Ismael Ortiz Romero Cuevas
Recuerdo hace más o menos un año, por estas fechas, se exhibía en las salas de cine una película monumental: “Tres anuncios por un crimen” (Three Billboards Outside Ebbing, Missouri), la cual se proyectaba en la sala de arte de los complejos cinematográficos. En la primer semana, nadie fue a verla. Recuerdo estar en el recinto de cine acompañado si mucho, por cuatro o cinco espectadores más que nos emocionábamos con el soberbio trabajo de Frances McDormand en su papel de la justiciera Mildred Hayes y la tragicómica interpretación, pero no menos monumental de Sam Rockwell como Jason Dixon.
En un primer momento, casi solo los conocedores y más fervientes seguidores del séptimo arte, sabíamos que esta película tendría grandes posibilidades de ser una de las más sobresalientes entregas del año pasado (permítanme aclarar que yo estoy en el grupo de los seguidores, no de los expertos) y no dudamos en estar pendientes de su estreno que además, fue con un número de copias limitado. Sin embargo, la siguiente semana al estreno de “Tres anuncios por un crimen”, llegaron los Golden Globes, los premios con los que la esperada temporada de galardones abre sus puertas y como fue; la película resultó premiada con la estatuilla a Mejor Película de Drama, Mejor Actriz de Drama (Frances McDormand), Mejor Actor de Reparto (Sam Rockwell) y Mejor Guión para Martin McDonagh, quien además, la dirige. Y entonces, todo el mundo volteó a ver la película y se dieron cuenta de que estábamos ante una historia como pocas veces se estampa en el cine. Es cierto; la culpa fue de Guillermo del Toro que nos embobó y enloqueció con “La forma del agua” que no solo es buena… ¡es bellísima!
Después de su triunfo en los Golden Globes y también, que me dediqué a hablar increíblemente bien de la película y de lo poderoso de la historia a algunos amigos y familiares, regresé a verla a la semana siguiente que la había visto por primera vez y la historia en la taquilla ya fue otra; la sala estaba prácticamente llena y mucha gente salía emocionada de ver tan monumental trabajo y una historia con una fuerza sin precedentes. Con el respeto (y admiración además, y mucha) que le tengo a Guillermo del Toro, para mí, la gran triunfadora la noche del Oscar, debió haber sido “Tres anuncios por un crimen” y no “La forma del agua”, aunque tampoco me disgustó en nada el triunfo del cuento de Del Toro; pero vamos, hablo como fanático, no como experto.
Y comento esto, porque más o menos lo mismo está pasando con una película que al contrario de “Tres anuncios por un crimen”, está siendo un éxito en taquilla, pero ésta no por buena, sino por la nostalgia que representa en mucha de la audiencia, comprendiendo así el motivo por el que hay muchos más adultos que niños en las salas donde se exhibe, y porque se dice, puede ser una gran rival en la temporada de premios: “El regreso de Mary Poppins”, la cual resultó con cuatro nominaciones en los Golden Globes incluyendo la de Mejor Película de Comedia o Musical, que además competirá con “Bohmian Rhapsody”. Quienes ya conocemos la primer cinta estelarizada por la icónica Julie Andrews evidentemente no encontraremos ninguna novedad en la nueva entrega, pues es prácticamente la misma estructura y secuencias, solo que con canciones inéditas y una nueva intérprete de la nana mágica, pero sin demasiadas primicias, eso sí, pequeños guiños al gran musical de Disney de 1964. Pero nada que no sepamos ya. Hay secuencias con dibujos animados conviviendo con actores de carne y hueso; eso fue muy novedoso en el año de estreno de la original, en éste, no; hay una secuencia perfectamente trazada con bailarines que supongo, hace homenaje a la fascinante escena del danza de los deshollinadores que comandaba Bert (Dick Van Dike) y algunas otras; además de que ver bailar al legendario Dick Van Dike en un cameo, nos hace (o al menos a mí) emocionarnos hasta que la piel se puso chinita. Pero vamos, “El regreso de Mary Poppins” no es nada que no hayamos visto ya en la primera.
Sin embargo, he escuchado a algunas personas decir que van a verla, porque piensan o suponen que al igual que la original, tendrá un cúmulo de premios que la convertirán al paso de los años en una cinta tan emblemática como la primera. No es mala, pero creo que hay una distancia abismal entre “Mary Poppins” y su regreso. Y eso que Emily Blunt está estupenda en su interpretación.
Humildemente, creo que aunque “El regreso de Mary Poppins” puede suponer un éxito en taquilla y pueda ser nominada a algunos premios, no la pondrán nunca a la altura de la primera, que sigue emocionándonos a miles de personas en el mundo con la historia, o con la simple nota de cualquiera de sus emotivas canciones. No sé a ustedes, pero a mí, me quedó demasiado corto este regreso que tardó 54 años. Aún así, seguramente estará compitiendo en importantes categorías técnicas y artísticas esta temporada de premios.