Primer balance: aún, beneficio de la duda para GCM

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+ Grupos armados: Oaxaca, intensa caja de resonancia

Desde siempre se advirtió que las expectativas del cambio, eran directamente proporcionales al riesgo social y político que conllevaban. Tal y como se estableció en los cálculos previos, no iban a ser suficientes ni cien, ni quinientos, y quizá ni mil días para poder reflejar una modificación sustancial en el estado de cosas. El problema es que, a un inicio, quienes tenían en sus manos la labor de hacer mesuradas las promesas, decidieron darle rienda suelta a la expectativa ciudadana.

Hoy que pasaron los primeros 111 días de gobierno en Oaxaca, es clara la discordancia entre el gobierno y la sociedad. La administración del gobernador Gabino Cué Monteagudo ha evitado cualquier posibilidad de hacer un balance serio. En este sentido, lo más que ha dicho el Mandatario estatal, es que las posibilidades de ver cristalizada una transición democrática de fondo deberá conllevar un trabajo sostenido de al menos 25 años. Fuera de eso, sin embargo, es nada lo que se ha agregado a lo que podría ser este primer balance.

No obstante, parece que la sociedad oaxaqueña, y los sectores que generan las principales resonancias y lecturas políticas del escenario estatal, sí quisieran iniciar ese primer recuento. De ahí que tanto en los medios de información, como en los sectores de la sociedad, e incluso entre quienes observan el devenir político desde las trincheras institucionales, sí ha permeado esta idea de someter por primera vez a revisión, esta controvertida —y para muchos esperanzadora— administración en la entidad.

En ese sentido, este espacio ha dado particular relevancia a la lectura que realizan de la realidad, grupos armados tales como el Ejército Popular Revolucionario o las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo. Aunque una organización y otra manifiestan diferencias fundamentales entre sí, inicialmente pareció haber entre ellas la coincidencia de no ver con malos ojos la posibilidad de un cambio de partido en el poder en Oaxaca.

Una lectura incorrecta de esa idea, podría llevarnos a suponer que esa causa (la de la alternancia de partidos en Oaxaca) no sólo generaba coincidencias y posibles apoyos —una y otro, aunque pareciera, están lejos de ser lo mismo— a la aventura electoral del ahora gobernador Cué.

Y no sólo eso: aquella misma lectura incorrecta de los posicionamientos de esos grupos, podría incluso llegar a suponer que éstos, por su causa común de manifestar aversión al régimen priista del gobernador Ulises Ruiz, habrían de sostener algún tipo de incondicionalidad con el gobernador Cué, o que habrían de respaldar todas las decisiones de éste ya como Mandatario.

Sin embargo, queda claro que tanto los grupos armados como otras organizaciones de lucha social como la Sección 22, tienen líneas políticas e ideológicas perfectamente definidas, las cuales no quedan sujetas a negociación, y mucho menos son trazadas para seguir incuestionablemente una causa político-electoral con la cual ellos, esencialmente, no concuerdan.

Esa es la razón por la que ninguna de esas organizaciones, que sí vio con buenos ojos el cambio de régimen en el poder en Oaxaca, hoy ha manifestado coincidencias o beneplácito por lo que hasta ahora ha decidido y logrado la administración del gobernador Cué.

En esa postura alejada de los partidismos y las incondicionalidades, es donde a nuestro juicio se encuentran los análisis más sólidos de la realidad en Oaxaca. Su importancia no sólo radica en el contenido de los mismos, sino también en qué voz, y bajo qué tesitura lo dice. Vale la pena, en este sentido, no dejar de lado el análisis de los primeros 111 días de gobierno en Oaxaca que hace dos días hizo público las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo.

BENEFICIO DE LA DUDA

Cabe decir que este balance, aunque critica duramente diversas decisiones y primeros resultados de la administración del gobernador Cué, tiene la particularidad de aún no señalarlo directamente por los hechos que señala. Aunque disimuladamente, parece claro que aún existe, al menos en esa organización, la idea de seguirle brindando el beneficio de la duda. A ver cuánto le dura.

Respecto a la relación del Gobierno del Estado con la Sección señalan lo siguiente: “para tender los puentes y acercamientos con uno de los actores políticos y sociales más destacados, Bernardo Vásquez e Irma Piñeiro no son los más idóneos (…) Problemática que se agrava aún más con la reciente desaparición de un maestro muy cercano al Secretario General que funge como su asesor en muchas temáticas. Eso muestra además que quienes realizaron el levantón y posterior desaparición de Carlos Román Salazar saben el rol que desempeña al lado de Chepi. Y saben con certeza que esta acción desestabiliza de manera permanente el precario ambiente político estatal. ¿Quién está detrás de estas acciones? No es muy difícil saberlo, lo importante es que los actores a los que les compete actúen de manera correcta y sin cortapisas.”

Este, que constituye un señalamiento directo a dos de los principales funcionarios del gobierno de Cué, se complementa con la crítica implacable a su principal programa social. “En lo que se refiere a la política social, se ha lanzado mediáticamente un programa titulado ‘Bienestar’ (…) Pero nada se dice de los enormes candados que tienen estas medidas plenamente clientelares y electoreras. Las normas de operación para acceder a estos beneficios indican que solo podrán beneficiarse municipios con más de 30 mil habitantes. Es decir, la inmensa mayoría del Oaxaca rural queda fuera de esta iniciativa populista y que tiene objetivos de caución del voto. Los pobres de siempre quedarán fuera de esta iniciativa.”

GOBIERNO DE CUATES

Y luego de señalar otros temas, como las pugnas postelectorales en diversos municipios, la falta de investigación sobre homicidios y desapariciones de alto impacto, los negocios que se realizarían con el agua en Tuxtepec, con las minas en Zaniza y Textitlán, y los desarrollos urbanos en la zona aledaña a la capital oaxaqueña, rematan diciendo: “lamentablemente Gabino Cué se convirtió en el ámbito económico en un rehén de los compromisos contraídos con los grupos oligárquicos. En el aspecto político convirtió su administración en un espacio de cuotas y de cuates. Le ha faltado mayor liderazgo y es muy dado a usar el aspecto mediático para mantener el nivel de aceptación que todavía aún sustenta (el mal llamado ‘bono democrático’).” Y ni eso.

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