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Del ajedrez al universo

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Carlos R. Aguilar Jiménez.

Considerado como el luego ciencia, el ajedrez es un juego o dinámica de entretenimiento intelectual en el que cada jugada o movimiento de piezas, que en conjunto se llaman: trebejos, constituyen un encuentro o rivalidad del intelecto de cada jugador en su intención de derrotar al adversario inteligentemente, de ganar lo antes posible mediante la lógica de aperturas, entendimiento de defensas y estrategias para vencer al oponente, anticipando posibles jugadas y posibilidades para eliminar piezas o imponer un jaque o, mejor un jaque mate, considerándose toda competencia oficial de ajedrez, también como un deporte.

Siendo el ajedrez un juego intelectual o un deporte para ejercitar la mente, imaginación y perspectiva en el que sus estrategias, reconocimientos, errores, técnicas y lógica matemática tiene estrecha relación con los procedimientos científicos, por primera ocasión en Oaxaca durante la XI Noche de Estrellas a celebrarse este sábado 30 de noviembre en el Observatorio Astronómico, hemos organizado con la Sociedad de Ajedrecistas Oaxaqueños que preside el maestro ajedrecista, Sergio Sánchez Martínez, avalados por la Asociación de ajedrez de Oaxaca, el torneo de ajedrez titulado: “Del Escaque al Universo” dividido en dos categorías: juvenil y libre en la modalidad de BLITZ, en el que cada partida debe ser inmediata con duración de diez minutos, que si para bien o mal no permite la reflexión, cálculo y análisis profundo de cada jugada, si facilita la respuesta lógica inmediata e intuición ajedrecística, que como talento tienen los buenos jugadores de ajedrez, que en esta ocasión participando en la Noche de Estrellas darán oportunidad a los asistentes de observar como piensan y deciden ágilmente los ajedrecistas, conjeturando que así como las lecturas de novelas de ciencia ficción han estimulado a muchos jóvenes para dedicarse a la ciencia o carreras que requieren lógica matemática, así también el ajedrez, como juego ciencia, motive también a niños y jóvenes para estudiar ciencias, dado que es un hecho que el gusto por la ciencia únicamente lo adquirirán en actividades inteligentes o competencias intelectuales divertidas como el ajedrez, porque quien sabe jugar ajedrez, no que únicamente mueva piezas, sabe que su intelecto es mejor que el de los que no juegan y, en consecuencia al contar con una inteligencia lógica matemática, sin que aún perjudiquen el gusto por la ciencias los profes, comprenden que ecuaciones, formulas,  y derivaciones, integrales o derivadas de la matemática, se resuelven casi de la misma forma que una jugada de ajedrez y, en consecuencia la intención del Torneo: “Del Escaque Al Universo”, tiene la intención de relacionar: astronomía con ajedrez, porque no existe mayor placer en la vida que integrar ciencia con arte; poesía con ecuaciones, un arco iris con espectroscopía y, astronomía con ajedrez en el torneo “Del Escaque al Universo” del 30 de noviembre en el Observatorio Astronómico Municipal.

El chico malo del pop y su innecesario pero sorprendente álbum navideño


Ismael Ortiz Romero Cuevas

Ha llegado la época, en la que vamos a escuchar en cuanto lugar se nos ocurra, canciones navideñas interpretadas por grandes artistas. Y con motivo de las fiestas navideñas, Mariah Carey por ejemplo, ha sido tendencia mundial desde hace más o menos tres semanas, ya que se cumplen 25 años de que salió al mercado su icónico material “Merry Christmas” y de que la canción “All I Want For Christmas Is You” se convirtiera en una especie de villancico moderno. Sin embargo, este fin de semana algo le quitó los reflectores al festejo de la diva neoyorkina. 

Robbie Williams había anunciado desde hacía unos meses que, para estas fiestas lanzaría su primer álbum navideño; cosa que no es de extrañeza, pues es casi una costumbre que cada año, grandes cantantes nos pillen con sus trabajos alusivos a la temporada. Así, el pasado sábado por fin apareció en Spotify, “The Christmas Present”, el anunciado material y que dejó sorprendidos tanto al público como a la crítica por su impecable producción, su concepto y por supuesto, por el gran talento de Williams que desde 2001, cuando presentó su disco llamado “Swing When You’re Winning”, dejó patente que no solo es un gran cantante de rock y pop, sino que también puede con el swing de una forma estupenda. En ese año, muchos dijeron que el “chico malo del pop” podría ser el heredero de Sinatra sin problemas. Eso fue antes de que Michael Bublé apareciera en la escena musical. 

