El espíritu del TLAP

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Renato Galicia Miguel 

La mayor virtud del Quinto Tianguis Literario Autónomo y Popular (TLAP) de Oaxaca es que está forjado por veinteañeros y treintañeros, aunque hay varios colados que han sabido mantener las canicas en la bolsa. 

Son generaciones que dejaron atrás por completo, y qué bueno, el siglo XX. Nada de cristal. Son las que nacieron de los años noventa para adelante, sí, pero supieron ver cómo internet destruía los paradigmas sacrosantos de toda la intelectualidad que dominó a placer más de 50 años la cultura en México y Oaxaca y cuyos vicios, malas prácticas, conveniencias, tráfico  de influencias, intereses económico- políticos, siguen vigentes incluso entre los que se creen muy progresistas.

También son las que presenciaron el ascenso mayor o menor del crimen organizado en las calles. Proceden de municipios conurbados o agencias marginales de la ciudad de Oaxaca como Montoya, Xoxocotlán, Santa Rosa Panzacola, San Antonio de la Cal e incluso de la colonia Reforma y la Ciudad de México. 

Crecieron despreciando y relegando la religión, desligados por completo de los partidos políticos y los funcionarios culturales, riéndose o ignorando las ideologías de izquierda y derecha y cuanta variación estéril —como el progresismo ochentero, que siempre fue una moda—, viendo cómo el capitalismo, el sistema, se volvió una fuerza bruta aún más imbécil y cómo el socialismo o el comunismo de Cuba o China se convertía en una tía de risa loca. 

Heredaron sin duda todo el humor, la tristeza y la malicia de la contracultura cabal de todo el siglo pasado, desde el blues de Bessie Smith hasta la investigación y práctica de la psicodelia de un Mackenna o la teoría sintérgica de un Jacobo Grinberg, por mencionar tres ejemplos. 

Es el quinto TLAP. Como algunos piensan, no va contra la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO), la hija putativa de los cacicazgos de finales de los años 80 y los correspondientes gobiernos priistas corruptos, pues no es necesario porque tal negocio familiar es un cadáver literario, siempre lo ha sido. 

Eso sí, busca que los dineros públicos de la cultura sean para la sociedad y no para crear mirreyes culturales. El gobierno oaxaqueño tiene una oportunidad histórica para realizar lo que en cultura toda la 4T no ha tenido la mímica intención de hacer: acabar con las prebendas públicas de las élites culturales y sus privilegios que dominan al país y a Oaxaca desde hace décadas. 

Los del TLAP enfrentan discriminación, hostigamiento, al poder de los cacicazgos económicos y culturales de altruistas y filántropos de siempre y el menosprecio de los grupos artísticos dependientes de éstos. 

A favor tienen el espíritu que los llevó a iniciar y fortalecer su Tianguis Literario: sus criterios y acciones se deciden en asamblea, incorporan el pensamiento glocal y el sentido comunitario oaxaqueño, una mancuerna por demás poderosa, han creado redes en todos los niveles para la organización y participación en sus actividades y para el financiamiento independiente neto. Traen el espíritu que sólo da la juventud. Larga vida al TLAP.

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura o el pensamiento de “Al Margen”. La empresa periodística se deslinda de cualquier comentario o punto de vista emitido en este texto, ya que estos corresponden al criterio personal del articulista. 

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