Marmolejo, ejecutado; violencia no justifica violencia

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+ Una historia de turbiedades, hasta el final

¿Qué se podía pensar de un individuo que, en sus mejores tiempos, solía pasearse por los pasillos de diversas escuelas y facultades del campus central de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca, con una metralleta colgando del hombro”? ¿Cómo podía considerarse, un individuo que durante años sembró el terror en la Máxima Casa de Estudios y que, además, cobraba en la nómina oficial? ¿Cómo entender la impunidad de un personaje al que, además, siempre se le acusó de ser quien comandaba las llamadas “caravanas de la muerte” durante el conflicto magisterial y popular de 2006, la cual se dedicó a atemorizar, levantar, lastimar y hacer escarmentar a quienes tenían alguna participación significativa en la resistencia popular?

Ese individuo era Rubén Marmolejo Maldonado. Un sujeto que siempre gozó de la impunidad y la protección que otorga, cuando menos, la no actuación del gobierno en turno. En los últimos años, con toda visibilidad y publicidad, fue El Dragón y su grupo de porros y extorsionadores, quienes impusieron las normas dentro de la Universidad. Y no sólo ahí. También en todos los ámbitos en los que podía tener intervención. Era, incluso, una figura icónica para todos aquellos que, despistados, creían que el poder, el dinero —que obtenía por la extorsión, la desestabilización y la venta de protección—, y la capacidad de acción impune, le pertenecían independientemente de los tiempos, y le podían durar para siempre.

El Dragón siempre fue un protegido, y un comodín para el gobierno en turno. Para muestra, un botón. En enero de 2008, justo el día que había ocurrió la elección de director en la Facultad de Derecho, un grupo de fuerzas especiales de la entonces Policía Preventiva del Estado detuvo a Marmolejo, cuando rondaba el Edificio Central de la Universidad presuntamente para tratar de generar disturbios que devinieran en la cancelación de la jornada electoral.

Fue el día en el que, vistiendo un uniforme deportivo color verde claro, fue sometido por elementos policiacos para luego ser revisado y subido a una patrulla. A pesar de que fue pública su detención —porque varios reporteros gráficos captaron el momento—, y de que en ese mismo momento se le encontró entre sus ropas, una pistola calibre 9 milímetros, unas cuantas horas después fue dejado en libertad.

El entonces secretario de Seguridad Pública, Sergio Segreste Ríos, demostrando una ineptitud burlona, se dijo “sorprendido” por su liberación, y responsabilizó a quien en ese momento fungía como director de la Policía Auxiliar, Bancaria, Industrial y Comercial, Alejandro Barrita Ortiz —quien fue ejecutado días después en la entrada del parque deportivo El Tequio—; por si fuera poco, sobre la misma detención y liberación sospechosa de Marmolejo, el entonces procurador General de Justicia dijo, cínicamente, que se le había dejado en libertad “porque no había delito que perseguir”.

Habría que revisar las notas periodísticas del momento para corroborar a qué grado llegaba la protección institucional a un individuo que, además, con ese mismo grado de impunidad, pudo hacer lo que quiso, cuantas veces quiso, en relación a cualquier asunto que le encomendaran de la Universidad. La mayoría de las ocasiones no eran asuntos suyos, y nunca fueron “en defensa de la educación” —como en algún momento lo quiso hacer creer con su mal concebido, entendido y hasta redactado “Bloque de Lucha Universitaria”—. Marmolejo era un verdadero mercenario del porrismo, que sirvió siempre al mejor postor y ondeó todas las banderas posibles, sin ningún pudor, siempre que ello le reportara cierta ganancia económica.

TURBIEDAD EN AUMENTO

Como quiera que sea, Marmolejo era un factor real de poder en la Universidad, que creció y llegó a su apogeo en el ejercicio de su poder, en la misma proporción que lo hizo y decayó el régimen actual de gobierno. En los últimos meses, incluso, sus allegados aseguraban que éste tenía ya deseos de desprenderse de la actividad “de lucha social” (es decir, el porrismo) para dedicarse a otras actividades. Recientemente, comenzó a vérsele cerca de otro tipo de personas, que ya nada tenían que ver con asuntos universitarios.

Por eso mismo, habría que ver qué ocurre a partir de ahora, primero, en la Universidad. Y después ver quién y de qué modo se llena el espacio que irremediablemente está dejando vacío. Es posible que la UABJO próximamente sea escenario de las disputas entre los grupos porriles, para ver quién asume el “liderazgo” y el control de ciertas actividades de corrupción, violencia e inestabilidad que, independientemente de las personas, siempre están puestas en marcha.

Y al final, para tratar de entender algunos de los motivos que derivaron en su sangrienta ejecución, habrá solamente que voltear al pasado y ver la larga lista de enemigos que acumuló en su actividad. Pero no sólo eso. También considerar a todas esas personas o grupos para los que trabajó, y que podrían estar en serio peligro ante su posible conversión en un delator, o en lo que pudiera decir a la autoridad cuando el manto de impunidad fuera ya incapaz de protegerlo.

Lo único que, en todo esto, no debemos dejar de tomar en cuenta es que, aún cuando a un individuo con los antecedentes de Marmolejo, se le podría aplicar aquella máxima de la sabiduría popular de que “quien a hierro mata, a hierro muere”, lo cierto es que nadie debe quedar satisfecho o presuponer las causas o el móvil de su muerte. Por todos sus actos de violencia, él debió haber pagado ante la justicia y no con la vida. Hacer apología de su muerte, o justificarla, es tanto como darle la razón a todos aquellos que por cualquier causa desearon verlo como terminó.

No es un asunto que merezca desvíos de atención. Su muerte es una señal sintomática de descomposición de las redes en las que se desenvolvió. Y esto no debe ser asumido como un simple proceso de ajustes de cuentas, o de limpieza social. Oaxaca no es el norte. Pero tampoco debe ser vista como el Viejo Oeste.

REVELACIÓN

“El porro Rubén Marmolejo, reveló que ha estado al servicio del secretario General de Gobierno de Oaxaca, Manuel García Corpus y del rector de la UABJO, Rafael Torres Valdez, incluso para desestabilizar la Universidad. En conferencia de prensa “El Dragón se quitó la capucha y el bozal y acusó que el Rector ‘no cumplió’.” Esto se publicó el 5 de septiembre de 2008 en todos los medios locales. ¿Nos sorprendemos o no?

2 COMMENTS

  1. PARA los que hemos estudiado en la uabjo,vivido y visto como es el sistema dentro de la autónoma uabjo creo que no es de extrañarnos la corrupción que impera y que rectoría tenga mucho que ver con el gobierno. Por eso opino que los jóvenes que estudian y las próxima generaciones NO TIENEN FUTURO dentro de la uabjo. LOS VERDADEROS PORROS SON LOS GRUPOS DE CATEDRATICOS y compañía QUE PELEAN LOS BENEFICIOS DE RECTORIA.

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