Sin demasiada alharaca, llegó al mercado entonces “The Christmas Present”, un disco elaborado de manera estupenda por Williams y producido por su colaborador habitual, Guy Chambers; en donde además, nos llevan por un camino construido por 28 tracks producidos de manera minuciosa, siendo cada una de las canciones, un tema que mereciera ser escuchado con la debida atención y detenimiento. Conjuntamente a ello, el cantautor nos propone una idea para que escuchar el disco nos abra a un camino hacia una reflexión obvia, pero al fin reflexión; “The Christmas Present” se compone de dos discos titulados “Christmas Past” y “Christmas Future”, es decir, nos pone a pensar de una manera muy simple y bella, que esta celebración ha estado, está y estará presente a lo largo de la historia del mundo y de la humanidad, así como la importancia que nos representa, aunque seas el más duro de corazón. Y cuando eso lo dice uno de los cantantes con una imagen ruda como la de Williams, es que algo bueno simboliza. 

Es de destacar los arreglos, los coros, la calidad de producción y la instrumentación de cada tema, sin embargo, algo que a mí me llamó poderosamente la atención fueron las estupendas colaboraciones con las que cuenta el disco. Encontramos por ejemplo el primer single y un tema con uno de los intros más espectaculares: “Merry Xmas Everybody”, a dueto con el cantante de jazz Jamie Cullum, en una producción no solo festiva, sino elegante y con una orquestación soberbia; este tema forma parte del disco uno: “Christmas Past”. Otra colaboración fenomenal, es la que realiza con el legendario Rod Stewart en el tema contenido en “Christmas Future”: “Fairytales”, una canción simplemente bella, escrita por el mismo Robbie Williams. Un clásico de estas fiestas también se contiene en “Christmas Future” donde Williams une su talento con el de Bryan Adams en el tema “Christmas (Baby Please Come Home)”; y aunque el arreglo es prácticamente similar al que realizó Mariah Carey (en Navidad, parece que no hay nadie más que ella) en su disco “Merry Christmas” de 1994, escucharlo con voces diferentes siempre es una nueva experiencia. 

Y aunque un disco más de Navidad de un gran artista es algo que en serio, no se necesita en este mercado musical saturado de desgastadas propuestas, este trabajo realizado por Robbie Williams nos deja satisfechos, reconociendo que aún hay artistas que apuestan por la calidad en las producciones, en la instrumentación como atributo y que reconocen que al público no se le puede presentar un disco anodino. Este año entonces, tenemos el sorprendente y estupendo regalo de navidad del chico malo del pop. Un disco que en serio, vale mucho la pena escuchar. 

Atardeceres venéreos

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Carlos R. Aguilar Jiménez.

Puede haber atardeceres marcianos cuando el planeta Marte aparece en el horizonte a la puesta de Sol, pero también pueden ocurrir crepúsculos vespertinos venéreos o venusinos, porque Venus el lucero de la tarde o de la mañana esta asociado con Venus o Afrodita, la diosa del amor o la sexualidad romana y griega, relacionada también con las llamadas enfermedades de transmisión sexual o venéreas, que debido a su naturaleza erótica consideradas hasta principios de este siglo enfermedades inmorales, impúdicas y vergonzosas, la correlación con el planeta Venus, derivó en que todo lo relacionado con este planeta no sea: venéreo, sino venusino, porque la primera definición se oye mal, usándose así una especie de eufemismo.

