Distribuidor Vial: ¿quién paga los daños?

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+ Gobierno, omiso ante su responsabilidad

 

Si de por sí la Secretaría de las Infraestructuras y el Ordenamiento Territorial Sustentable, no ha podido acreditar del todo la necesidad de una obra como la que realiza en el crucero de Cinco Señores, en la capital oaxaqueña, menos ha tenido interés en convocar a otras dependencias estatales a que atiendan los problemas colaterales que ha provocado en sí la obra, además de los retrasos, los cambios de proyecto y la falta de compromiso por parte de quienes directamente ejecutan los trabajos. El más doloroso de esos daños no es el que sufrimos los transeúntes y automovilistas por la obra, sino el que resienten todos los comercios que están al borde del colapso en los alrededores del Distribuidor inconcluso.

En efecto, el crucero de Cinco Señores es un punto neurálgico para la ciudad de Oaxaca de Juárez. Ese es el punto exacto en el que convergen todas las vialidades que conectan a la ciudad de sur a norte y de oriente a poniente. Es además, el punto de desahogo de los principales accesos a la capital tanto para el turismo como para la carga pesada. Visto desde esa sola perspectiva, la obra era no sólo necesaria sino apremiante para el funcionamiento de las vialidades citadinas en las próximas décadas.

No obstante, dicho apremio no necesariamente justifica la obra. Hace casi dos años, cuando se comenzó a discutir el proyecto del Distribuidor Vial surgieron voces que se pronunciaron por otro tipo de obras, distintas a la que proponía el gobierno. Al margen de los radicales —que se oponen a lo que proyecta el gobierno, independientemente de su contenido—, hubo señalamientos puntuales que pugnaban por una obra que no necesariamente consistiera en un puente y un paso deprimido, sino por otro tipo de distribuidor que no trastocara de forma tan profunda la vida, la vista, el paso y las actividades de los miles de personas que viven, trabajan, caminan y comercian por esa zona. Sin embargo, el único cambio que le hizo el gobierno al proyecto original fue respecto al puente, que finalmente se hizo con vigas de cemento y pilares, y no con una rampa de relleno sólido como originalmente se había proyectado.

La obra se empezó a construir en los primeros meses de 2012 y se dijo que los trabajos durarían alrededor de 11 meses. Esa primera proyección quedó desechada no sólo porque la obra se convirtió en blanco de varios grupos de manifestantes que recurrentemente detenían los trabajos, sino sobre todo porque la empresa se desfasó en los tiempos de ejecución, porque tuvieron contratiempos que nunca fueron previstos y, sobre todo, porque parecía que la obra la estaban realizando, toda, apenas una docena de personas alternando los trabajos en distintas tareas, y en sólo un turno, y no como se había prometido a los oaxaqueños.

La obra inicial, el puente, lo terminaron en el penúltimo mes de 2012. Y anunciaron que para inicios del presente año arrancaría la obra que estaría lista en un periodo de siete u ocho meses. Esto contrasta con el hecho de que el mes de mayo está a nada de concluir, y los trabajos no sólo no llevan un avance significativo (y el esperado como para suponer que, en efecto, la obra terminaría en agosto o septiembre próximo), sino que han sido tan lesivos para todos que los signos de hartazgo comienzan a ser evidentes.

Y es que el perjuicio que sufrimos peatones y automovilistas es nada comparado con el daño directo que han recibido todos aquellos —que no son pocos—, que tienen comercios en esa zona de intenso tránsito, y que se han visto afectados no sólo por la obra, sino porque ésta se ha ejecutado con un conjunto enorme de afrentas y retrasos, y sin considerarlos, sin reparar los daños que ellos han resentido, y sin tener la menor intención de hacer algo por rescatar, al menos parcialmente, la economía y los empleos en ese lugar que, para cuando termine la obra, será un paso “moderno”, pero sin ninguna negociación superviviente.

 

COMERCIOS OLVIDADOS

Para el autor de esta columna, el crucero de Cinco Señores ha sido parte de su camino diario a casa en los últimos 25 años. Como miles de oaxaqueños, ha visto la transformación de ese sitio, desde que no existían ni la Avenida Universidad ni Avenida Ferrocarril, hasta su situación actual de transformación. Haciendo memoria rápida, estos son algunos de los comercios que se encuentran en la zona, y que quién sabe si sobrevivan a las obras del Distribuidor Vial:

Ahí se encuentra una tienda de pinturas, al menos una docena de despachos y consultorios profesionales, más de una docena de negocios de comida (fondas, de refrescos, de comida china, de fritangas, de desayunos variados, de tortas y hamburguesas, etcétera), dos farmacias, un bar, una gasolinera, dos ferreterías, dos papelerías, dos casetas telefónicas y de renta de internet, cuatro tiendas de venta de teléfonos celulares y sus accesorios, dos talleres mecánicos, dos “talacherías”, dos negocios de reparación de autoestéreos y alarmas, dos tiendas de ropa, una terminal de suburbans, unas tres o cuatro “tienditas” de abarrotes, una vidriería, una terminal de envíos y paquetería, una lavandería, entre otros.

¿Qué pasará con esos negocios, que son sólo algunos que rápidamente llegan a la mente, y que sólo corresponden a una parte de la obra, que ya fue cerrada por completo a la circulación? ¿Los dejará morir solos el gobierno, que es responsable natural de la obra, y también lo es de los retrasos y de su desidia para exigir a la empresa ejecutora la realización de la obra en el menor, y no el mayor tiempo posible?

 

¿Y LA STYDE?

¿Qué de verdad el secretario de Turismo y Desarrollo Económico, José Zorrilla, no tiene interés y preocupación por el “truene” masivo de los negocios en la zona? ¿Qué dirán de las docenas de fuentes de trabajo que están en riesgo? ¿De verdad no hay algún esquema o forma de rescate que les permita sortear estos momentos en los que la circulación y la economía de ese sitio están detenidos por completo? ¿Por qué parece que los afectados sólo protestan al aire, sin que nadie los escuche, nadie los atienda, y nadie haga algo por ellos? ¿Esa es la sensibilidad y la solidaridad que pregonan? Esta obra será costosa no sólo por los elevados precios de su ejecución, sino porque traerá aparejada esta crisis que nadie quiere ver, y de la que, menos, alguien se quiere hacer responsable.

1 COMMENT

  1. EXCELENTE ANALISIS SOBRE LAS CONSECUENCIAS QUE ORIGINA UN PROYECTO QUE ES UNA BARRERA URBANA Y NO SOLUCIÓN INTEGRADORA DE ESPACIOS URBANOS COMO ERA LA ALTERNATIVA PRESENTADA POR PROOAX Y FUNDACION HARP CON BASE EN EL ESBOZO DEL ARQ. KALACHI Y MAS DEFINIDA POR NUESTRO URBANISTA EDMUNDO MORALES.

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