Carlos R. Aguilar Jiménez.
Todos somos ignorantes porque lo que cada quien sabe o conoce toda la humanidad, comparado con lo que ignoramos, nuestra ignorancia es infinita; porque como dijo Newton: “Lo que sabemos es una gota de agua, lo que ignoramos es el océano”, sin embargo, en esta realidad del conocimiento e ignorancia –al margen de lo que como humanidad sabemos–, lo cierto es que a la mayoría le tienen sin cuidado ¿cómo funcionan las cosas, que es la naturaleza o incluso el universo?, coexistiendo en un ambiente de analfabetismo funcional ajeno al entendimiento de la naturaleza, el cosmos y hasta la sociedad.
Si buscáramos una Enciclopedia de la Ignorancia de Oaxaca de hace un siglo, pareceríamos seguramente para nuestros abuelos muy listos y, es de esperar que les suceda lo mismo a nuestros nietos cuando busquen una Prontuario de la ignorancia del 2019. Sabrán como se cura el cáncer, como hacer titanio transparente o la técnica para hacer una batería que genere 500 voltios y dure un mes, descubrimientos que ninguno de nosotros verá, pero que serán inventados o descubiertos en países desarrollados, donde la ignorancia de su población es menor que la nuestra, porque la idiosincrasia de países ricos se sustenta en ciencia y tecnología y, la pobreza de lugares como Oaxaca se basa en el folklore, artesanías y humanismo, despreciando la ciencia y tecnología al considerarla causante de los problemas ambientales del mundo, no su solución, como ha sucedido al cambiar focos incandescentes a LED o vehículos de gasolina a híbridos y eléctricos, porque es un hecho que nunca se resolverán los problemas con rezos o danzas, sino con fórmulas, patentes e innovación tecnológica, y así, si queremos energía debemos tener fuentes hidroeléctricas, eólicas, solares, mareomotrices o nucleares, porque por mucho que recemos o hagamos alebrijes y mezcal, nunca se moverá una montaña, excepto que utilicemos dinamita y trascabos con camiones. Oaxaca es una ciudad donde su Enciclopedia de la Ignorancia científica es más voluminosa que en otros lugares, porque a los oaxaqueños no les interesan libros de divulgación científica, menos de ciencias exactas ni documentales respecto de como funciona la naturaleza y el universo, regodeándose con novelas, poesía, pinturas o literatura, sabiendo de celos, desencuentros, amor, ingratitud, heroísmo, sicalipsis y lo que sucede a las personas, pero ajenos a la termodinámica, energías alternativas, cultivos transgénicos o astronáutica, excepto por algunos estudiantes y profesionistas que nos dedicamos a divulgar la ciencia, afortunadamente con éxito, porque entre los cientos de miles de oaxaqueños existen algunos que si se interesan por disminuir su Enciclopedia de la Ignorancia científica, tratando de disminuir su ignorancia respecto del universo, visitando como hacen visitantes del Observatorio Astronómico Municipal. Por último 2 preguntas para disminuir mi ignorancia: ¿conoce usted el Observatorio, ha observado Saturno, Júpiter o M31? Escucha El Secreto Mejor Guardado, el único programa de radio de divulgación científica en el estado que se transmite miércoles en CORTV.