+ Críticas a sus decisiones, signo de un país menos resignado
Casi a la mitad de la semana, el presidente Felipe Calderón Hinojosa decidió hacer tres ajustes a su equipo principal de trabajo. Removió a Fernando Gómez Mont de la Secretaría de Gobernación, a Patricia Flores Elizondo de la Oficina de la Presidencia, y a Gerardo Ruiz Mateos de la Secretaría de Economía. Haciendo uso de sus facultades constitucionales, recibió acaso una de las más severas andanadas de crítica. No sólo por sus decisiones, sino por lo achicado que, deja ver, está su gobierno; y por el costo que esto puede representar, en todos los sentidos, para un país tan desgastado por su política presidencial, como México.
En efecto, el 14 de julio hubo nuevos secretarios de Gobernación y Economía, y nuevo Jefe de la Oficina de la Presidencia. En el primero de los cargos, el presidente Calderón nombró a José Francisco Blake Mora; en Economía a Bruno Ferrari García de Alba, y en la Oficina de Presidencia, a Gerardo Ruiz Mateos. Los tres cambios, constituyeron ajustes no en la búsqueda de un mejor desempeño, sino como una suerte de control de daños ante las insuficiencias del mismo. En el caso particular del ex secretario Gómez Mont, éste había sido sometido a un proceso brutal de desgaste orquestado desde la misma presidencia, debido a las diferencias que sostenía con el Presidente de la República en el desempeño de sus funciones.
El mismo 14 de julio, un artículo del periódico Reforma cimbró al gobierno federal, motivó especulación respecto al origen, firmante y destinatario; y, por si fuera poco, provocó también una rara carta aclaratoria por parte de la coordinación de comunicación social de la Presidencia de la República. Dicho artículo estaba firmado por el mismísimo Claudio X. González Guajardo, presidente de Fundación Televisa y personaje de amplia ascendencia en el mundo empresarial del país.
En el texto, que puede ser consultado en el sitio web de Reforma, González hace un recuento del pasado político de Calderón, de su obsesión por alejar al PRI del poder político, y de su camino hacia la Presidencia. Pero una vez asumido en el cargo, sostiene lo siguiente:
“Inicia su Presidencia en medio de presiones inmensas y en un periodo relativamente breve, pierde a su hombre de mayor confianza, Juan Camilo Mouriño, y se desacelera la economía mundial de la que México es tan dependiente (a partir de mediados del 2008). Eso limita su accionar. Por otro lado, Felipe, siempre profundamente desconfiado (marca del opositor a ultranza) elige mal a su gabinete. Calderón es un árbol bajo cuya sombra no crece nada. Su decisión de combatir a la delincuencia organizada vinculada al narcotráfico, correcta y valiente, cerca la posibilidad de atender otros temas torales. Su mejor hombre, y el único con autonomía en el gabinete, Fernando Gómez Mont, presenta una iniciativa política de primera importancia. Otro allegado, Lozano, prepara una valiosa propuesta de reforma a nuestras anquilosadas leyes y prácticas laborales-sindicales. Pero ambas iniciativas son ‘boicoteadas’ por un Felipe Calderón que ante el panorama de las recientes elecciones en 14 estados y obsesionado por marginar al PRI del poder evacúa la Primera Magistratura para asumir las riendas de su verdadero amor: el PAN. No nos engañemos, César Nava no dirige nada -es el operador de Felipe Calderón.”
FCH: LÍDER PANISTA
Claudio X. González continúa asegurando, en otra parte de su texto que “dejar la Presidencia de la República y optar por la presidencia del PAN es muy costoso para México y los mexicanos. Pero es en el PAN donde Felipe Calderón manda y está a sus anchas. Lástima por el país que necesita profundas reformas en los ámbitos educativo, político, de seguridad, laboral, fiscal, energético y en tantos otros. Su obsesión por evitar que el PRI regrese al poder en el año 2012 ha llevado a Calderón incluso a pactar alianzas con el PRD y otras fuerzas políticas que desdibujan la propuesta y programa de gobierno de aquellos estados en donde la alianza resultó triunfante en las recientes elecciones. Pero lo más oprobioso, deja en el limbo las reformas que como Presidente de México debería encabezar.
Y concluye: “Ha terminado la etapa de Felipe Calderón como Presidente de México y comenzado la segunda etapa de Felipe Calderón como presidente del PAN. Lástima. De ahora en adelante, con la connivencia de Felipe Calderón habrá que esperar al año 2012 para ver avances en lo que a los mexicanos nos interesa: reformas que nos den mayor preparación, competitividad, equidad, justicia, movilidad social, desarrollo y seguridad. Quizá Felipe Calderón, presidente del PAN, se salga con la suya y evite que el PRI regrese al poder en el año 2012. Ese desenlace, incierto, podría parecerle positivo a muchos. ¿Pero qué va a ser de la administración pública durante los próximos 2 años? A México le urge moverse para adelante pues la inercia y mediocridad en la que estamos nadando de poco o nada nos sirve. ¿O me equivoco?”
Esto provocó, de entrada, que el columnista Miguel Ángel Granados Chapa asegurara que Televisa destronaba a Calderón. Esto por la relación que tiene el autor de dicho texto con el consorcio televisivo, y el claro mensaje institucional que se estaría enviando a través de él. A esto, González exigió a Granados que “no le quite la palabra”, y dijo que esto no era “destronar” a nadie, sino la exigencia de un ciudadano a su gobierno. Más raro aún, que la misma presidencia de la República enumerara, en una carta aclaratoria, los puntos en los que considera erróneos los planteamientos antes citados.
¿Qué revela eso? Que esta inconformidad, es apenas un ápice de la crítica ciudadana por los bajos perfiles y las malas decisiones que el presidente Calderón está incluyendo en su gobierno. Es cierto que está dentro de sus facultades constitucionales, la de remover a sus colaboradores. Pero el México de hoy, no es el del pasado que asumía a pie juntillas cualquier determinación por cuestionable que ésta fuera.
SIGNO POSITIVO
No necesariamente debemos transitar por la ruta de que el Congreso tome el control del Ejecutivo, ratificando a todos los Secretarios de Estado. No nos confundamos. Lo que es dignamente exigible es que el Presidente no haga, como ahora, las dependencias federales en el asiento de todos sus amigos, independientemente de la eficiencia de cada uno de ellos. La crítica no es por sus facultades, sino por lo poco conscientes que son sus decisiones.
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