Carlos R. Aguilar Jiménez.
A un año de la relativa despenalización del aborto en Oaxaca, médicos protestan porque consideran que su implementación afecta la economía del sector salud y dicen, continuaran luchando por el respeto a la vida desde la concepción, obviamente porque como médicos cristianos – guadalupanos, especialistas en medicina, ignoran o soslayan a Carlos R. Darwin y los conceptos de la evolución de las especies, el principio biológico que establece: la ontogenia refleja la filogenia, el desarrollo de la especie humana que a nivel embrionario hasta las 12 semanas no se ha definido como humano, pero, como los médicos y la inmensa mayoría de oaxaqueños creen al estilo medieval que fuimos creados de arcilla a imagen y semejanza de un Dios del Oriente Medio, que luego de una costilla de Adán hizo a Eva y de esa pareja de cuento infantil descendemos todos, argumentar biológica y evolutivamente que el aborto antes de las 12 semanas, además de ser una práctica común y legal en países civilizados donde se respetan los derechos de las mujeres, también es una práctica ética que evita nazcan bebes no deseados, en ambientes paupérrimos o condiciones desfavorables.
El gran problema que tiene la humanidad y su civilización es la sobrepoblación, la explosión demográfica que está acabando con los recursos naturales, agotando el agua potable, convirtiendo en desiertos selvas y bosques, contaminando aire, agua, océanos y suelos, aumentando la pobreza, eliminando oportunidades y condenando a miles de millones de personas y familias a vivir en pobreza extrema, porque si bien dicen que dijo Dios que había que multiplicarnos, esto era correcto cuando de diez recién nacidos por madre solo uno llegaba a ser adulto porque los demás morían de enfermedades o infecciones, pero hoy, cuando la medicina salva prácticamente a todos gracias a la ciencia, tener más de dos hijos es un atentado a la economía familiar y un ultraje a la naturaleza, porque además, si para mal la iglesia católica condena el placer sexual como pecado mortal, lo cierto es que es una pulsión o necesidad humana deseable, placentera, satisfactoria y deliciosa que además de los hombres las mujeres deben disfrutar con todo su potencial sabiendo pueden evitar embarazarse y, si por descuido, abandono o falsas promesas llegaran a concebir, sin ningún problema legal, moral, religioso o machista, puedan acudir a una clínica a abortar, obviamente antes de las 12 semanas, cuando el ser en formación en su proceso filogenético, reproduciendo la ontogenia, aún no es un ser humano. Obvio, si usted es de los que todavía creen en Adán y Eva, la inmaculada concepción, el chamuco, fantasmas y todas las supersticiones religiosas que dicen que la vida es un don de Dios y no el resultado posible de las leyes bioquímicas y biológicas de la naturaleza, entonces no hay nada que argumentar contra mentalidades medievales, como la de los médicos que protestan contra el aborto despreciando a las mujeres como galenos ignorantes de la evolución y paletos de la ontogenia y filogenia.