PRI: el trabajo sectorial, sólo en el campo de lo aparente

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+ Dejar todo a ingeniería electoral: riesgo y sobreestimación

El pasado lunes, con motivo de la visita a Oaxaca del aspirante a la dirigencia de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares, Emilio Gamboa Patrón, el presidente estatal del Partido Revolucionario Institucional, Adolfo Toledo Infanzón enfatizó, a través de un comunicado, que “es el sector popular una de las fortalezas del Revolucionario Institucional, porque en ellos radica la fuerza y el intenso proselitismo a favor de los candidatos priístas.” ¿Será cierto eso que dice el líder del tricolor en Oaxaca?

La interrogante parte no de la imaginación, sino del doble discurso que es perfectamente perceptible entre lo que dice y lo que hace la dirigencia y los grupos de decisión al interior del PRI oaxaqueño. Aunque a la menor oportunidad unos y otros pregonan unidad y trabajo político de todos sus sectores, lo cierto es que todas sus expectativas están volcadas al trabajo y la efectividad de las estructuras electorales. Ello, evidentemente, ha dejado a los otrora poderosos sectores del tricolor, como meras entelequias que sólo sirven para continuar cubriendo las necesidades, los aparadores y las apariencias en la clase gobernante.

En el mismo comunicado al que hacemos alusión, el senador Toledo aseguraba que “es el sector popular el que realiza proselitismo casa por casa, colonia por colonia, manzana por manzana, para posicionar el proyecto de gobierno que el PRI tiene para lograr consolidar la transformación de Oaxaca.” ¿Es eso real? ¿O no será todo esto parte de un mero discurso para justificar la existencia de ese y los demás sectores priistas? Para contestar estas preguntas, es mejor hacer a un lado las palabras, e ir a los hechos.

Hasta este momento, cuando la campaña proselitista por la gubernatura del Estado está completando su primer tercio, y parecen estar definidas las candidaturas a diputaciones y presidencias municipales, es prácticamente nada lo que verdaderamente se ha demostrado sobre la aportación de los sectores al trabajo político de ese partido. Tanto la CNOP, como el sector juvenil y el popular, han invertido cantidades cuantiosas de tiempo —tiempo electoral—, en estructurar sus respectivas bases y organizaciones de apoyo a la labor proselitista.

Así, tendríamos que preguntarnos no sólo si los sectores y las organizaciones adherentes al Revolucionario Institucional son, de verdad, entes que aportan fuerza y legitimidad a ese partido, sino también cuál es la causa por las que cada una de ellas están en esos niveles tan primarios de organización y fuerza aparente.

La revisión de cada uno de los sectores, revelaría que su capacidad de organización y convocatoria ya no son las del pasado, que los corporativismos y clientelismos que representaban —particularmente los sectores campesino y popular, que antes eran dos de las fuerzas más pujantes de ese partido— hoy están desmantelados pero también desatendidos. Y que, en la idea de grupos políticos como el de Oaxaca, éstos fueron completamente superados por la eficacia de las estructuras electorales.

Así, este no es sólo un asunto de posible desatención y desapego por parte de los dirigentes sectoriales o las organizaciones, sino de la voluntad habida para confinar a esos sectores a la posición de representatividad sin fuerza, e incluso al bloqueo de todos los esfuerzos encomiables que desde cada uno de ellos se pretende hacer para fortalecer los fines del partido.

Por esa razón, nadie mejor que quienes dirigen e influyen en las determinaciones de ese partido, deben saber qué, por qué y quiénes son los que han hecho todo para restar la importancia que deberían tener los sectores de aquel partido. Los discursos no son más que retórica. Y el poner todas las expectativas a un mero trabajo de estructuras electorales —que trabajan en base al dinero, y no al convencimiento efectivo del elector sobre la opción política que se representa—, es tanto como dejar el destino de todo un pueblo, en manos de mercenarios.

TRABAJO OLVIDADO

Aunque hoy exista una vocación de desdén hacia sectores partidistas —que en el pasado fueron factores esenciales del tricolor— por la imposibilidad de que éstos funjan como sendos imanes de atracción del voto corporativista de las organizaciones agrarias, sindicales y de trabajadores y obreros, nadie debería pasar por alto que su minimización equivale a negar también muchos de los postulados ideológicos que, se supone, le dan sustento y legitimidad como fuerza social y política al tricolor.

¿Cómo explicar, por ejemplo, que las acciones más visibles de los sectores priistas, sean hoy meramente representativas? Al acudir a lo tangible, podremos corroborar que organismos como la CNOP existe y se deja ver, en acciones tan poco influyentes, como el supuesto apoyo corporativo de algunas organizaciones de transportistas —todas las que no están afiliadas y que, por tanto, “pertenecen” a la Confederación de Trabajadores de México—, tales como taxistas, algunos grupos de transportistas de pasajeros y otros grupos; o que el sectores como el juvenil hubiera sido objeto de tantos y tan prolongados bloqueos que, hasta hace apenas unas semanas, hacía parecer al Frente Juvenil Revolucionario como un auténtico organismo fantasmal.

¿Qué representación de los verdaderos sectores sociales, puede explicar el PRI con unos sectores políticos en esas condiciones? El Frente Juvenil, por ejemplo, ha rescatado algunos nichos de presencia, e incluso ha mostrado, con discreción, algunas propuestas positivas para la campaña proselitista que ahora se desarrolla. Sin embargo, hasta donde se puede observar, es poco el apoyo y la atención recibidos, y son muchas las trabas a las que se han enfrentado para atraer al sector más numeroso de la población votante, pero también uno de los más desdeñados, que es el de los jóvenes.

TRIUNFO SIN SUSTENTO

En esas condiciones, el PRI está construyendo sus propias posibilidades de triunfo, en medio de un profundo mar de cuestionamientos por la inconsistencia de su trabajo político, y por la escasa legitimidad que están aportando a sus bases ideológicas y sociales. Todo esto, se supone, deberían estar estimulando fuertemente en estos tiempos electorales. Pero los sectores partidistas, sólo están vivos en discursos como el del senador Toledo.

almargen@tiempoenlinea.com.mx

almargenoaxaca.wordpress.com

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