+ Victoria en las canchas, vs arrollamiento de la televisión
En mejor momento no le podía haber llegado: apenas unos días después de que se presentara en México una intensa campaña mediática para impulsar el orgullo nacional, y de que recibiera fuertes críticas, Javier “el vasco” Aguirre, director técnico de la selección nacional de futbol, consiguió una victoria fundamental: el triunfo, del pasado jueves, ante los campeones del mundo de Italia. Paradojas que tiene la vida: el mayor triunfo real, es el que parece haber venido del aparente, que fabricó primeramente la televisión.
Las advertencias sobre el inicio de la campaña televisiva de la llamada “Iniciativa México”, fueron lanzadas a finales del pasado mes de mayo. El día 28, en el portal web de la revista etcétera, el periodista Marco Levario Turcott reveló que “A finales de abril el gobierno acordó con Televisa que la empresa impulsara —como si fuera una propuesta sólo de ésta— lo que ambas partes convinieron en llamar como ‘Iniciativa México’. La fórmula pretende convocar a todos los medios de comunicación posibles, para lo cual ya se incorporaron TV Azteca, Multimedios, Excélsior y El Universal, así como todas las frecuencias de radio del Distrito Federal, por ejemplo, para convocar a la sociedad a participar sobre cinco temas: calidad de vida; desarrollo comunitario; justicia y derechos humanos; buen gobierno y rendición de cuentas y medio ambiente. Quedan ausentes los temas de la inseguridad y la violencia.”
El periodista continuaba señalando los pormenores del anuncio, que inicialmente ocurriría el 30 de mayo, pero que fue retrasado hasta para este lunes 7 de junio. “La Iniciativa México —remarcaba Levario— se dará a conocer, en cadena nacional, o al menos eso es lo que se pretende hasta el momento de redactar estas líneas, el próximo domingo 30 de mayo a las 9 de la noche. Y en la cápsula principal estará Javier Aguirre. De este modo, el gobierno y las televisoras, igual que algunos otras empresas de comunicación, aprovecharán la presencia mediática del director técnico para infundir el ánimo de la sociedad, en el contexto de la Copa Mundial de Futbol que se llevará a cabo dentro de unos días”.
Y contextualizaba apuntando lo siguiente: “Como se recordará, el 17 de febrero, el llamado Vasco criticó la situación del país y puso en sus términos la medianía de la selección mexicana en una competencia internacional. Poco a poco, sin embargo, matizó esa opinión hasta que a partir de abril cambió el discurso, por lo que, el próximo domingo, éste quedará afianzado sobre la base, claro, del México ganador que todos queremos ver. Esa es la forma en la que pretende canalizarse el sentimiento de los millones de aficionados que seguiremos aquella justa deportiva.”
¿Por qué considerar que son importantes estas “coincidencias” que ocurren alrededor del futbol? Primero, porque en buena medida, los mexicanos somos uno más de los habitantes de los países que viven más intensamente la pasión por el balompié. No es un secreto que a nosotros, el mexicano promedio que no se regodea en placeres frívolos o extraordinarios, nos gusta tanto el futbol, como las cervezas, y dos o tres delirios más.
Sin embargo, estos no parecen ser los mejores momentos. Más bien, de un tiempo a la fecha tal parece que la desesperanza y las adversidades han sido el común denominador no de una clase social o de una entidad federativa, sino del país. Ahora estamos a unos cuantos días de emprender la euforia futbolera a través del Mundial; y qué mejor que quienes se sienten amenazados por algún tipo de asonada, aprovechan esta ocasión para emprender una perniciosa campaña de recomposición social.
LA TELE Y EL BALÓN
El Vasco Aguirre fue llamado a alentar la euforia nacional, cuando menos por segunda ocasión en el último año. Aunque en esta ocasión, con la llamada Iniciativa México, fue gracias a un acuerdo que tuvo la empresa Televisa con el gobierno federal para los fines de los que líneas más adelante nos ocuparemos, antes también ya respondió al llamado del presidente Felipe Calderón Hinojosa.
¿Qué ya nadie se acuerda que cuando Aguirre tomó las riendas de la Selección Nacional de Futbol, se rumoró fuertemente que éste había accedido gracias a la invitación, la negociación y el llamado expreso que le extendió el mismísimo Presidente de la República? Es cuestionable aún emprender un debate sobre las grandes victorias y el éxito del que se vale El Vasco; pero lo que sí queda claro es que él responde a un interés que bien podría ser el del gobierno federal. Y que también podría tener una actitud similar con la empresa televisiva.
Curiosamente, a los dos entes les interesa tener fanáticos futboleros motivados y, como se dice, echaos pa’lante. Al gobierno de la República, por ejemplo, bien parece que le interesaría tener a una ciudadanía enfrascada en la euforia cotidiana de un equipo aparentemente ganador, para conseguir cierto tipo de despresurización respecto a ciertos temas y ciertas opiniones que hoy pesan en el colectivo; y a Televisa le interesaría algo similar, pero para tener clientes cautivos; es decir, convertir el tiempo al aire, como una arena en la que compradores y vendedores de deseos e ilusiones, buscarán la forma de lograr un “afloje” en la billetera a todos aquellos que, en el Mundial de futbol, encuentran la ocasión perfecta para salir de casa y hacer ciertas cosas que rompen con su rutina.
Y todo esto lo impulsan, a sabiendas de que las victorias del Vasco son un asunto que podría implicar una larga discusión, comenzando porque no son tantas ni tan importantes como parecen; el momento, sobre todo, apunta a aprovechar las circunstancias para emprender esta ideal del México ganador, que de todos modos encuentra la forma más práctica para salir adelante.
UNA BURLA
Anda por ahí, circulando en las señales de televisión, el comercial de una mueblería en la que se promete el reembolso del valor actual de las pantallas gigantes de televisión, a cambio nada menos de que ¡México gane el campeonato mundial de futbol! Otros fueron más moderados y emprendieron ofertas más o menos parecidas, pero haciendo válida la oferta si México jugaba y ganaba el fatídico quinto partido. Es cierto, los jóvenes seleccionados saben jugar al futbol. Pero, con toda razón, hay que prepararse para la realidad. Es decir, para no ver ganar todo, al ganador que ahora mismo ya vemos en la tele.
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