Carlos R. Aguilar Jimènez.
Como una auténtica transformación, el gobierno ha dicho no a las energías limpias, a la generación y utilización nacional de electricidad verde, pues si la CFE en tribunales no puede eliminarlas, lo hará de facto, por autoritarismo, cumpliendo Bartlett las órdenes de su jefe, culpando de toda la inoperancia de CFE a las centrales de energía fotovoltaica y eólica, no solo por supuesta competencia desleal de empresas eléctricas que relega por neoliberales como IBERDROLA que instala aerogeneradores, sino hasta del apagón que dejo sin energía a la mitad norte del país, indicando que los sistemas eléctricos no pueden operar con exceso de energía renovable intermitente.
En tiempos modernos propios del siglo XXI cuando los sistemas cibernéticos, la inteligencia sintética y algoritmos de todo tipo pueden resolver situaciones de emergencia de manera inteligente sin esperar a que los lentos cerebros humanos de una paraestatal tomen una decisión, especialmente cuando instituciones oficiales como CFE se manejan al estilo de la presidencia, de forma autocrática y obsoleta por estar a cargo de una persona propia de su tiempo, nacida antes de la mitad del siglo pasado, sin perfil en ingeniería eléctrica, ajeno a la tecnología e industrias y a las tendencias mundiales respecto del aprovechamiento de energías verdes o sustentables, es lógico que CFE y el gobierno federal estén en contra de las energías limpias, en principio porque no las entienden, no son de su tiempo, ellos nacieron en épocas de bulbos, aparatos analógicos, sin computadoras o sistemas digitales, pero si del petróleo o carbón, incluso deben haber viajado en trenes de vapor, y así, sabiendo que México carece de ciencia y tecnología propia, para evitar tener que comprar o relacionarse con quien si la tiene, los países capitalistas y empresas neoliberales, prefieren quedarse en el pasado aunque sea altamente contaminante, continuando con la quema de combustóleo, carbón e incluso uranio enriquecido o plutonio altamente contaminante y peligroso en la nucleoeléctrica de Laguna Verde Veracruz. Por supuesto, decir NO a las energías limpias para el jefe de Manuel Bartlett no es asunto de interés ecológico, sustentabilidad, respeto por el ambiente o solidaridad con las tendencias mundiales que buscan eliminar la contaminación de la atmósfera procurando disminuir el calentamiento global y sus efectos, sino de política, de populismo demagogia procurando que se utilice el petróleo que cada vez vale y se vende menos, manteniendo en la dirección de CFE a un incondicional, un amigo del presidente, que aunque no entienda absolutamente nada de los principios de la Termodinámica, no sepa nada de física y menos de ecología y sustentabilidad, disciplinas propias del siglo XXI, la intención es que se quede en el cargo porque lo que importa es la política y consumir lo que tenemos aunque con esa actitud sigamos quedándonos a la saga de tendencias mundiales y los vertiginosos avances en ciencia y tecnología. No a las energías limpias y si al combustóleo y carbón es una transformación, si, pero retrógrada.