Gobernador Cué no debería estar tan solo

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+ ¿Cómo enfrentar desdén por y desde sociedad?

Existen diversos planteamientos en los que, más allá de las posiciones “políticamente correctas”, se supone que todos los oaxaqueños estamos de acuerdo. Nadie en su sano juicio podría estar en contra de tener una mejor educación pública, servicios de salud más eficientes, gobernabilidad real y un eficaz ejercicio del poder y los servicios públicos. Si se supone que esto es así, ¿entonces por qué el gobierno y la sociedad representan dos grandes bloques, lejanos, que bajo ninguna circunstancia desean mezclarse?

Hoy la realidad oaxaqueña hace perfectamente visible esa circunstancia. Por un lado, el Gobierno del Estado está comenzando a enfrentar los flagelos sociales comunes de los oaxaqueños (tales como la beligerancia magisterial y de los grupos sociales, los múltiples problemas municipales, los chantajes políticos, etcétera) y vemos que, más allá de los fatalismos o la exageración, el Gobernador del Estado se encuentra completamente solo. ¿De qué hablamos?

Hablamos de que, en una de las vertientes, su equipo de gobierno no lo ayuda; y que, en la otra, la sociedad no ha querido respaldar el cumplimiento de sus promesas de campaña respecto a la gobernabilidad y el cabal goce de los derechos fundamentales de todas las personas.

El asunto, visto desde esa perspectiva, no es menor. Por un lado, estos primeros tres meses de gestión han demostrado que el equipo con el que el gobernador Cué Monteagudo llegó al poder, no ha sido capaz de articular una política de gobernabilidad con capacidad de demostrar eficacia en la contención de los problemas sociales.

Si bien se recuerda, como fuerza opositora, el grupo del ahora Gobernador reprochaba fuertemente a los gobernantes por su marcada incapacidad para contener las efervescencias sociales y garantizar el goce de derechos de los terceros afectados. Ya defendiendo intereses electorales, ellos usaron eso como arma de lucha asimismo reprobando la incapacidad gubernamental y prometiendo que ellos sí lograrían hacer lo que sus adversarios políticos no conseguían. Hoy, sin embargo, queda perfectamente claro que sus promesas de campaña no fueron más que eso.

Sin embargo, la segunda vertiente es tanto o más grave. Ayer, por ejemplo, vimos por enésima ocasión cómo un reducido grupo de integrantes de las escuelas normales superiores, y de la Sección 22 del sindicato magisterial, convirtieron a la capital oaxaqueña en un enorme estacionamiento, al instalar bloqueos en varios de los principales cruceros viales de Oaxaca de Juárez.

Aunque decenas de miles de personas fuimos las afectadas, llama la atención que nadie absolutamente hace algo, aunque sea de forma retórica, para respaldar al Gobernador del Estado y, en función de ello, exigir que los eternos inconformes de la Sección 22, cesen sus constantes actos de molestia a la ciudadanía.

Es relativamente comprensible que los funcionarios subordinados al Gobernador del Estado estén fallando gravemente en las tareas de contención de la gobernabilidad. Puede agregarse, incluso, que es la inexperiencia o una posible mala intención, lo que los está llevando a cometer este tipo de errores.

Sin embargo, es altamente preocupante que hoy en día no exista prácticamente ningún sector de la sociedad (grupo ciudadano organizado, cámara empresarial, organización no gubernamental, etcétera) que tenga el valor, la decisión o al menos la identidad con la visión de gobierno del actual régimen, como para salir públicamente a respaldar al Mandatario y exigir no represión ni persecución a los inconformes, sino simplemente que la ley se cumpla y los derechos de la ciudadanía sean garantizados.

 

PARTIDISMOS FÓBICOS

Cuando hace apenas unos meses, el actual régimen llegó al poder estatal, prometieron a la ciudadanía “una limpia” de todo lo que oliera, o se tuviera la sospecha, de preservar identidad o pertenecer al PRI. Desde la posición partidista y de arenga a la ciudadanía que los apoyó, la medida era perfecta. Sin embargo, el llevar al extremo esa práctica dizque “política”, hoy les está provocando más problemas que beneficios.

¿Por qué? Porque si bien es relativamente comprensible que su ánimo de “limpiar” de priistas al gobierno estatal, los esté llevando a hacer un despido masivo e indiscriminados de empleados públicos, que no tiene otra motivación ni justificación que sus fobias y rencores partidistas (aunque curiosamente están dejando en puestos clave de todas las dependencias oficiales a personas con amplios conocimientos de corrupción), también es cierto que esa práctica la están extendiendo a la sociedad.

En efecto, hoy el Gobierno del Estado reitera cada que puede su desprecio a organismos eminentemente ciudadanos, al tacharlos simplemente de “priistas”, o por tener sospechas de que sus integrantes tienen esa filiación partidista.

En razón de ello, grupos como el Observatorio Ciudadano del Delito —integrado por expertos en seguridad y representantes de las principales cámaras empresariales en el Estado—, así como varios otros que se están integrando para aportar elementos al debate público, más allá de cualquier visión maniquea o partidismos, han sido olímpicamente despreciados por el gobierno estatal, que al tacharlos de “priistas” simplemente los ignora y por ende les regatea la importancia que tienen.

Hoy, cuando el gobierno estatal apenas inicia y tiene un alto grado de legitimidad, puede darse el lujo de despreciar a la sociedad a partir de una visión reduccionista y polarizada en la que sólo hay malos y buenos. Sin embargo, nadie más que ellos resentirán las consecuencias de ese evidente error de cálculo, cuando dentro de no mucho tiempo necesiten del respaldo ciudadano, y reparen en que al sembrar vientos, sólo cosecharán tempestades.

¿Qué grupo de ciudadanos estará dispuesto a respaldar a un gobierno que por iniciar su gestión teniendo una perspectiva ajena a los matices, los desdeñó, los ninguneó y hasta los tachó de priistas? Evidentemente, ninguno. Y, sin duda, al ser esa la ruta inicial que está marcando el gobierno estatal, la del rechazo será la que marquen los grupos ciudadanos organizados cuando el poder público tenga necesidad de legitimación a partir de ellos.

 

REFORMA CONSTITUCIONAL

Qué bueno que el PRI presentó su propuesta de reformas a la Constitución del estado. Sería bueno que hicieran público, y distribuyeran masivamente dicho documento. El debate debe ser amplio. Más allá del estruendo inservible, Oaxaca necesita propuestas.

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