Por Carlos R. Aguilar Jiménez.
Desde ayer y por vez primera en 60 años, la dinastía de los Castro que gobernó cuba ha terminado, nombrándose a Miguel Díaz-Canel como vicepresidente, porque Raúl Castro seguirá siendo el primer secretario del Partido Comunista de Cuba hasta el año 2021, y aunque ya no será el jefe supremo, seguirá manteniendo tutela y control sobre Díaz-Canel quien, se sabe, ascendió al puesto gracias a la influencia de Castro, ocurriendo así un cambio histórico y generacional en el gobierno cubano, porque con sus 54 años de edad el nuevo gobernante de Cuba nació después del inicio de la Revolución Cubana, movimiento armado que convirtió el gobierno, de capitalista y libre mercado, en un sistema comunista, totalitario y despótico, encabezado por el dictador latinoamericano que más tiempo ha estado en el poder.
Desde principios del siglo pasado con ideas de Marx, Engels, Lenin y Mao algunos líderes sociales y políticos, creyeron que si distribuían la riqueza, esta no se volvería pobreza, sino que alcanzaría todo para todos, siendo el estado el encargado de distribuir, organizar y administrar la economía y política de estos países, convirtiéndose en comunistas China y Rusia como países protagonistas de este sistema de gobierno, iniciándose una Guerra Fría con los capitalistas, especialmente con EU y Europa que abanderaban el capitalismo, y en América, el único país que se hizo comunista fue Cuba, constituyéndose una molestia para EU, quien lo bloqueó económicamente hasta la fecha, cuando en el resto del planeta se ha demostrado que el Comunismo no funciona, siendo ahora Rusia un país capitalistas y China casi. mientras Cuba continua con carencias, sin libertad ni derechos humanos para sus ciudadanos y viviendo en boato y opulencia los allegados a los Castro hundiendo cada año más a Cuba, sobre todo desde la caída del comunismo soviético, así que ahora que Cuba será gobernada por alguien que no es Castro, lo único que se requiere es la desaparición de Raúl para que pueda cambiar su sistema de gobierno y regrese al capitalismo, otorgando libertad a los cubanos, democracia y principalmente la oportunidad de hacer negocios, de tener internet libre y de poder salir de la isla, no como sucede en sus tiempos comunistas, que ni a hoteles podían entrar y no hay oportunidad que con talento o ingenio se pueda destacar, porque en el comunismo todos tienen que vivir igual, pobres y sin oportunidades. Bien por los cubanos quienes quizá pronto consigan la democracia y se integren al mundo globalizados y capitalista en que vivimos, mientras en México vayamos directo al populismo comunistoide anunciado por el mesías guadalupano sexagenario.