Carlos R. Aguilar Jiménez
Bloqueos de calles, secuestro de oficinas gubernamentales y autobuses de pasajeros, robo a camionetas repartidoras de empresas transnacionales, asalto a casetas de cobro en autopistas, cristalazos a automóviles y robo de vehículos diariamente, extorsión, cobro de piso, incendio de negocios, impunidad, corrupción, engaños, despotismo, excesos, “abrazos y no balazos” a delincuentes, son apenas unos ejemplos de las múltiples arbitrariedades que a diario se realizan en Oaxaca y México que por ser cotidianas ya hasta parecen normales, de la misma forma que sucede con un carro viejo al que todo le falla o un enfermo terminal que no tiene cura, porque México como un paciente en agonía, desde principios de siglo esta postrado en la cama de un hospital público de la Secretaria de Bienestar, sin medicamentos ni médicos, esperando un milagro que difícilmente sucederá porque ya no funciona su sistema inmunológico y por sus venas en la sangre tiene todo tipo de venenos, contagios e infecciones que son: violencia, corrupción, impunidad y populismo.
México esta grave porque la inseguridad es extrema, los crímenes dolosos se mantienen en su mayor promedio y no existe autoridad alguna que se interese por inyectarle algún antibiótico de amplio espectro, alguna vacuna o que suministre ayuda para iniciar su posible recuperación, porque se trata mejor a delincuentes y crimen organizado y condena con rigor extremo a científicos a quienes acusa de delitos difíciles de comprobar, de la misma forma que se acusa a empleados y funcionarios menores de la tragedia de la línea 12 del metro, mientras a los responsables ni se les menciona, y acusados confesos que deberían estar en la cárcel, comen en restaurantes sin problema alguno, al tiempo que se abandonaron las avanzadas obras del aeropuerto de Texcoco, para construir una Central Avionera donde las pistas para aterrizaje y vuelos serán menos que las que se construirían en el aeropuerto ahora abandonado, dejando también sin medicamentos a niños y jóvenes con cáncer, además de despedir de sus trabajos a miles de trabajadores de la salud, pero dando todo el dinero del presupuesto a una Guardia Nacional que no sirve para nada y todo lo que quiera al Ejército Mexicano y, si bien, es más o menos lo mismo que a principios de siglo, lo cierto es que se prometió que todo sería diferente, que se acabaría la corrupción y se aplicaría la ley, situación y promesa de campaña que no ha ocurrido, no obstante, el enfermo aún no muere y tiene remedio, porque afortunadamente, de la misma forma que a los enfermos se les salva en muchos casos en terapia intensiva o con la aplicación de nuevos medicamentos o terapias experimentales, igual México podría ser se recupere pronto ya que en otras crisis hemos superado exitosamente desastres, guerras y gobiernos de todo tipo, pues si superamos la pandemia, podemos superar después seis años de agonía con terapia intensiva y aplicación de medicamentos desarrollados por científicos.