“Diamond Dogs”: La mirada distópica de David Bowie

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Ismael Ortiz Romero Cuevas

Uno de los álbumes que ha definido, no solo el estilo rock y glam en la industria de la música, sino un sinfín de estilos en la creación de sonidos ha sido el disco “Diamond Dogs”, octava grabación de estudio de David Bowie que encierra una de las temáticas más misteriosas y profundas de la historia de la música y que es símbolo no solo en los sonidos, sino también en el arte que lleva en su interior. 

Para comenzar a hablar de este trabajo, por cierto, uno de los más filosóficos e intelectuales de “su camaleónica majestad”, vamos a hacer un poco de historia. El disco salió a la venta el 24 de mayo de 1974, es decir, acabó de cumplir 47 años y presenta uno de los ‘alter egos’ menos populares, pero no menos fascinantes de Bowie: “Halloween Jack”, que se describe como un gato realmente genial que vive en la “Ciudad del hambre”. El año de su salida al mercado, el material alcanzó el número uno en ventas en Reino Unido; Canadá; Alemania; Países Bajos y España por citar algunos, y el top cinco en otros tantos, incluyendo Estados Unidos, siendo uno de los discos más exitosos en la carrera de Bowie. Los tres sencillos lanzados para promocionarlo también fueron grandes éxitos: “Rebel Rebel”, que, hasta la fecha sigue siendo uno de los temas más famosos del británico; asimismo “Diamond Dogs” y “1984”.

Pero el punto interesante de este material discográfico merecería un documental o una película completa, por el esfuerzo intelectual que Bowie le imprimió a la creación de este disco. Todo comienza a finales de 1973, tras la retirada definitiva de “Ziggy Stardust”, el ‘alter ego’ más emblemático en su carrera y la despedida de “Aladdin Sane”, su otro personaje a quien le debemos el símbolo del rayo naranja y azul. Tras esos acontecimientos, a David le interesa adquirir los derechos de la novela “1984” de George Orwell para convertirla en una especie de ópera rock y crear su banda sonora como un alucinante álbum. Tanto la casa discográfica RCA como el mismo cantante, contactaron a los representantes del escritor que ya había fallecido y a su familia para hacerse con los derechos del libro, pero se los negaron. Lo que no sabían es que David, ya se había adelantado y estaba trabajando en las canciones que conformarían esa obra. Entonces, inspirado en el libro de Orwell y con marcadas influencias de “The Rolling Stones” y de sus mismos discos “The Rise And Fall Of Ziggy Stardust And The Spiders From Mars” y “Pin Ups” editados en 1972 y 1973 respectivamente, Bowie crea su propia visión de una realidad distópica y de una sociedad en decadencia y los matiza con sonidos del glam y elegantes notas del “art-rock”, además de que se trata de la última participación de su grupo de apoyo “The Spiders From Mars”, lo que nos da una similitud en imagen y sonido del álbum de “Ziggy Stardust”, uno de los más aclamados por el público y la crítica; ello resulta en “Diamond Dogs”, uno de los discos más personales y con uno de los mayores recursos intelectuales de Bowie y que nos sumerge con sus once cortes, en la narrativa de una sociedad que conocemos como “orweliana”, donde existe la vigilancia extrema, se manipula la información y existe la represión política. 

La influencia de la novela de Orwell, “1984”, se hace más evidente en la cara B del LP, o en la segunda parte del disco, como se conoce actualmente. A partir del ‘track’ número siete, podemos darnos cuenta de la marcada inspiración que la obra tiene en el concepto de este grandioso material, incluso los temas “1984”, “Big Brother” y “We Are The Dead” hacen menciones directas a personajes, situaciones y algunos elementos del libro, llevándonos a escuchar uno de los desenlaces más impactantes de un disco. 

El arte también es una pieza de culto entre los fanáticos de Bowie y entre los conocedores y críticos de música. La portada es una imagen un tanto extraña y perturbadora, pero que no deja de ser propositiva. Creada por el artista belga Guy Peellaert, que en la década de los sesenta revolucionó el mundo de las historietas, la pintura muestra a David como un ser híbrido entre hombre y un perro gran danés acompañado por seres fantasmagóricos y surrealistas. La imagen se hizo controvertida en esos años, pues la pintura se podía apreciar completa al desdoblar la portada y se apreciaban los genitales del híbrido, mismos que fueron retirados en la segunda edición del material a petición de los mercados con más ideas conservadoras. Actualmente, el disco con la portada con los genitales al descubierto, se considera un material coleccionable con realmente un alto valor; algunos ejemplares del LP de esta primera edición de “Diamond Dogs” se han subastado y obtenido un precio superior a los diez mil euros. 

David Bowie ha pasado la historia no solo como un músico y compositor brillante, sino como un artista prodigioso que sigue siendo motivo de estudio incluso por intelectuales contemporáneos. Su obra, llena de carga intelectual y filosófica, sigue siendo de gran impacto en la industria e inspiración de artistas que buscan asemejar su carrera e ideología en alguno de los puntos en los que Bowie creó vanguardia. Así, aunque este material esté a punto de llegar al medio siglo de existencia, continúa imprimiendo una tendencia en artistas y público que descubre conceptos nuevos al paso del tiempo y de la historia. 

Mi Twitter: 

@iorcuevas. 

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