Tanto el Ejército Popular Revolucionario, como las demás organizaciones clandestinas en el país, han mantenido un largo periodo de silencio que podría cambiar próximamente. Las definiciones relacionadas con la elección presidencial, pueden significar un momento decisivo para el establecimiento de algunas directrices importantes relacionadas con el sector más radical de la lucha popular. No hay que dejar de considerar que dentro del “tigre” al que aludió Andrés Manuel López Obrador —y sin que esas organizaciones simpaticen con él— se encuentran, en un escaño fundamental, las acciones de los grupos armados mexicanos.
En efecto, el último comunicado emitido por el Ejército Popular Revolucionario está fechado en mayo del año 2017. En diciembre, otro grupo clandestino ubicado en el estado de Guerrero, y denominado Fuerzas Armadas Revolucionarias-Liberación del Pueblo —que se define a sí mismo como “una organización modesta pero comprometida totalmente con el pueblo”—, emitió un comunicado (http://cedema.org/ver.php?id=7871) conmemorando a los líderes históricos de la guerrilla mexicana Lucio Cabañas y Genaro Vásquez, y al argentino Ernesto Che Guevara, pero estableciendo puntos importantes para comprender el largo silencio de las organizaciones armadas frente a la situación y los procesos políticos desarrollándose en el país, y su posible viraje en estos momentos determinantes.
“Que nadie se deje engañar. El clima de violencia que se vive en el país y se agudiza en el Estado de Guerrero es solo una mascarada que pretende ocultar el verdadero problema del narcotráfico, de la demanda de drogas que existe en nuestro país vecino, y que es el gran negocio del Gobierno mexicano. Que nadie se engañe. Las elecciones en nuestro país son la gran farsa en la que se compran votos al por mayor y sólo sirven para escoger quiénes serán los políticos que se habrán de enriquecer y que aplicarán la misma política de explotación a nuestro pueblo y de entrega de la riqueza nacional al extranjero.
“Nosotros hemos escogido el camino más largo y difícil. El de construir el ejército del pueblo. Y que será el que ponga sus fuerzas en las guerras del pueblo para conseguir la justicia tantas veces prometida y tantas veces postergada. Estamos presentes en nuestras comunidades, formando comités clandestinos y preparándonos militarmente. Acumulando fuerzas en silencio y en espera de que la semilla de la conciencia, del cambio revolucionario que nosotros y otras organizaciones hermanas estamos sembrando a lo largo y ancho del país.”
Tal posición resulta lógica: los tiempos de la guerrilla no son necesariamente los tiempos de los demás procesos políticos del país. Su lucha y su organización, de hecho, han sido de largo aliento y se ha caracterizado por la meticulosidad y la intención de articular acciones sostenidas con base social. Aún cuando esas organizaciones no son homogéneas, lo cierto es que sus respectivas acciones resultan coincidentes —y quizá articuladas— en momentos decisivos.
Uno de esos momentos pudo haber sido el 2006, cuando hubo diversas manifestaciones de inconformidad política y alzamientos populares —en la Ciudad de México y Oaxaca, respectivamente—; y quizá podría ser ahora frente a una coyuntura que no parece sencilla pero que tampoco debería ser descartada como una de las posibles hipótesis de trabajo en la construcción de escenarios para la elección presidencial.
LLAMADOS
El pasado 12 de marzo fue publicada la edición 183 de El Insurgente (http://www.cedema.org/uploads/El_Insurgente-183.pdf), órgano de difusión del Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario. Igual que en cada número, en dicha publicación el Comité de Prensa del PDPR-EPR analiza temas de actualidad desde su propia perspectiva, y toma posición respecto a algunos de ellos. En este número, particularmente, aglutina diversos llamados y posicionamientos que dan luces de la atención con la que están viendo este momento decisivo para el destino nacional.
Así, en varios textos hacen alusiones concretas a la coyuntura nacional, y a planteamientos relacionados con las nuevas formas de lucha popular y armada en México. En un texto denominado “Expresiones del terrorismo de Estado”, concluyen afirmando: “La presente coyuntura que implica el cambio de la junta administrativa está marcada por la intensificación del terrorismo de Estado, que en esencia no implicará cambios independientemente del personero del capital que arribe al gobierno.
“A mayor violencia de clase no se puede responder con el pacifismo burgués ni encuadrarse a los estrechos marcos del estado de derecho oligárquico, ni ser parte de la democracia burguesa; en esa lógica el pueblo queda vulnerable ante la violencia institucional, anula la voluntad popular de combatir y se convalida el régimen de explotación económica y opresión política. Son momentos de cerrar filas contra el terror burgués, de crear organismos de combate popular para hacerle frente a la violencia de clase que emana del Estado. Si la violencia burguesa nos lacera día a día, la respuesta es la violencia revolucionaria de las masas organizadas.”
La conclusión en otro texto denominado “Putrefacción de la democracia burguesa”, publicado en el mismo número de El Insurgente, es en esencia muy similar al llamado anterior: “No es tiempo de ser espectadores de la podredumbre electoral, cada proletario desde su trinchera debe desenmascarar al régimen y la democracia burguesa como lo que son, instrumentos que legitiman, aseguran y perpetúan la explotación y la opresión sobre las masas trabajadoras. Se requiere preparar, desarrollar, perfeccionar y crear nuevos órganos de combate proletario para que asuman como necesidad imperante la autodefensa armada de las masas ante la violencia de clase y la próxima imposición de la junta administrativa que emergerá de la putrefacción de la democracia burguesa.”
CONFLUENCIAS
¿Qué significa todo esto? Que a través de planteamientos y análisis, esa y otras organizaciones podrían estar tratando de articular ideas, mecanismos y coincidencias, en un momento determinante para el país. Su primer punto de encuentro pareciera radicar en el hecho de que quizá este podría ser un momento para pasar de la acumulación silenciosa de fuerzas, a la implementación de la autodefensa armada, en un contexto en el que además tienen muy claras sus discordancias y desconfianza frente a todas las opciones electorales que existen en la palestra presidencial.