+ Coalición, riesgo real por manotazo del CEN
A Eila Cuevas, mi madre,
con toda mi admiración y cariño.
La postulación de Francisco Reyes como candidato a Edil de Oaxaca de Juárez por la Coalición por el Desarrollo de Oaxaca, en conjunto con otras decisiones que está tomando unilateralmente el PAN desde la Ciudad de México, terminará provocando una ruptura fáctica de la coalición. Es evidente que los intereses del panismo maderista no son compatibles con los del grupo gobernante en la entidad. Y si una Coalición lo que busca es unir fuerzas para conseguir y preservar un fin común (el poder), en realidad ahora ocurre todo lo contrario.
En efecto, la noche del pasado lunes, un tanto de forma sorpresiva, el CEN panista dio a conocer que había decidido que el candidato a Edil de la capital oaxaqueña por ese partido, y por tanto de la Coalición, sería Francisco Reyes. La noticia tomó por sorpresa a todos aquellos que veían en los otros once postulados una auténtica lucha de poder entre los sectores afines al grupo gobernante.
En la decisión, no se vieron beneficiados ni los intereses del grupo directo del gobernador Gabino Cué, tampoco el del ex gobernador Diódoro Carrasco y tampoco el de los que desde el Comité Directivo Estatal buscaban impulsar una tercera opción que no significara un rompimiento con el grupo gobernante. Finalmente, la postulación recayó en la parte más débil del panismo. Y eso posiblemente marque la suerte del resultado en la capital oaxaqueña y los dos distritos electorales que están en juego. Veamos por qué.
Francisco Reyes es el candidato del edil Luis Ugartechea Begué. Éste ha desarrollado una administración municipal francamente intrascendente, que en estos casi tres años no ha sido capaz de lograr por lo menos el beneficio de la duda de la ciudadanía. Una gestión atropellada, sobrada e incapaz de ser sensible, por naturaleza no tiene capacidad de construir capitales electorales propios. Y si a eso le añadimos las aversiones personales, familiares y políticas que construyó Ugartechea a partir de sus lazos familiares, lo que tendremos es un desastre.
Para entender esto último es necesario traer a la memoria la reciente renuncia de Jesús Martínez Álvarez como secretario General de Gobierno. Éste, en la carta en la que anunció su dimisión, se dolió por no haber conseguido la confianza del Jefe del Ejecutivo y por no haber contado con el apoyo de la administración estatal. Cuando ocurrió esa renuncia, casi de inmediato el edil Ugartechea se dolió por algo similar: dijo que desde hace muchos meses el Gobernador no lo recibía para tratar asuntos relacionados con la ciudad, y dejó ver un estado de marginación y lejanía, que en mucho explica el abandono que sufre la capital oaxaqueña, y la fría distancia que existe entre el Munícipe y el grupo gobernante.
Eso parecía ser determinante para las definiciones políticas. Pues si era claro que Ugartechea no es, ni fue nunca, parte del grupo gobernante, entonces era también lógico pensar que los candidatos de uno y de otro para la contienda municipal del presente año, serían distintos —e incluso contrarios. Eso quedó claro cuando en el escenario del relevo en el poder municipal surgieron, dentro del PAN, candidatos tan variados que iban desde el panismo puro con Reyes, hasta los “ciudadanos”, como Bernardo Vásquez Colmenares, o incluso los afines a los grupos neopanistas como Sergio Bello, y otros que se inscribieron en la efervescencia natural de participar en un proceso electoral.
A MEDIANO PLAZO
Decíamos en nuestra entrega del pasado seis de mayo que “quien sea alcalde citadino se pondrá en la primera línea de la participación en el relevo estatal de 2016. Por eso al grupo del gobernador Cué le interesa perfilar a uno de los suyos, y no a un panista, como candidato a Edil citadino. No es un asunto menor. Y por eso los panistas de siempre, y los “ciudadanos”, y todos, rondan incansablemente la sede panista. Sólo que la decisión difícilmente podrá estar donde ellos creen. Estará en las más altas cúpulas del panismo y del gobierno. Y será ahí, en función de sus intereses, como definan esta candidatura. Hay quienes no lo ven. No alcanzan a entender este escenario en su contexto y fallan en el análisis y en la medición de fuerzas que intentan hacer al interior del PAN oaxaqueño” (http://bit.ly/16i8s2D).
Ese era el escenario: la puja entre el grupo gobernante contra los demás grupos al interior del PAN (y de la Coalición) por poner a su candidato en la carrera por la Presidencia citadina, para alimentar el número de posibles aspirantes al gobierno estatal en 2016. La razón es natural: el ahora grupo gobernante, finalmente buscará preservar su poder a como dé lugar a través de alguno de su grupo. Por eso tenía amplio interés en conseguir una postulación afín a sus intereses, independientemente de que el abanderado fuera o no panista, o fuera o no del grupo del edil saliente Ugartechea.
Por eso mismo este escenario es tan complejo. El panismo puro, desde la Ciudad de México, decidió dar un golpe de timón decidiendo esas postulaciones esenciales al margen de lo que interesa al grupo que gobierna la entidad, e incluso de lo que opinan los demás sectores del panismo adherente en la entidad. Eso es resultado de circunstancias como la de los llamados audioescándalos, o la cercanía que se acusa entre el gobierno y algunos sectores del PAN en la entidad. Pero lo que pone en riesgo es mucho más de lo que consigue el panismo puro. ¿Por qué?
Porque lo que está poniendo en riesgo no es la formalidad de la coalición, sino el trabajo material conjunto. Si el candidato a Edil no es bien aceptado por el grupo gobernante (que ya piensa en la sucesión de 2016), entonces no habrá preocupación por llevarlo al triunfo. El panismo tradicional olvida que estos comicios, plebiscitarios, no llevan ninguna inercia externa (como la de la elección de Gobernador en 2010 o la presidencial de 2012) y que por tanto sólo valdrán el trabajo político propio, y la ayuda que se pueda dar desde el poder. Esto último no está seguro. Por eso, la “victoria” de Reyes sabe amarga, porque significaría enterrar la coalición en la capital oaxaqueña, y arrastrar con esa derrota a quienes sean candidatos a diputados locales por la alianza de partidos.
LOS CANDIDATOS DE JFV
Qué curioso. Para este proceso electoral el otrora provocador de todos los males públicos de la entidad, Jorge Franco Vargas, tendrá dos candidatos en la lucha por la alcaldía citadina. Uno será del PRI, y el otro del PSD y los que se sumen a Hugo Jarquín. Vaya paradoja. Y vaya simulación de “democracia” en esos partidos.