La cultura en Oaxaca

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Renato Galicia Miguel

Cuando fui a laborar como reportero a Oaxaca por primera vez, allá por 2004, la vida cultural me pareció un remedo de lo que Jairo Calixto Albarrán —el del suplemento  ‘El Búho’ editado en ‘Excélsior’ por René Avilés Fabila, no el de ‘Milenio’— bautizó como el eje Coyoacán-Condechy-Cultisur de la Ciudad de México.

Carecía de  carácter propio, estaba visualizada, proyectada,  planeada  para artistas foráneos que, en parangón con la mofa de José Joaquín Blanco en su libro ‘Función de medianoche’, eran —son— como esos defeños que, fueran de vacaciones a donde fueran, siempre llevaban en su corazoncito su pequeño Defe y lo reproducían indiscriminadamente,  de manera tal que nunca conocían ni madres de la cultura del lugar al que llegaran a visitar.

Reinaba ese ambiente de lo que el investigador de la UNAM, Gilberto Jiménez define como ‘alta cultura’,  el que el poeta istmeño César  Rito Salinas llamó en su momento “el círculo de los cultos”, que consistía en ir del  IAGO al teatro Macedonio Alcalá, pasando por el MACO, y luego vuelta y vuelta y vuelta.

Acaso después ampliarían la vuelta a los espacios agandallados por la fundación del exbanquero beneficiario del Fobaproa —el robo del siglo XX—Alfredo Harp Helú e incluso al Centro de las Artes de san Agustín Etla, conocido como CASA.

Aunque sobreviven algunas mafiecillas de esa época, junto con artistas, escritores, periodistas, investigadores e intelectuales —foráneos y locales—incondicionales o serviles a ellas, sobre todo después de la pandemia, la producción, quehacer y vida cultural en Oaxaca ha cambiado.

Y ha cambiado para bien gracias a la acción de una fauna cultural joven local y foránea, rebelde, rompemadres, contestataria, contraria al establishment, a los negocios depredadores como la editorial Almadía que se presenta como independiente cuando que es puro ‘marketing’, al folclorismo, al mal gobierno —que parece nunca acabar—, a la gentrificación y turistificación, al Oaxaca de moda y al Oaxaca disney.

Es un movimiento disperso y diverso, amplio y denso que desde abajo, desde la autonomía y/o la marginalidad, está redefiniendo la cultura en Oaxaca, dándole otra proyección, otra intención, una personalidad propia.

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la postura o el pensamiento de “Al Margen”. La empresa periodística se deslinda de cualquier comentario o punto de vista emitido en este texto, ya que estos corresponden al criterio personal del articulista. 

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