Voto amarrillo: PRD postula a lo peor en Oaxaca

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+ Triunfo de relleno: no esperemos mucho

 

A pesar de su aparente fortaleza electoral, el PRD en Oaxaca no tiene mucho que presumir. Es cierto que hoy ese partido tiene una posición privilegiada dentro de las estructuras gubernamentales oaxaqueñas, y que tiene un arrastre excepcional con la figura de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, eso los ha inhibido para fortalecer a los personajes que presentan como candidatos. Por eso, a pesar de todo, y hasta de su triunfo del pasado domingo, la suya es una victoria de lo peor de la política local.

En efecto, salvo honrosas excepciones, con sus postulaciones el PRD repitió la vergonzante historia del 2006. Y es que pareciera que su victoria actual es apenas una repetición de la victoria arrolladora que tuvieron aquel año en las diputaciones federales y el Senado de la República. Entonces y ahora, su bancada era y es impresentable. Y por eso mismo, queda claro que su aparente fortaleza es sólo producto del efecto López Obrador, pero que ésta no podría ser sostenida en una elección local o intermedia, como la del próximo año o la federal de 2015. Es sólo cuestión de tiempo comprobarlo.

Quizá haya quien no lo recuerde, pero en 2006 el PRD en Oaxaca conformó sus candidaturas más en un intento de cumplir las formas, que por tener de verdad ganas de participar en la contienda electoral. En aquellos tiempos, el régimen ulisista vivía sus mejores tiempos en la entidad; y al mismo tiempo, el PRI parecía tener una fortaleza importante con Roberto Madrazo como abanderado presidencial. Ante la aparente figura testimonial de la oposición en Oaxaca, ésta decidió participar, aunque sin calcular el crecimiento que tendría su candidato. ¿Qué pasó entonces?

Sucedió que en menos de seis meses (entre febrero y julio de 2006), la candidatura presidencial de López Obrador creció como la espuma, y que al mismo tiempo la campaña priista tuvo una debacle histórica. Y todo se combinó con la revuelta magisterial y popular de aquel año en Oaxaca. Sólo que cuando AMLO despegó, y cuando se agudizó el conflicto en Oaxaca, las candidaturas a las diputaciones federales y al Senado de la República ya estaban repartidas.

Fue hasta entonces que se dieron cuenta que la campaña presidencial arrastraría a los candidatos a diputados y senadores. Pero para entonces la asignación de candidaturas ya se había hecho. Y, salvo excepciones, los partidos de izquierda habían postulado a una serie de personajes impresentables, sólo por cumplir y por obtener los recursos para esas campañas.

De hecho, en aquel año toda la planilla de candidatos a diputados y senadores buscaba arropar la postulación del ahora gobernador Gabino Cué Monteagudo. En el ámbito local, él era el único que tenía una ascendencia y un capital político propio y consolidado. Era, pues, el único candidato natural de la oposición, que había en Oaxaca para aquella elección.

Pero ni siquiera su suplente (el hoy senador Ericel Gómez Nucamendi), y mucho menos el otro candidato senador integrante de la fórmula (Salomón Jara Cruz) eran líderes reales, representaciones del perredismo, de la izquierda, y ni siquiera de la lucha social. Salvo Cué, todos eran unos oportunistas advenedizos, que recibieron la candidatura como mero requisito, o como premio a una “heroica militancia opositora”, en los tiempos en que el priismo parecía ser uno de los principales bastiones priistas del país.

¿Qué pasó con ellos? Que su actuación como legisladores fue desastrosa. Personajes como  Selene Hernández Gaytán, Carlos Altamirano, Othón Cuevas, Daniel Dehesa, Joaquín de los Santos, y una serie de personas que llegaron al Congreso como una mera casualidad de ese aluvión electoral provocado por AMLO en Oaxaca, fueron a vegetar al Congreso, con una representación popular con la que no estaban comprometidos, y en la que nunca sacaron la cara por la entidad en los asuntos de interés general.

Todos ellos llegaron como una mera casualidad. Y su paso por la Cámara de Diputados fue intrascendente. Por eso en 2009, con un escenario distinto y con un PRI que ya no traía el lastre de Madrazo y que ya había superado el tema del 2006, no sólo remontó aquella histórica derrota, sino que se llevó de nuevo el tradicional “carro completo” ganando las 11 diputaciones de mayoría.

 

PRD, CONFORMADO

Si revisamos hoy la lista de candidatos a diputados electos, nos daremos cuenta que de nuevo el PRD postuló, y llevará al Congreso, a una fauna indeseable de oaxaqueños que ni siquiera alcanzan a representar los intereses del perredismo, y mucho menos los de todos los oaxaqueños.

¿Qué hará el PRD, por ejemplo, para justificar ante la nación la postulación y el triunfo de un personaje, acaso el más impresentable de todos, como Hugo Jarquín? Sobre todo, ¿cómo lo hará no sólo por sus negros antecedentes como un abierto promotor de la desventaja, la transa y la ilegalidad del comercio en la vía pública de la capital, sino sobre todo, por el hecho de que él emanó de un proceso interno supuestamente democrático, en el que sin embargo fue impuesto de la forma más antidemocrática y retrógrada posible?

Además de todo esto, lo cierto es que, independientemente de lo que diga su locuaz dirigente estatal, la potencial bancada del PRD por Oaxaca no tiene una agenda ni de izquierda ni de centro ni de derecha. Es decir, que como de nuevo no se comprometieron a nada, los candidatos perredistas no tienen compromisos establecidos con el electorado, con la entidad, e incluso con el gobierno estatal afín a su partido, al que se supone que debieran buscar arropar.

De ese tamaño es la desgracia perredista: su bancada es tan pobre que da vergüenza. Y por eso su fortaleza aparente, es tan proporcional a su debilidad real, y es tan visible como el hecho de que su aceptación es meramente artificial. Las diez curules, y los dos escaños, se los deben a AMLO. Y sin él, en 2015 estarán en grave riesgo de perder el gran capital electoral que según ellos tienen hoy asegurado. Al tiempo.

 

DE PENA AJENA…

Es Eviel Pérez Magaña celebrando su senaduría en medio de la derrota colosal de su partido en Oaxaca. Está contento, de seguro, porque por fin a alguien pudo ganarle. Ese alguien fue Diódoro Carrasco, que fue arrastrado por los negativos de su candidata presidencial. ¿Pérez pensará que puede volver a ser candidato a Gobernador? Por favor. Su partido y su grupo están tan pulverizados que hasta parece que el CEN permitió este desastre en Oaxaca para generar la limpia que viene. Pronto lo veremos.

2 COMMENTS

  1. Sin cuestionar lo incuestionable… El voto por colores ha sido un gran problema, porque en vez de razonar cada poder a votar, el votante si le va al amarillo en presidencial, por default marca amarillo senadurías. Desde mi pueblo un saludo para vos! Buen día.

  2. sin duda tus cometarios son acertados Adrian, esperemos que a los tipos que se les dio la oportunida de su vida en “legislar lo hagan con conocimiento de causa y para el progreso del Estado sino en 2015 adios, saludos

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