Frente a embates, esconden la cabeza
¿Qué imagen da un partido político en el que, tres días después de haber sido avasallado, ninguneado, y traicionado en todos los acuerdos con sus contrapartes, ninguno de sus dirigentes sale a defender sus posiciones?
Eso es justamente lo que ocurre con el Partido Revolucionario Institucional en Oaxaca. Tres días después de haber sido arrasado por las fracciones parlamentarias de los institutos políticos que respaldan al gobernador Gabino Cué Monteagudo, en cuanto a la integración del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana, ningún líder priista había hecho al menos un posicionamiento para establecer sus líneas de acción o defensa. Y eso, para ellos y para la democracia en general, es un asunto altamente preocupante.
Por su propia actuación, hoy todos los que ostentan cargos de responsabilidad dentro de la estructura partidista del priismo, están demostrando cuando menos una actitud de debilidad, falta de oficio y desinterés, que bien puede ser también una disimulada actitud de entreguismo hacia el gobierno estatal. Las señales enviadas hasta este momento no pueden sino apuntar hacia esa dirección. Veámoslos, uno por uno.
En primer término, es necesario revisar la actuación del coordinador de la fracción priista, y presidente de la Junta de Coordinación Política, Martín Vásquez Villanueva. Desde febrero pasado (Ver Al Margen de los días 4 y 9 de febrero de 2011), apuntamos en este espacio los riesgos de confundir una oposición responsable, con una oposición aparente.
Incluso, por la actuación hasta entonces de la fracción priista, apuntamos que “la bancada tricolor en el Congreso local no ha demostrado algo más que tibieza, carencia de argumentos sólidos, e incluso de una idea precisa del papel que le toca jugar, no como comparsa, sino como cuña, resistencia y dique al gobierno estatal.”
Y es que, aún con el poder de su bancada, con los argumentos sobrados que tienen para encabezar a todos los sectores de oposición en la entidad, e incluso con los medios que tienen al alcance para oponerse civilizada y responsablemente a los partidos oficialistas, lo que hasta ahora se ha visto es más bien inconsistencia y ataques constantes a las debilidades particulares de quienes encabezan a la fracción parlamentaria.
En este sentido, el tratar de hacer una verdadera oposición se ha visto empañado por un escollo particular que tiene tanto Martín Vásquez Villanueva, como el dirigente estatal, Eviel Pérez Magaña. Los dos, —como lo apuntamos en esta columna el pasado 9 de febrero— fueron altos funcionarios de la administración pasada, a quienes el gobierno de Gabino Cué señala indirectamente como presuntos responsables de diversos actos de corrupción.
Y por esa razón, pareciera que ambos personajes son recurrentemente susceptibles de ser presionados, para desistir de cualquier intento de generar una oposición menos “responsable” o “civilizada” (o aparente) de la que han hecho hasta estos momentos. Y todo quedó en evidencia ante este primer momento de crisis general para ese partido, en el que todos los sectores del tricolor debieron haberse cohesionado para hacer un solo señalamiento, importante y de altura, para combatir inteligentemente a quienes los avasallaron.
SILENCIOSO SOSPECHOSO
Hasta la tarde de ayer, los únicos dos priistas que habían hecho posicionamientos serios al respecto, eran los diputados Elías Cortés López y Carlos Martínez Villavicencio. ¿Qué dijeron? ¿Por qué? Y sobre todo, ¿dónde estaban todas las voces autorizadas y legitimadas —se supone— para hablar, desde la dirección priista, de este asunto?
Los diputados Cortés López y Martínez Villavicencio únicamente se refirieron a lo más bajo de todo lo ocurrido en relación a los consejeros del nuevo IEE. Cortés, indebidamente adelantó —por no ser el legitimado para hacerlo, al no ser dirigente partidista ni representante formal de su fracción— que el PRI impugnaría dicho proceso ante los órganos jurisdiccionales federales.
A esa misma postura, se adhirió el también diputado local tricolor Daniel Cuevas Chávez, quien no obstante su calidad de legislador, tampoco tiene representación y calidad partidista alguna para hablar a nombre del priismo en medio de un asunto tan delicado como este.
Carlos Martínez, por su parte, alzó la voz pero únicamente para defenderse de las acusaciones de traición, hechas por sus mismos compañeros priistas, quienes lo acusaron de haberse “vendido” al oficialismo por haber sido el único diputado del tricolor que asistió a la sesión, y votó favorablemente la eliminación de las propuestas priistas para consejeros electorales, y fue electo Alberto Alonso Criollo como Consejero Presidente del órgano electoral. Sus argumentos, como era de esperarse, fueron tan poco serios, que ni lejanamente podrían apuntalar una defensa consistente a tales acusaciones.
No obstante, más allá de eso lo que queda es el vacío total. Esto porque el presidente del Comité Directivo Estatal, Eviel Pérez Magaña ha estado callado por completo ante estos hechos. De nuevo, el Presidente del PRI ha mostrado una total apatía, desinterés, o incluso resistencia a los posicionamientos, frente a asuntos que no sólo incumben a su partido, sino que lo rebasan y trastocan el interés público que, desde su trinchera partidista y legislativa, él también dice defender.
¿Y qué decir del diputado Vásquez Villanueva? Es inaudito —por no decir que sospechoso—, que éste hubiera optado por el exceso de confianza, por un pésima asesoría jurídica, e incluso por explotar la proclividad etílica de algunos legisladores, para preferir una borrachera a la defensa total de las posiciones que aún tenían seguras en la elección de Consejeros del IEE.
Según diversas fuentes, eso fue lo que ocurrió la noche del sábado, mientras los diputados aliancistas elegían, solos, a un Presidente del órgano electoral propuesto de manera inamovible, no por las fracciones parlamentarias, sino por el Gobernador del Estado. Y todo esto se agudiza, por el prolongado silencio que ha guardado desde entonces.
AUSENCIA TOTAL
A los priistas “institucionales” que respaldan a Eviel Pérez Magaña, les molesta sobremanera señalamientos como los del indeseable diputado Jorge Franco, que siempre acusa la falta de liderazgo de la dirigencia actual. Sin embargo, con esas fallas y actitudes no hacen sino darle la razón. Y lo peor es que dejan a la sociedad en estado de indefensión, frente a las actitudes autoritarias de quienes detentan el poder.