidato populista que promete igual que los padres que dicen a los niños Santa Claus o los Reyes les traerán regalos del Polo Norte o del lejano Oriente. Si se ha de votar debe ser con información, lógica y perspectiva para las nuevas generaciones y la nuestra, no con ingenuidad creyendo que México será campeón del mundo en fútbol o porque votando por cierto individuo, como por arte de magia o repartiendo el dinero del petróleo o lo que se roban los políticos alcanzará para hacer de México, no una nación de quinto patio, sino de primer mundo, como Alemania, que muy probablemente será finalista del campeonato de fútbol y no México que ni al quinto partido, como siempre, no llegará y, eso lo puedo apostar con expectativa basada en información, experiencia, lógica y objetividad, no con la ingenuidad de los niños y de votantes que creen en promesas imposibles de cumplir, de quien no dice la verdad, sino los que nos deje contentos.