+ Es deber personal, profesional y de gobierno
Quizá para el secretario de Salud del gobierno estatal, Germán Tenorio Vasconcelos, la exigencia de su renuncia sea un capricho por parte de quienes tienen “algo” en su contra. Lejos de eso, las claras muestras de negligencia médica hacen patente la necesidad de su salida incluso como un parteaguas para que el gobierno tome medidas radicales en los servicios de salud que ofrece a la ciudadanía. Hay varias razones para pensar en su renuncia inmediata al cargo que ostenta. Éstas son algunas de ellas.
1. La razón personal. Si bien Germán Tenorio no es el directamente responsable de las negligencias médicas ocurridas en el Centro de Salud de San Felipe Jalapa de Díaz, y tampoco de las que ocurren a diario en incontables comunidades del amplio territorio oaxaqueño, sí queda claro que él es la cabeza de un conjunto de funcionarios que sistemáticamente han dejado de lado su responsabilidad pública y profesional, y por eso en primera instancia debiera ser indispensable que, como muestra de voluntad tanto para la investigación y deslinde de responsabilidad en el caso de Jalapa de Díaz como para poner el ejemplo de lo que debe hacer un ciudadano, un funcionario, y un profesionista responsable cuando se enfrenta a una situación como esa.
2. La razón profesional. Como médico y profesional de la salud que es, resulta insostenible que Germán Tenorio anteponga el interés de su responsabilidad como secretario de Salud a su ética y capacidades como médico, y públicamente dé por válido que los servicios de salud que el gobierno ofrece a la ciudadanía, pueden llegar a ser tan deficientes como para permitir que una mujer dé a luz a una criatura en el jardín de un centro de salud, sólo porque ésta llegó en horas laboralmente inhábiles; o tolerar que hasta antes de la presión mediática nacional e internacional, la dependencia a su cargo no hubiera removido a uno solo de los responsables por temor o por presión del Sindicato. Ser parte –por acción u omisión- de estas situaciones, pone a cualquier profesional en una situación de indignidad y contraria a lo que juró hacer por la sociedad cuando protestó como profesional en el ejercicio de la medicina.
3. La razón pública. Germán Tenorio es médico, pero también es servidor público. Frente a los hechos de Jalapa de Díaz y sus desafortunadas reacciones, él debería asumir con entereza y responsabilidad que aún cuando sus detractores no tengan razón, y su salida no sea en sí mismo necesaria, él no puede permitir que su testarudez, su irascibilidad y su resistencia a asumir la responsabilidad con valor y humildad, sigan provocando daños al gobierno para el que trabaja. Finalmente, como “político” su compromiso puede ser con el gobernador Gabino Cué. Pero más allá de esa situación meramente de conveniencias, lo que también debe asumir es que él es un agente del Estado y que con su actuación pone en evidencia a todo el Estado Mexicano. ¿Al secretario Tenorio no le queda claro –incluso cuando cobra su salario- que él no es sólo un subordinado de Gabino Cué, sino el Titular de los Servicios de Salud en Oaxaca, y también el delegado del gobierno de la República en esa materia? Su actuar deja mal parado no sólo al gobierno estatal –con quien tiene débitos directos- sino también al gobierno federal, que es la cara visible del Estado Mexicano frente al mundo, el cual también está saliendo fuertemente lastimado por una situación como ésta.
4. La razón de gobierno. El mismo gobierno, el estatal y el federal, no debían ser tan tolerantes frente a una situación como ésta. Por mantener la integridad del Estado, deberían exigir la renuncia del secretario Tenorio y de todos los que son legalmente corresponsables de estos hechos. Y es que lo habíamos dicho en otro momento y lo reiteramos: si una situación como ésta hubiera ocurrido en otro país, las medidas que se hubieran tomado para remediarlo hubieran pasado no sólo por la destitución de toda la cadena de mando que permitió o que provocó esa situación (como una forma de desagravio a la sociedad ante los funcionarios negligentes), sino también por el establecimiento de nuevas medidas, de Estado, para evitar que la vida y los derechos de todas y cada una de las personas (pues los derechos de todos, en el campo o la ciudad, valen por igual) fueran vulnerados por situaciones que el gobierno tiene en sus manos evitar.
¿QUÉ SIGUE?
El Estado oaxaqueño pagó de por sí un costo altísimo por los hechos mismos de Jalapa de Díaz. Con su difusión, todos pudimos saber lo que pasó ahí, pero el hecho ya existía. Ese costo se duplica con cada traspié de los funcionarios estatales que al no poder manejar la situación, prefieren encarar y retar a la prensa antes que asumir la responsabilidad que les corresponde. Y por si algo más faltara, la situación llega a niveles de intolerancia cuando todos los funcionarios se conforman con prometer “investigaciones” para deslindar responsabilidades del caso, como si con eso se pudiera regresar el tiempo y evitar lo ocurrido, o como si esa fuera la llave mágica para que algo así nunca más volviera a ocurrir.
En el fondo, con las “investigaciones” lo que se pretende es darle carpetazo al asunto. ¿Qué ganará la sociedad con saber si el responsable de los hechos de Jalapa de Díaz fue el médico que no quiso atender a la parturienta, si fue la enfermera quien no quiso llamar al médico para que conociera el asunto, si el responsable fue un tema administrativo o burocrático, o si finalmente todos, hasta el Secretario de Salud, son directamente responsables por los hechos? Los directamente afectados ganarán justicia frente a los derechos que les fueron vulnerados. Pero más allá de eso, este asunto no habría servido para nada si no sirve también como escarmiento, como lección y como punto de referencia para todos. La investigación de los hechos, en todo caso, tendría efectos limitados. Pero un tema como la salud no puede conformarse con tan poco.
LA RESISTENCIA
Lamentablemente, casi todos ven el asunto como una mera cuestión de intereses y de “chambismo”. Dicen “que se vaya Germán Tenorio”… para luego proponer a alguien afín a cualquiera de los grupos que se disputan el poder en Oaxaca. Siendo así, a la salud se la sigue llevando el carajo, porque lo que se disputan son los cargos, los negocios y las responsabilidades. ¿Qué de plano estamos tan mal como para seguir siempre viendo eso como algo “normal”?
Yo más bien creo que su denuncia esta demás, aunque tu analisis me parece interesante creo que faltan elementos
Si se fueran todos los que la han regado, ya estaría Oaxaca sin funcionarios… Si hablamos de ética profesional, tampoco esperemos que den el paso… Sin dudarlo, no tienen ni tantita en su haber. Y pena no creo que sientan… Lamentable que a nivel nacional se expongan estas situaciones, a los mexicanos comprometidos con el país nos da tristeza e impotencia! Buena noche primazo… Ojalá te lea en otros temas más alegres! Jajaja aunque lo dudo…
Cero informativa esta columna, y parece que su fin y solo atacar. Debemos de ser propositivos no solo criticones.