PRI: institucionalidad y, ahora sí, la operación cicatriz

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+ Unidad: no una concesión, sino una garantía de triunfo

La tarde de ayer, el senador Adolfo Toledo Infanzón asumió la dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional. Se anunció también que el edil José Antonio Hernández Fraguas se integrará a la coordinación de la campaña priista en la capital oaxaqueña, e incluso se dejó ver la posibilidad de que el secretario José Antonio Estefan Garfias se sume al trabajo proselitista, una vez concluida la negociación con el Sindicato de Burócratas del Gobierno estatal. Con esto habría quedado prácticamente consolidada la suma de los factores determinantes del priismo, a la campaña del aspirante Eviel Pérez Magaña.

La llamada “operación cicatriz”, y la institucional suma de factores, era una condición indispensable, que también era previsible en el priismo. Es evidente que aún cuando el Jefe Político es uno solo, y que su decisión es el elemento determinante, la fuerza electoral real del tricolor se compone de múltiples factores a los que era necesario sumar. Pensar lo contrario, evidentemente, equivaldría a suponer que todo se reduce a estructuras de promoción del voto, y que la operación electoral efectiva no es más que una pantomima.

¿Por qué era necesario sumar a los priistas que se quedaron en el camino de la candidatura a Gobernador? Porque, por separado, cada uno de los aspirantes abreva ciertos capitales políticos que eran imposibles de menospreciar. Sin duda, con esto se consolidan las dos vertientes de aquella “institucionalidad” a la que tanto se ha apelado en el priismo, y que —desde fuera— ha sido tan poco comprendida y sí tantas veces cuestionada.

¿Por qué hablar de dos vertientes en la institucionalidad del priismo? Porque, en la primera de las vertientes, es evidente que un sector determinante del tricolor institucional se volcó hacia su virtual candidato, independientemente de quién fuera éste o las implicaciones políticas o de grupo que éste tuviera.

Todo eso quedó de manifiesto, cuando el diputado federal con licencia, Eviel Pérez Magaña fue registrado como precandidato único a la gubernatura del Estado por el tricolor, y recibió el apoyo incondicional de los sectores y organizaciones más representativos de la fuerza tricolor que, por su institucionalidad, desde el primer momento lo entendieron como su abanderado y le manifestaron su adhesión.

Sin embargo, hacía falta la manifestación de la segunda vertiente de la institucionalidad priista, que es la menos comprendida por quienes observan —observamos— desde fuera los procesos que ahí se desarrollan. Una visión aventurada consideró que las condiciones en que ocurrió el proceso interno para la designación del candidato a Gobernador, llevaría a la ruptura en las filas y la cúpula del priismo.

Más bien, en este espacio consideramos que finalmente habría de prevalecer la institucionalidad —es decir, la suma final de todos los factores a quien resultara candidato a Gobernador—, pero que ello no era óbice para que en la posibilidad del arreglo político, se utilizaran los momentos, las condiciones y los canales adecuados, que privilegiaran la concertación, por encima de cualquier otra circunstancia.

Esto finalmente parece haber ocurrido, no como una derrota y premio de consolación a quienes se quedaron en el camino de la candidatura priista a Gobernador, sino como un rasgo esencial del priismo. Al final, el arreglo político parece haberse consolidado prácticamente en los mismos términos que como lo escribimos en este espacio el lunes 9 de noviembre pasado. En aquel entonces, dijimos que al final la victoria no sería de uno solo: Los seis personajes ventilados como aspirantes a la gubernatura, trascenderán al próximo gobierno, si el PRI gana los comicios. Hoy, cinco de esos seis personajes están sumados de lleno a los trabajos del priismo.

SUMA DETERMINANTE

¿Por qué era importante sumar a todos los factores? Porque, como lo apuntamos en líneas anteriores, cada uno de los personajes priistas que manifestaron su deseo de ser Candidato a Gobernador, representa un capital que ahora es necesario incluir en el trabajo proselitista y, eventualmente, en las tareas de la próxima administración gubernamental estatal.

¿Por qué incluir, por ejemplo, al edil José Antonio Hernández Fraguas? En primer término, porque la capital oaxaqueña es uno de los territorios en los que será más compleja la labor proselitista, y porque el priismo no tiene una mejor carta para encarar tal empresa. Su presencia e interlocución, hará mucho más fluida la posibilidad de capitalizar el proselitismo y la labor política que realice el priismo en la capital del Estado.

Más allá de los desaciertos comunes de todo gobernante, es evidente que el Edil citadino ha realizado un trabajo importante en la ciudad, que bien puede diferenciarse de las aversiones que ciertos sectores de la sociedad de la capital oaxaqueña le tienen al priismo, pero que en sus orígenes mismos rebasan a cualquier cosa que hiciera, o dejara de hacer, el munícipe Hernández Fraguas.

Del mismo modo, era indispensable sumar al senador Toledo Infanzón. Pues al igual que el edil Hernández, más allá de sus éxitos y desavenencias, es evidente que él representa una de las sumatorias más importantes para el tricolor, no sólo en cuanto al voto y el apoyo popular, sino también en cuanto a la experiencia administrativa y de gobierno, que es necesaria en todo proyecto político. En esa misma lógica se inscribe la situación del secretario Estefan Garfias. Es, sin duda, uno de los priistas que abreva mayor experiencia en las tareas de gobierno, y que será un determinante factor de equilibrio en el trabajo político que aún le espera al priismo.

Así, podría suponerse que con esto queda integrado lo que hacía falta en la sumatoria del inminente Candidato a Gobernador. Finalmente, será el propio trabajo y capitales políticos que sume Eviel Pérez Magaña, los que marcarán la pauta de la campaña que se avecina. Sin embargo, en las condiciones actuales —que no podían ocurrir ni antes ni después del momento en que se dieron—el sustento priista se hace más sólido que nunca.

DISCIPLINA SINGULAR

En esa demostración de disciplina —a la que algunos, eufemísticamente, llaman “madurez política”— el priismo oaxaqueño demostró más de lo aparente: un proceso como este, que hoy consolida el tricolor, con la suma de Toledo, Estefan y Hernández Fraguas, no lo habría soportado otro partido. Ante algo así, entre los azules o amarillos sí habría habido cismas, rebeliones y hasta conflictos violentos. Esa es la pequeña gran diferencia entre unos y otros.

almargen@tiempoenlinea.com.mx

almargenoaxaca.wordpress.com

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