El Congreso, vital para el final del régimen

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+ Coalición va por todo; riesgo: no trascender

 

Estamos exactamente a dos semanas de que termine el periodo de campañas, y es claramente perceptible que la Coalición Unidos por el Desarrollo apretará, en estos momentos, el despliegue proselitista que mantiene por todo el Estado. Esto, que parece un exceso, en realidad responde a la necesidad natural del régimen de mantener con sus aliados el control del Poder Legislativo. La elección intermedia es decisiva en su resultado, no sólo por el control del Estado en sí, sino también por el hecho de que si ahora no demuestran fortaleza entonces el futuro –la sucesión, pues– estará en riesgo.

En efecto, estas dos semanas serán decisivas para los comicios. Aunque existen distritos y municipios en los que las tendencias son irreversibles (a favor de la Coalición de partidos en el poder), lo que puede verse es que ésta no está dejando espacios vacíos. Salvo la capital oaxaqueña, en la que los candidatos a diputados tienen riesgo real de ser arrastrados, para bien o para mal, por los comicios municipales, es claro que en prácticamente todo el territorio estatal la elección está resuelta a favor de la Coalición. Sin embargo, aún con eso, es perceptible que no dejarán piedra sobre piedra para tratar de ganar. ¿Por qué?

Porque es claro que a quien más le interesa esta elección es al régimen gobernante. Este interés es natural, pues ningún gobierno desea terminar su gestión con un Poder Legislativo en contra. Por eso, a pesar de que al interior de los partidos coalicionistas han existido grandes desavenencias, que incluso han amenazado con la ruptura total de la alianza de partidos, siempre ha habido un poder externo, determinante, que los ha llevado a garantizar la cohesión, a no estirar de más sus acuerdos internos, y a finalmente salir brazo con brazo al proceso electoral dando certeza de los espacios que le interesan al Gobernador del Estado. Pero vayamos por partes.

Ningún gobierno quiere terminar su gestión con un Congreso en contra, porque lo mejor que puede pasarle es un fin de administración terso, en el que las cuentas y las decisiones sean avaladas sin mayor contratiempo por el Poder Legislativo, y en el que no haya mayor desavenencia que las naturales de un órgano supuestamente plural. Además de todo eso, que es lo “administrativo”, en lo político a ningún régimen le interesa terminar con un Congreso en contra, ni poner en riesgo su imagen de fuerza, porque un resultado así en la elección intermedia sería tanto como demostrar su debilidad y generar una percepción adversa para sus intereses políticos.

Por esa razón, aunque parece que la Coalición tiene ganados la mayoría de los distritos, esa fuerza externa es la que los ha movido a intensificar el trabajo proselitista incluso superando los límites de la legalidad y de la equidad en la contienda. En este proceso electoral ha quedado claro que los partidos que integran la Coalición Unidos por el Desarrollo cuentan mayores recursos económicos y humanos para realizar el trabajo proselitista y también para construir y mantener –y eso sólo se logra con dinero- las estructuras electorales que son necesarias para asegurar su voto duro, para “estimularlo” a que salva a votar el día de los comicios, para movilizarlo y para dar certeza de su techo mínimo de votación.

Si eso garantiza una parte del voto, la otra –la del voto que se consigue por convencimiento o por simpatía- la están haciendo mediante un fuerte despliegue de publicidad –que es hasta grosero- en el cual están exaltando al máximo posible a la Coalición, superando por mucho el trabajo que pueden hacer sus adversarios electorales, que no cuentan con las fuentes de financiamiento de facto, que todos conocemos.

 

ELECCIÓN DECISIVA

Es un error suponer que al Gobernador del Estado no le interesa esta elección. Le interesa mucho más de lo que imaginamos, y eso se demuestra en el hecho de que ahora sí envió a sus operadores políticos como candidatos. Si lo vemos a contraluz, en la LXI Legislatura que está por terminar, el Gobierno del Estado tuvo que acomodarse con los liderazgos que impulsaron los propios partidos políticos (Martín Vásquez y Francisco García en el PRI; Carol Antonio y Alejandro López Jarquín en el PRD; Juan Mendoza en el PAN, y demás), pues bajo ninguna forma podría suponerse que alguno de ellos fue enviado directamente del gobierno al Congreso del Estado para asumir algún liderazgo.

Esto sí ocurre ahora. El Gobierno del Estado envió al Congreso directamente a uno de los personajes de más ascendencia en el régimen: Jaime Bolaños Cacho Guzmán. Si envió a éste por el PRD, en el PAN aseguró que Bernardo Vásquez Colmenares también esté en posibilidad de llegar a la LXII Legislatura. Aunque en alguna medida el grupo gobernante “soltó” importantes espacios a los partidos para que éstos pusieran a sus cuadros o intereses, lo que sí es claro es que éste más bien buscó asegurar los dos liderazgos –que después construirá- para influir de forma decisiva en las dos bancadas más importantes que integrará la Coalición.

En el mejor de los casos, Bolaños Cacho y Vásquez Colmenares podrían ser sendos coordinadores parlamentarios de PRD y PAN, respectivamente. Si no, éstos serían de todos modos el fiel de la balanza –por su interlocución directa con el Gobernador del Estado- al interior de sus bancadas y tratarían de ser ubicados como los grandes operadores de las decisiones que particularmente le interesen al Gobierno del Estado.

Por eso esta es una elección decisiva, y por eso no dudarán en poner todos los elementos al alcance para que ganen abrumadoramente esta elección. Si a eso se suma el pésimo trabajo del PRI para generar un buen escenario, el resultado será aplastante a favor de los que gobiernan. Esa será la forma de hacer un referente sobre lo que pasará en 2016, aunque en esos comicios la gran interrogante será no el conjunto de partidos, sino el nombre el candidato al que impulsen. Ese es un tema aparte, que de seguro también debe preocupar, y mucho, al régimen gobernante.

 

PRONTA RESPUESTA

Al margen de los partidismos, el Gobierno del Estado debe dar una respuesta pronta sobre el paradero de Nicolás Estrada Merino, desaparecido anteayer en la región de la Cuenca. El asunto no es menor: el desaparecido es nada menos que presidente del Consejo Estatal del PRD. Tener ese tema pendiente no le conviene, por ningún lado, al gobierno estatal. La respuesta, sea cual sea, debe emerger ya.

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