Definiciones lingüísticas aparte o enunciaciones al margen, lo importante es que el planeta Venus es visible ahora como lucero de la tarde, la estrella del ocaso y astro vespertino, de la palabra véspero, nombre que daban los griegos a este astro que creían eran dos diferentes, el de la tarde Véspero y, de la mañana, Fósforo, siendo el mismo y que desde mediados de noviembre luce en los atardeceres al poniente de la ciudad durante una hora para luego ocultarse en el horizonte, oportunidad que en los atardeceres de cielo despejado ha sido observado a simple vista en cualquier lugar, pero especialmente a través de los telescopios del Observatorio Astronómico Municipal, donde los visitantes satisfacen su curiosidad observando el planeta, como preámbulo de la observación posterior de Saturno al que se observan sus anillos y satélite Titán y, posteriormente Júpiter, con sus franjas ecuatoriales y cinco satélites, además de la mancha roja. Venus es un planeta interior porque está entre la Tierra y el Sol, de tal forma que al girar cerca del Sol, cuando el astro Dios se pone, pocos minutos después lo sigue Venus y lo mismo sucede del otro lado, al amanecer, antes de salir el sol se puede ver Venus, pero en cuanto amanece el intenso brillo del día lo opaca y ya no se ve, así que durante lo que resta de este año tendremos a Venus como lucero vespertino y astro principal a observar durante la XI Noche de las Estrellas este sábado 30 de noviembre, ocasión de celebración astronómica en la que además de observaciones astronómicas con potentes telescopios de los dos observatorios astronómicos, habrá talleres de ciencia, cursos de cosmografía, conferencias, presentación de los Payasos de la Ciencia, funciones del Planetario Nundehui y un original torneo de ajedrez: Del Escaque al Universo, todo esto y más con acceso gratuito y libre gracias a los generosos patrocinadores, como H. Ayuntamiento, Sociedad Astronómica de Oaxaca, CBTIS 26 y el premio Municipal y Estatal de la Juventud: Club de Astronomía Nicolás Copérnico. Todas las Actividades serán libres y gratuitas, destacando entre todo el planeta Venus.

Hundidos en la mediocridad

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Carlos R. Aguilar Jiménez.

Como lo ha demostrado la historia de la civilización occidental, únicamente los países que dedican sus esfuerzos e intelecto a la generación de conocimiento científico, son los que generan suficiente riqueza para mejorar la calidad de vida de sus habitantes; desde Roma hasta Inglaterra y últimamente Estados Unidos y China, sus patentes, marcas registradas, derechos de autor sobre sus inventos y venta de tecnología y servicios como utilización de satélites de telecomunicación, óptica cuántica para fabricación e innovación en fibras ópticas, laser, ingeniería genética, circuitos integrados, efecto fotoeléctrico o automóviles eléctricos, son apenas ejemplo de lo que han inventado europeos y estadounidenses, recibiendo como resultado ganancias de todo el mundo donde utilizan sus inventos como los millones de dólares que ganan los inventores de internet, no así México, donde las únicas ganancias son por vender aguacates y productos agrícolas, por las remesas de migrantes, dinero de narcotraficantes o maquiladoras.

Si para mal a los políticos y menos al gobierno federal actual, poco o nada les ha interesado la ciencia y tecnología, como se demuestra en Oaxaca donde en lugar de tener una estación ferroviaria activa, en su lugar tenemos un museo y, si bien en el Istmo se instalan aerogeneradores, todas las patentes, derechos de autor y franquicias son extranjeras, no mexicanas, ni nunca lo serán, porque actualmente las instituciones que se dedican a formar ingenieros, técnicos, doctores y científicos, como el Conacyt, la Academia Mexicana de Ciencias, INAOE, Tecnológico de México y muchas otras instituciones, han visto disminuido su presupuesto, cancelando becas de alumnos excelentes y suspendiendo la compra de aparatos e instrumentos científicos, incluido el apoyo material que se otorgaba a la Noche de las Estrellas, que este año no recibió la publicidad, planisferios ni camisetas que en cada edición se otorgaban para organizadores y público asistente, en una dinámica de empobrecimiento intelectual, aniquilación científica, ruina tecnológica, extinción de la divulgación de la ciencia y desolación cultural, porque el poco o suficiente dinero que antes se otorgaba para ciencia y tecnología, hoy son dádivas para ninis o limosnas para holgazanes que en lugar de utilizar para estudiar, sirve para comprar cervezas, crédito para teléfono, obtener una computadora para videojuegos o para adquirir ropa o tenis de marca famosa para presumir, dilapidándose, pulverizando mensualmente miles de millones de pesos que bien podrían servir para tratar de sacar a México de la mediocridad, del tercermundismo en que vivimos y que a muchos pejezombis les hace creer que el río más grande del mundo es el de Jalatlaco y el mejor teatro del planeta el Alcalá, que si los comparamos con el Sena, Guadalquivir o el Teatro de la Scala de Milán o la Opera de Paris, jamás se nos ocurriría decir que vivimos bien, porque sabríamos la verdad de nuestra realidad mediocre y paupérrima y de la que muchos no se dan cuenta porque no ven más allá de su nariz creyendo que en este sexenio todo se resolverá por arte de magia zombi  o teniendo otros datos,        

