En Oaxaca, ahora, no hay campañas

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+ Sólo candidatos invisibles y miedosos

 

Siempre se piensa que los de una campaña presidencial, son tiempos de efervescencia política y trabajo proselitista. Esa, se supone, es la base del interés que buscan despertar los partidos políticos en la ciudadanía; y ese interés es el que finalmente debe traducirse en votos. Ello, sin embargo, contrasta con el atípico momento electoral que vive Oaxaca: aquí, según las apariencias, no hay campañas, ni candidatos, ni interés por ganar. Pareciera que sólo existen ciertas inercias y un ánimo definido en cumplir el compromiso de presentar candidatos, y que la ciudadanía elija al menos peor. Esa es muestra del estado crítico en que se encuentra nuestra democracia.

La capital oaxaqueña es ejemplo perfecto de cómo aquí no hay campañas. Aunque estamos a menos de 70 días de elegir a nuestro próximo Presidente de la República, y de participar en la renovación del Poder Legislativo Federal, pareciera que los oaxaqueños no tenemos el más mínimo interés de participar en la vida democrática. Lo más grave es que ese desinterés parece estar estimulado por la indolencia de quienes aparecerán como los candidatos a esos cargos públicos, en las boletas electorales. Veamos si no.

El momento de la vida democrática de nuestro país, y de nuestro estado, es excepcional. Hablando en términos de la importancia que tiene este proceso para la vida política del país y de la entidad, en primera instancia estamos a punto de elegir al hombre o mujer que encabezará los trabajos de la República, y que enfrentará los retos más importantes que tiene un país en constante crisis como el nuestro.

En lo relativo a nuestro estado, este proceso electoral es determinante porque (aunque aún es temprano para hablar de ello) a partir del resultado electoral se podrá definir el primer escenario relativo a la sucesión del gobernador Gabino Cué Monteagudo, y porque los hombres y mujeres que el próximo 1 de julio elijamos como nuestros representantes populares serán los encargados de vigilar que los asuntos de Oaxaca relacionados con la Federación sean puntualmente cumplidos, y que haya una legislación acorde con las necesidades del país.

En el fondo, uno de los asuntos que más debieran genera preocupación entre nosotros los ciudadanos, es el hecho de que nuestros representantes populares federales han dejado mucho que desear, y por esa sola razón debiéramos estar decididos a no volver a cometer los mismos errores de siempre, por permitir que lleguen a las cámaras federales personas sin compromiso ni preocupación por Oaxaca.

No obstante, lo más grave de todo esto radica en que nadie, ni ellos ni nosotros, parecemos tener algo de preocupación por generar no sólo efervescencia por el proselitismo electoral, sino sobre todo interés por lo que debe plantearse en favor del país, y de las propuestas que debieran ser punta de lanza de una campaña propositiva que buscara resolver los problemas tanto de la sociedad oaxaqueña, como de la nacional.

Como no hay debate ni discusión ni propuesta, pareciera que lo único que esperamos es que llegue el momento de la elección, que los partidos y sus candidatos echen a andar sus respectivas maquinarias electorales, y que gane no quien más aceptación tiene entre la sociedad, sino quien tiene mejores herramientas para producir votos a favor, aunque ello no necesariamente signifique que sea aceptado por los ciudadanos, o que entraña intereses y preocupaciones genuinas a favor de las mayorías.

 

AQUÍ NO HAY CAMPAÑAS

Vayamos a lo objetivo. Y, para no ir más lejos, pongamos como ejemplo concreto lo que ocurre en el municipio de Oaxaca de Juárez, y el distrito electoral al que corresponde, para darnos cuenta que aquí simplemente no hay interés por las campañas electorales tanto entre los partidos y sus candidatos, como de los ciudadanos; y que, para mal de nuestra democracia, aquí no pasa nada.

Los partidos no tuvieron interés en postular a candidatos apegados al interés general. Si acudimos a los ejemplos que nos presentan todos los partidos, podremos darnos cuenta que sólo el partido menos aventajado (Nueva Alianza, con Pedro Luis Ceballos), es quien presentó a un candidato con potenciales ideas claras sobre las necesidades de la mayoría, y la forma en cómo pueden ser resueltas. Todo lo demás es, cuando menos, mera faramalla; y, cuando más, un asunto preocupante de falta de sustento en sus candidatos, como para hacer un decoroso como abanderados, y luego como representantes populares.

En el caso de los diputados, ¿alguien ha visto, por ejemplo, a Liz Acosta, a René Mejía o al inefable Hugo Jarquín, hablando de propuestas reales a favor de Oaxaca, y de formas específicas sobre cómo incidirán por nuestro estado en el ámbito nacional donde nos desean representar? Más bien, lo que se ve, son candidatos atribulados, que pretenden conquistar el voto a partir de una sola imagen aceptable (que no dice nada), o del clientelismo electorero al que están acostumbrados.

Incluso, en el caso específico, las campañas son invisibles porque ellos mismos, los candidatos, no parecen estar dispuestos a arriesgar su imagen, a gastar su dinero, y a abrir sus propuestas al auténtico escrutinio ciudadano. Todos han tratado de montarse en sus respectivos candidatos presidenciales para presentarse como opciones “confiables” o “responsables”, aunque en realidad no han dicho absolutamente nada sobre sus proyectos políticos particulares.

Esto plantea un desastre democrático. Porque de nada nos servirá tener a una candidata “atractiva” o al líder de los chachacuales o los invasores de parques y plazas públicas, y mucho menos a un par de perfectos desconocidos, como representantes populares, si de antemano éstos dejan ver desde ahora que lo único que buscan es el espacio, pero no el proyecto político de avanzada que necesitamos los oaxaqueños no sólo para resolver nuestros problemas, sino sobre todo para poder volver a recuperar la confianza en la política o los partidos políticos.

 

RIESGO DEMOCRÁTICO

Aquí no hay campañas. A nadie parece interesarle ni convenirle que éstas se desarrollaran con efervescencia e interés. Así, el escenario se prepara para el triunfo del más mañoso o del visualmente más atractivo, pero no de quien pudiera ser una verdadera opción política para los oaxaqueños. Con eso, sólo seguiremos abonando a la falta de credibilidad y al divorcio entre los ciudadanos y la política, tanto en nuestro estado, como en nuestro país.

 

2 COMMENTS

  1. con Pedro Luis Ceballos, la gente se identifica y también lo conocen, es una persona responsable y con principios morales y éticos, que sabe cumplir con lo que se compromete.

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