+ Federación y Estado no respetan a Ediles
Más allá del escándalo y de los rencores personales y políticos que salieron a relucir, para lo que debería servir el incidente del lunes pasado en el que personal de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal impidió la entrada al presidente Municipal de Oaxaca de Juárez, Luis Ugartechea Begué, es para que hechos como éstos, en los que un ámbito de gobierno ningunea a otro como si entre uno y otro hubiera una relación de subordinación y no de igualdad, no vuelvan a ocurrir. Ese fue sólo un ejemplo, de muchos que ocurren a diario en la compleja relación entre funcionarios estatales y autoridades municipales. Porque todos los ven, pero nadie los reconoce.
En efecto, todo aquel que conoce el funcionamiento del aparato administrativo estatal, y las necesidades que tienen los municipios de Oaxaca, saben que la relación entre el Gobierno del Estado y los 570 municipios de la entidad, es intensa e inevitable. En este sentido, tanto la Constitución de la República, como la del Estado, disponen que los Municipios constituyen un verdadero ámbito de gobierno que, en esencia, no tiene mayor jerarquía que los otros dos ámbitos —el federal y el estatal— y que, en sentido contrario, tampoco tienen menor rango que éstos. Incluso, la fracción I del artículo 115 de la Constitución federal establece expresamente que no habrá autoridad intermedia alguna entre este [el municipio] y el Gobierno del Estado. Eso, sin embargo, no ocurre.
Y es que, en la realidad, son muy pocos los municipios que tienen capacidad para cumplir por sí mismos las funciones que les confieren la Constitución y las leyes, y en muchos de los casos los propios programas de operación, los presupuestos y las disposiciones de orden estatal o federal disponen que éstos deban trabajar coordinadamente con el gobierno estatal, o con el federal, para poder acceder a recursos que generen beneficios para sus habitantes o territorio. Ahí es donde comienza el vía crucis diario del ninguneo a las autoridades municipales. ¿Por qué?
Porque por razones políticas y administrativas, pero también por un grado altísimo de ignorancia y soberbia de las autoridades estatales (mucho más que las federales), éstas siempre han asumido que los órdenes de gobierno son en realidad “niveles”, y que por ende el “nivel” de gobierno estatal, se encuentra por encima del “nivel” de gobierno municipal.
Incluso, no faltan los torpes que enumeran cada uno de esos niveles, poniendo de inicio al federal como el “primer nivel” de gobierno, y dejando al municipal como el tercero. Esa idea, lleva a pensar a los obtusos que una autoridad municipal es de menor rango que una estatal, y que por esa razón en las dependencias estatales se pueden dar el lujo de ningunear, de obstruir, de discriminar y de invadir la investidura, las atribuciones y el respeto que le merecen a una autoridad municipal (hasta la del pueblo más alejado y más pobre de la capital) que, a diferencia de ellos —salvo el Gobernador del Estado, todos sus subordinados, hasta los Secretarios, son simples empleados administrativos—, es tiene un cargo de nivel constitucional.
Eso no lo han entendido. Por eso, en todas las dependencias en las que las autoridades municipales realizan gestiones, en todas, las faltas de respeto y las groserías son cosa de todos los días. De hecho, no bastaría más que con conversar con autoridades municipales (incluso las de municipios conurbados a la capital, que son grandes, importantes, poblados y con captación propia de recursos) para corroborar cómo todos, todos, han sido históricamente mal tratados en dependencias como la Secretaría de Finanzas, Gobierno, de Infraestructuras, pero también en casi todas las dependencias a las que llegan a realizar trámites para la obtención de recursos y beneficios que no les regalan los funcionarios, sino que el Estado y la Federación ponen a su disposición para provecho de sus habitantes.
FUNCIONARIOS ABUSIVOS
En este caso, el incidente entre el Edil de la capital oaxaqueña y personal de la SSPE, fue ocasión para las afrentas políticas. Luis Ugartechea exigió la renuncia del secretario Marco Tulio López Escamilla, quien hasta hoy parece no haber terminado de comprender que su cargo, además de operativo, es político y que por ende debe actuar como servidor público y como delegado directo que representa en primera instancia al Gobernador, y no sólo como un policía.
Empero, si ello es grave, lo es mucho más que el propio edil Ugartechea en casi tres años no haya aprendido a darle respeto a su investidura, y permitiera que un agente policiaco (el que directamente le impidió la entrada) haya sido capaz de mandarlo de regreso a su casa (no a él, sino al Presidente Municipal Constitucional), y que esa fuera la ocasión para que luego salieran terceros oficios (Jesús Martínez Álvarez, que da una pésima imagen resintiéndose públicamente cada que puede, del gobierno para el que trabajó) a tratar de defenderlo.
Según nuestra visión, el edil Ugartechea debió hacer valer, ahí en el Auditorio, su investidura y el respeto (no subordinación, pero tampoco pleitesía) que le merece a su cargo constitucional, el secretario López Escamilla, el gobernador Cué, e incluso el presidente Enrique Peña Nieto (si hubiera estado presente en el momento), para darle el trato de Anfitrión que siempre ha tenido el Presidente Municipal de Oaxaca de Juárez en la fiesta de los Lunes del Cerro.
No lo hizo, y por eso este hecho se convirtió en ocasión para los rencores que supura el grupo gobernante a su interior, pero no una oportunidad para reivindicar el poco o nulo respeto que los funcionarios estatales le dan a sus pares municipales. Esto es un problema que, si lo vemos en una perspectiva administrativa, atora y confronta a los dos ámbitos de gobierno, e impide que haya más acciones coordinadas en beneficio de los oaxaqueños.
Esto, lamentablemente, pasó de nueva cuenta desapercibido. Ugartechea, su suegro, y López Escamilla, entre otros, protagonizaron otro round de sombra (otro más…), que será estéril porque no permitirá el arreglo de ninguno de los temas sustantivos que, en situaciones como esta, involucran a las autoridades municipales con las estatales.
INVITADOS ESPECIALES
Por cierto, ¿hay algún programa en la Secretaría de Turismo, o en alguna otra dependencia estatal, para invitar a actores, conductores y “socialités” nacionales a los Lunes del Cerro? ¿Sus gastos son pagados con recursos públicos? ¿Qué utilidad podría tener eso para Oaxaca? Alguien debería explicarlo…