“Daybreak”: una grata sorpresa


Ismael Ortiz Romero Cuevas

En esta temporada, he visto muchas series estrenándose y a punto de hacer lo propio tanto en Netflix, como en Prime y en otras plataformas. Déjenme comentarles queridos lectores que justamente por ver algunas de las propuestas y estrenos de Netflix, he estado un poco retrasado en eso de ‘estar al día’. Así, en algún momento veía al mismo tiempo la tercera temporada de “Riverdale”, la segunda de “La casa de las flores” y la segunda también de “The End Of The F+*ing World”; pero algo llamaba poderosamente mi atención en la imagen promocional y era justamente una que se llamaba “Daybreak”. La sinopsis hablaba de una historia post apocalíptica donde los adolescentes sobreviven a un ataque nuclear perpetrado en California y convirtiendo a los adultos en una especie de zombis. De entrada, suena a algo demasiado común en las series de hoy en día, y con todo ese escepticismo y hasta con un poco de pereza, me dispuse a revisar el primer capítulo. 

Con una narrativa trepidante y una especie de historia que combina los géneros de acción, comedia, thriller y horror, en ese primer encuentro con “Daybreak” vi tres episodios al hilo. Poco a poco la historia, basada en la novela gráfica creada por Brian Ralph, me fue llamando la atención justamente por la forma tan original de ser vertida y por cómo ha sido retratada. Es entonces cuando descubrí que esta nueva serie de Netflix, tiene todo para volverse un gran éxito dentro de su catálogo. La mente tras la creación de esta nueva propuesta es el cineasta canadiense Brad Peyton, ya experimentado en temáticas de catástrofes y que tiene a una superestrella recurrente en sus historias para el celuloide: Dwayne Johnson; afortunadamente, nos libramos de él en esta serie. 

Pero “Daybreak” va más allá de aquellas series post apocalípticas con seres zombificados; la historia a parte de tener ciertas influencias del cine al más puro estilo de Oliver Stone o Tarantino, nos muestra la necesidad que tienen los adolescentes de crear tribus que les permitan tener el control de cierto entorno; en este caso, la ciudad californiana de Glendale, lugar donde explotó la bomba nuclear, y para asegurar su propia supervivencia; sí, una especie de “El señor de las moscas” combinado con “Mad Max”, pero que pese a las notorias referencias a todos esos iconos de la cultura pop, plantea una hipótesis sobre el comportamiento de los jóvenes contemporáneos, prácticamente carentes de habilidades sociales y que tendrán que desarrollarlas de manera tardía, al toparse con una realidad tan dura en la que tienen que luchar para subsistir. Sin embargo, aún con lo dramático que pueda sonar todo esto, la serie combina estas situaciones con un toque de humor negro e ironía que resultan el epílogo elegante, irreverente y perfecto para que sea tomada como una sátira y crítica hábil a las castas sociales actuales, y de las que se burla de manera desfachatada. No tengo qué decirles que es algo disfrutable a más no poder. 

Pudiera parecer que “Daybreak” es una serie más del montón y que bien podría pasar desapercibida por lo común que resulta su temática, tan socorrida en este tiempo por cuanta cadena de televisión y productora de cine se nos venga a la memoria; sin embargo,  es justamente lo poco convencional en la estructura del guion lo que la hace en ciertos momentos tan adictiva, llevándonos a escenarios destruidos por los acontecimientos, pero que en algún instante fueron importantes para la historia de los protagonistas, Josh (Colin Ford) y Sam (Sophie Simnett) gracias a los divertidos y a veces oportunos flashbacks. Los personajes son otro de los factores elementales para que la serie nos cautive, desde Angélica (Alyvia Alyn Lind) y Wesley (Austin Crute) los inusuales amigos que encuentra Josh tras la catástrofe; la bizarra profesora Crumble (Krysta Rodríguez); Turbo (Cody Kearsley) el inusual villano; hasta el entrañable y extraño director Burr (Matthew Broderick) que además nos pega los de la generación X, justo en la nostalgia. Por cierto, hay que agradecer que el argumento se centra mucho más en el drama, la comedia y el conflicto, lo que hace que los adultos convertidos en esa especie de zombis y que ellos llaman ‘gullies’, no roben tanta cámara y sean algo así como parte de la ambientación. Perdón que redunde, pero en serio que sí hay que agradecer eso. 

