Enrique Domville
De tiempo en tiempo existe una persona o un grupo que considera como iguales a aquellos con los que convive, sean de su familia o no, que consideran que los derechos y obligaciones van juntos, y que el equipo, es una parte esencial del desarrollo y de la búsqueda continua del bienestar, pero en es un espacio en el tiempo que inicia hace mucho tiempo. Existe en la historia, huella de estos seres que pensaron en otros y que inician en nuestro mundo, el desarrollo de una sociedad de respeto y para que esto se lleve a cabo se buscan reglas, que todos tenemos que obedecer, las primeras normas que un ser humano debe pensar, son las morales, en las que entran en juego muchos aspectos, que van desde el conocimiento y se amparan en las emociones, así como en los deseos (lícitos o no) con las necesidades y los caprichos, y probablemente lo más importante, la actitud de cada ser en relación a otros seres y al entorno en el que vive.
Como describió Maslow, primero deben quedar cubiertas las necesidades esenciales para vivir, para sostener al ser y poderse desarrollar.
La historia nos dice que el primer conjunto de reglas jurídicas hechas para combatir la desigualdad y la corrupción se llevó a cabo en el año 2400 a. C. Se llama el código Urukagina escrito en sumerio en Mesopotamia, el espíritu de este primer documento jurídico conocido es la igualdad y el respeto entre nosotros los seres humanos, con el poder de pensar y hacer.
Posteriormente también en Mesopotamia entre los años 2100 y 2050 a. C., se hizo el código Ur- Nammu que también nos habla de cinco leyes en la que limita el poder a los Reyes para que fueran menos malos con sus gobernados. Antes de la era cristiana, existen numerosas reglas de respeto entre nosotros, como el Código de Hammurabi en el que se habla de la ley del Talión. Después están las Tablas de Moisés, que vuelven hablar de respeto e igualdad entre nosotros, con Dios y con los padres, incluyendo el amor. Antes de nuestra era, en el mundo de la India, Grecia, China, Roma, se tocaron los puntos del ser como individuo, el respeto, en el mejoramiento del ser como persona, los valores, el vivir con armonía, consigo mismo y con los demás.
Se inicia la era moderna con la predicación de Jesús de Nazaret, desde el inicio de esta época las preocupaciones por vivir en paz y armonía continúan, en resumen muchos han pensado y siguen modificando nuestras leyes y reglamentos, pero pocos hacen caso del precepto universal del respeto entre nosotros, sobre la imposición de nuestras ideas a otros, sobre ese egoísmo personal (capricho) como lo mencionó Stuart Mill, o el abuso a los seres utilizándolos como un medio, olvidándonos que son mis iguales, donde mis ideas son la únicas que prevalecen como es el “Yo siempre tengo la razón”. Nadie es poseedor de todo el conocimiento o la experiencia, cada uno toma sus propias ideas, y el egoísmo está presente, muchas veces sin una razón; grandes pensadores continúan destacando que en grupo, todos aportando, es un excelente camino.
En este mundo económico empresarial, líderes de éstas, se han percatado del valor del individuo como uno de los más importantes recursos de las organizaciones, pues aporta y enriquece y solo pocos lo toman en consideración; todos somos una familia universal en la que requerimos de todos y la base del respeto como ser con defectos, creencias, necesidades y costumbres (dentro de la armonía, y la regla universal de paz y legalidad) Cada uno tiene el tesoro de la libertad pero no tiene derecho a engañar, para sus propios fines. Rawls nos dijo que las desigualdades que son consecuencia inevitable de la libertad, hay que gestionarlas para todos, en especial para los que estén en las peores condiciones. La repuesta está en nosotros con la actitud de mejorar nuestro interior y siempre pensar en otros esto es la verdadera libertad, elegir mejorar y hacer el bien a todos, no usar algunos para beneficio personal o de otros que tienen nuestra simpatía. Hoy reinicio mi actitud positiva ante mí, los otros, juntos podemos estar en el ganar- ganar.
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