Adrián Ortiz Romero Cuevas *
Bajo la gestión de la Magistrada Presidenta Erika Rodríguez, el Poder Judicial de Oaxaca ha comenzado a saldar una deuda histórica con la ciudadanía: acortar la brecha entre la ley escrita y la realidad vivida en las comunidades. La reciente llegada del programa “Justicia Más Cerca de Ti” a Santo Domingo Tehuantepec no es un hecho aislado, sino la materialización de una política institucional clara impulsada por la Magistrada, quien ha entendido que la legitimidad de la justicia no se gana en los expedientes, sino en las calles.
El doble domo de la Unidad Deportiva Juárez fue testigo de este cambio de paradigma. Allí, donde suelen resonar los ecos de las fiestas y asambleas, la Magistrada Rodríguez ha instruido llevar los tribunales, transformando un espacio cotidiano en una sede de escucha activa. Al reunir a cerca de 300 personas —no con el frío protocolo burocrático, sino con la calidez de un encuentro horizontal— se reafirma su compromiso de socializar la justicia, despojándola de su carácter intimidante para volverla accesible.
La estrategia de acercamiento liderada por la Magistrada Presidenta ataca directamente el problema de la centralización. Ella reconoce que la distancia geográfica es, en la práctica, una denegación de justicia que impone costos insostenibles de dinero y tiempo, y agrava crisis de cuidados en los hogares. Al trasladar la maquinaria judicial a las regiones, Erika Rodríguez no solo facilita trámites; envía un mensaje político y humano contundente: el Poder Judicial va hacia las personas, no espera sentado a que ellas lleguen.
En este ejercicio de proximidad, la figura de la autoridad se transforma. Las “mujeres con carpetas pesadas” y los hombres con conflictos agrarios encontraron en Tehuantepec algo más que funcionarios: encontraron interlocutores. La presencia de la Magistrada y su equipo permite ver detrás de los folios las historias “abolladas” y los anhelos de quienes llevan años esperando.
Para los jóvenes que se acercaron, ver a los impartidores de justicia fuera de los libros y escuchando de frente, es un acto pedagógico que reconstruye el tejido de confianza.
Así pues, la labor de Erika Rodríguez al frente del Tribunal Superior de Justicia marca un antes y un después en la forma de impartir justicia en Oaxaca. Al priorizar el acercamiento cotidiano y la escucha sensible, está construyendo un Poder Judicial que no solo resuelve conflictos, sino que “devuelve el sentido” y la dignidad a la ciudadanía, demostrando que la verdadera justicia es aquella que camina, escucha y siente al lado de su pueblo.
* Doctorando y Profesor de la Universidad Anáhuac Oaxaca