Así que si quieres ver una combinación entre “The Society”, “Zombieland”, “Mad Max”, “El señor de las moscas”, “Hombre Araña: de regreso a casa”, “Kick Ass” y “Sé lo que hicieron el verano pasado” con tintes de “Godzilla” de 1998, “Un zoológico en casa” y “Capitana Marvel”, todo de una vez pero además con ese toque de humor ácido, “Daybreak” de verdad que será una buena opción para ‘maratonear’ el próximo fin de semana. Una serie que se suponía sería como del género ‘teen’, pero que están disfrutando algunos más mayorcitos.  

https://www.youtube.com/watch?v=BjrvueDI79c

Yo tengo otros datos

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Carlos R. Aguilar Jiménez.

Respecto de los dos tipos de culturas o sapiencias que existen, primero está por su prestigio social, la humanística o literaria, en la que sus adeptos o expertos se dedican a el arte, política, ética, leyes, familia, género, sexualidad, psicología, sociedad y otros aspectos, derivando siempre conceptos de lo humano. Coexistiendo la cultura científica, más reciente y que se interesa en asuntos y conceptos de la naturaleza, el universo, el aire, agua, energía, matemáticas, química, electromagnetismo, astronomía y todo lo que se considera ciencias exactas o de datos duros, dividiéndose la humanidad instruida en dos tipos, los expertos en humanidades y los expertos en ciencia.

Al respecto con mi perfil científico, casi siempre cuando platico o discuto con amigos durante interminables platicas, resulta siempre que de la mayoría de temas, yo tengo otros datos, porque la mayoría al carecer de cultura científica, aunque tengan una gran cultura humanista, son relativamente fácil de engañar por charlatanes y chiflados y así, cuando me dicen que los hornos de microondas o las antenas de telefonía celular les pueden causar cáncer, siempre les refuto diciendo que, yo tengo otros datos, los datos científicos, y que estos datos afirman con evidencia física y matemática, que las ondas de radio que utilizan los móviles no son ionizantes por lo que no pueden causar cáncer ni alterar el ADN y otras cosas que se les ocurren, de la misma forma cuando se refieren a los horóscopos y dicen que su signo astrológico tiene determinadas cualidades, afirmación que contradigo o desmiento señalando que las constelaciones no existen, que únicamente son figuras arbitrarias o caprichosas que solo desde nuestra perspectiva tienen esa forma que le dio la cultura occidental y no, por ejemplo la cultura o cosmovisión prehispánica, en la que yo sería de la constelación de “La Jarra de Pulque” y no Géminis, y que mis datos refutan la astrología, igual que las ideas de los terraplanistas o ecologistas y fanáticos verdes que dicen el agua se agotará, el planeta se va acabar o que el Cerro del Fortín es un pulmón de la ciudad, cuando respecto de esto último, otros datos, los datos científicos, señalan que el principal pulmón del planeta es el océano donde el fitoplancton ha generado el oxígeno de la atmósfera incluso antes de que los continentes tuvieran vida y lo siguen haciendo ahora, Así que resulta casi siempre que yo tengo otros datos, de la misma forma cuando aunque me salgo de mi contexto e indico que la economía nacional no crece en general, la inseguridad aumenta, la corrupción sigue creciendo, el apoyo a la ciencia y cultura se acabó y que las dádivas que le da el gobierno a los ninis únicamente sirven para que se lo gasten en cigarros, cervezas y crédito para su teléfono, sin perspectiva de que se interesen en estudiar y convertirse en profesionistas y hombres o mujeres de bien, con el beneficio de la duda, pero yo tengo otros datos, y no los que me convienen sino los que se pueden demostrar matemática, experimental o falseablemente como dice Karl Popper. 

“Ya mis caricias no son buenas…”

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Carlos Morales

Hacía rato que yo había llegado a aquella cantina que estaba en la Cinco de Septiembre a brindar con un vaso vacío. Pinche sudor que entraba por mis ojos, luego mojaba mi camisa y terminaba en gotitas en el suelo. De vez en cuando tomaba mi descolorido paliacate rojo para limpiarme de arriba para abajo mi cara. El trío Xhavicende ya meru se había echado todo su repertorio y era como la tercera vez que cantaban aquella de “quiero un jacal en Chicapa.” Y la mera verdad ya me estaban aburriendo mero a mí. 

Entre canción y canción el trovador buscaba platicar conmigo: me preguntaba que qué me parecía la manera en que tocaban, que qué me parecía como cantaban. A todo le decía que bien, que muy bien, y le decía eso para que me dejaran solo con mi dolor y mis pensamientos. Luego volvían a cantar y así siguieron cantando de a gratis toda la tarde porque ellos así mero se ofrecieron. “Gasti vichichi, paisano” les dije cuando llegaron hasta mi. “Gasti vichenda paisano, será un honor cantarte a ti” me dijeron. 

Yo era músico como ellos pero el estado de mi ropa decía que no me estaba yendo bien. Y si era bien cierto. Ninguna contratación había salido para ir a tocar con mi orquesta en los últimos dos meses. Y la lana andaba escasa. Una sensación de escasez tenía mi vida que sólo alguien podría rellenar. 

Como doce cervezas llevaba yo en la panza y como que mero me estaban llegando el alcohol derechito al cerebro. La doña llegó hasta mí y me dijo: “Ay, creo Chuy, que como que ya no vino Chuy”. “Ahh Yegua” le respondí entre molesto y entre encabronado.

***

Hacía como tres días que la había visto. Rafaela llevaba su vestido azul con rayitas blancas con unos olancitos alrededor de sus bracitos gorditos. Bracitos que tanto había besado. “Perdóname” “perdóname, mi Chuy, mi shunco stiné” me dijo con sus lagrimitas en los ojos. Y luego mero me confesó que tenía algo que ver con un comerciante viajero, uno que llevaba telas y guayaberas de pueblo en pueblo en la bayunquera de una camioneta. Con mucha dureza llegó a decirme que ya había estado con él “como hombre y mujer” allá por el río de Petapa. Yo sentí que me partían el alma en dos como se parten los cocos con un machete chunco para quitarle la carnita, la pulpa. Que me quería mucho, me dijo, pero que aquel podría darle mucha felicidad que yo no podría pero que me quería mucho me dijo. “Tú sólo me das canciones muy bonitas de amor, pero yo no puedo comer canción”.

Mero por eso, la cité aquella tarde para que nos miráramos en el bar Taurino de Juchitán. Ella no era de Juchitán por eso mero no importaba si la veían entrar el bar. Al cabo que nadie la conocía. Yo quería seguir haciéndole la lucha por su amor. Decirle que no había problema, que yo así la quería, que la aceptaba, que la perdonaba, que la llevaría a bañarla con chintul al río Vicu Niza para que las aguas lavaran pecado. Decirle que no me importaba que ya se las hubiera dado a otro, al cabo que como dice la canción para que te quiero virgen si yo no soy San José. Decirle quería que no me importaba ni la corona de flores, ni la sábana blanca, ni la ofrenda viva ni las cazuelas rotas. Mero eso quería que supiera: que lo único que me importaba era su amor.

Los minutos cayeron despacito. Pedí otra Coronita. Fui al baño y pensé que yo me estaba deshaciendo como se deshacía el hielo al recibir el líquido caliente. De dos tragos me chingué la chela. Estaba caliente. Luego fue otra y otra. Nomás. Después la “tía” con un poco de lástima me regaló un trago de anisado. Y más al ratito me regaló como medio vaso de mezcal que esfumé rápidamente.

La luna estaba en lo alto cuando salí del bar. Era una luna grandota con una nube en el centro anunciando que iba a llover. Y si había razón para que lloviera porque estábamos como a mediados de julio. En mi pueblo Ixtaltepec  ya se estaban dando las primeras  calabacitas. Agarré para el crucero para el Espinal y tambaleante me sostuve en una caseta ambulante. Pronto el dolor se fue transformando en poesía y en vez de llorar tu ausencia empecé a escribirte una canción: 

“Era una noche de luna, Naela lloraba antes mí, ella me hablaba con dulzura …”

Naela – Jesús “Chuy” Rasgado

Reciclaje municipal

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Carlos R. Aguilar Jiménez.

Se jalan los cabellos, desgarran vestiduras y creen se acabará el planeta convirtiéndose en enorme basurero, un mundo de inmundicia, una roca estéril o algo inmundo porque tiramos basura sin reciclar, desechando envases, envolturas, cubiertas y forros, hasta el grado de mal gusto y apariencia de desprecio al proponer los regalos de navidad no se envuelvan en papel de ornato, sino en periódico, para así evitar más desperdicios y basura, porque según los mal informados ecologistas e ignorantes ambientalistas, todo lo que se tira es basura, bazofia o desperdicio, pero no es así.

En Oaxaca de Juárez, en el municipio de la ciudad capital nada se desperdicia, todo se recicla, reutiliza y vuelve a servir, utilizar o vender, porque el H. Cuerpo de Barrenderos Municipales para ayudarse de sus bajos ingresos, del paupérrimo salario que paga el H. Ayuntamiento a sus empleados, excepto a funcionarios quienes ganan sueldos astronómicos, todos y cada uno de los empleados de limpia reciclan lo que recogen de la calles, casas, oficinas, negocios y empresas, porque latas de aluminio, cartón, vidrio, fierro, trapos, cobre, plásticos, botellas, desechos electrónicos y todo lo que se nos ocurra tirar, es separado desde los carritos de barrendero hasta los camiones recolectores, porque todos y cada uno de lo que para algunos es basura, para otros es útil y se vende por kilo o volumen, y así todo se recicla, si bien no a nivel de contenedores orgánicos o inorgánicos que instala el gobierno o particulares, que no sirven para gran cosa porque todo se revuelve en los camiones basureros, en el trayecto a los tiraderos de basura y en espacios de recolección de barrenderos todo lo separan, apartan o aíslan para luego venderse. Existen compradores de fierro, aluminio, cobre,  vidrios, madera, cartón y papel además de desechos orgánicos para hacer composta o alimentar animales en una dinámica de reutilización, reciclaje o reaprovechamiento que si para mal no es evidente, es altamente efectivo, porque a diferencia de países desarrollados donde los barrenderos o empleados del servicio de limpia ganan bien, en Oaxaca con un miserable sueldo de barrendero, la necesidad les obliga a vender y negociar todo lo que sea reciclable, útil para otros, obteniendo así todos los días un ingreso extra para mejorar su calidad de vida. Si usted estimado lector tira lo que sea, sepa que será reciclado, reutilizado o incluso convertido en combustible, alimento directo o industrializado para animales, porque en Oaxaca todo se aprovecha, desde teléfonos celulares viejos y computadoras o equipo electrónico, baterías, coches viejos, excepto los Volkswagen sedán, que nunca son viejos, sino vochitos, y así todo se recicla porque la necesidad obliga a aprovechar al máximo, excepto, claro está para las clases pudientes incluidos los políticos con sus astronómicos sueldos que no tienen necesidad de aprovechar lo que se podría vender para reciclar, desechando cosas, simplemente porque pasaron de moda y ya no es fifí .   

Recordemos a Pedro Infante


Ismael Ortiz Romero Cuevas

Ayer, lunes 18 de noviembre, se cumplieron 102 años del nacimiento de quien quizá es el más grande ídolo que ha tenido nuestro país: el inigualable Pedro Infante. Un hombre que nació en Mazatlán, Sinaloa. Un chico que según cuenta la sapiencia popular del estado norteño, solo pudo estudiar hasta el cuarto año de primaria, grado máximo al que podían acceder quienes vivían en algún poblado de cualquier parte de México y por las necesidades económicas de su familia, se tuvo que emplear en diferentes oficios, entre los cuales fueron mandadero y tallador de madera, en el que se dice también, era bastante talentoso. Y justamente fue gracias a ese quehacer que se pudo tallar su primera guitarra y comenzar a cantar sin imaginar aún por aquellos años de principios del siglo pasado, se convertiría en gran ídolo de multitudes. 

Pero hablar de la carrera de Pedro, sería redundar demasiado pues creo y estoy plenamente seguro, que no hay nadie en nuestro país que no se sepa la vida del gran ídolo, desde alguna de sus películas hasta su trágica muerte, sus amores, sus canciones, su vida y todo lo que le rodea que se ha edificado como una gran leyenda en torno de un ídolo; uno con el que el pueblo en verdad siente una gran identificación y simpatía. 

El fenómeno social que representa Pedro Infante ha sobrepasado sin duda los logros artísticos del mismo. A nadie le importa su ríspida relación con María Félix y su fraterna amistad con gente como Sara García o Mario Moreno “Cantinflas”; los conflictos legales de sus hijos aún por su legado económico; la “rivalidad amistosa” con Jorge Negrete o que haya ganado los desde entonces prestigiadísimos galardones, el Globo de Oro que otorga la prensa extranjera en Hollywood y el Oso de Plata en el Festival Internacional de cine de Berlín, gracias a la cinta “Tizoc” que por cierto, filmó en Oaxaca entre 1955 y 1956. Los logros de Pedro son cosa que pueden ser punto y a parte, pues tiene el que quizá es el más anhelado para cualquier artista de cualquier género: el reconocimiento social de prácticamente toda la población en México. No importa si la persona es del extracto social más humilde o acaudalado, siempre habrá algo que nos identifique, nos involucre o nos emocione de nuestro Pedro. Siempre, terminaremos viendo una de sus sesenta películas con el mismo cariño y emoción como si fuera la primera vez que la disfrutamos; o bien, no podemos dejar de conmovernos con sus interpretaciones más sentidas, chuscas o románticas que van desde “Carta a Eufemia”, “Amorcito corazón”, “Mi último fracaso”, “Cien años”, “Yo no fui”, “No volveré” o “Angelitos negros” y tantas y tantas y tantas. Siempre, pero siempre hablaremos de nuestro Pedro con el mismo cariño como el que estamos seguro, él tenía por su pueblo. 

Pedro Infante es un artista que ha sobrepasado ya los artilugios de una leyenda forjada. Es sapiencia popular, es identificación con el cine y con la música, es enorgullecernos no solo del artista sino de la persona, como si se tratara de alguien de nuestra propia familia. Y una de esas pruebas se da en las fiestas de “Todos santos. Día de Muertos” recientemente celebradas, ya que en cientos de ofrendas y altares, vimos la fotografía del gran ídolo junto a la de algunos de los familiares ya fallecidos. Así, Pedro ha aventajado el ser legendario para convertirse en un símbolo de nuestra propia identidad.

Pedro Infante nació un 18 de noviembre de 1917 y murió el 15 de abril de 1957 con 39 años; es decir, vivió menos de lo que ha durado su fama y reconocimiento, pues hace 62 años que Pedro murió. Su legado, su valor artístico y sobre todo, el reconocimiento e identificación de las masas con él, seguirán siendo parte de la cultura popular de nuestro México y de América Latina. Porque Pedro, siempre será nuestro Pedro.   

Mejora alumbrado público

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Carlos R. Aguilar Jiménez.

El gobernador del estado y la titular de la Sener pusieron en marcha el programa de Sustitución e Instalación de Luminarias nuevas del alumbrado público de la ciudad de Oaxaca, que con una inversión de más de 142 millones de pesos se logró gracias al trabajo de gestión que realizó el gobierno estatal y municipal consiguiendo así para la capital un panorama nocturno más luminoso, atractivo y seguro para quienes aquí vivimos y para los miles de turistas que visitan la ciudad y que antes evitábamos al ponerse el sol por el aspecto lóbrego y tenebroso de muchas calles que eran refugio de ladrones, cristaleros y todo tipo de delincuentes que se escondían en la oscuridad.

Con luz todo es mejor, con iluminación nos sentimos más seguros, confiados y tranquilos principalmente si somos peatones, porque la falta de iluminación siempre ha sido problema de la humanidad, buscando todo el tiempo con que alumbrarnos para poder seguir con nuestras actividades una vez que inicia la noche, iluminándonos con antorchas, teas, lámparas de aceite, linternas de gas, quinqués de petróleo y velas o candiles, hasta la invención de los focos incandescentes, fluorescentes, de neón, vapor de sodio y actualmente de Leds, diodos emisores de luz, que a diferencia de las antiguas luminarias, no emiten calor, no se calientan, utilizando casi toda la energía eléctrica para brillar sin desperdicio en calentamiento, demostrándose así como la ciencia y tecnología resuelve los problemas ambientales o ecológicos, porque si bien en Oaxaca la electricidad que consumimos proviene de plantas hidroeléctricas y por lo tanto es sustentable ecológicamente porque no utiliza combustóleo, gas o se genera en plantas nucleoeléctricas como la de Laguna Verde; con las  nuevas luminarias que instala el gobierno estatal y municipal, más allá de la inversión en postes, arbotantes y brazos metálicos, el consumo el electricidad diario será exiguo y el recibo de pago a CFE será mínimo, porque las lámparas de led convierten la energía en luz no en calor y así una lámpara de 200 watts que antes transformaba 80 por ciento en calor y 20 en luz, ahora 95 por ciento es luz y 5 calor, calentamiento que al margen de no tener utilidad en función de las Leyes termodinámicas que dicen no hay desayunos gratis , la duración de las luminarias al no calentarse es mayor, hasta 100 veces más que un foco incandescente, duración que repercutirá en la economía y disminuirá los costos de mantenimiento, siempre, claro está que también mejore la vigilancia y seguridad, porque es probable que los vándalos y rateros, se preparen para robar las luminarias, tal y como hacían con medidores de agua y materiales de cobre, debido a su costo y durabilidad. Como sea suceda, lo que importa es que tendremos una ciudad nocturna bien iluminada y en consecuencia segura, porque siendo la capital Patrimonio dela Humanidad es lamentable que fuera únicamente ciudad de día porque de noche era lóbrega y tenebrosa.