PAN, enemigo de entidades en emergencia

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+ Oaxaca y Michoacán, dos ejemplos de ello

Hace exactamente siete años, el gobierno federal que encabezaba el presidente Vicente Fox Quesada se vio obligado a enviar ayuda a la entidad, luego de cinco meses de mantener en el deliberado olvido el conflicto magisterial de Oaxaca. La intención presidencial era la de desaparecer los poderes y preferir la “salida fácil” antes que resolver de fondo un conflicto del que todavía todos pagamos las consecuencias por la insistencia en salidas parciales. Hoy, cuando Michoacán se encuentra bajo un verdadero estado de emergencia, de nueva cuenta la gran “propuesta de solución” del PAN es otra vez apostarle a aprovechar la oportunidad para cuestionar a sus adversarios, valiéndose engañosamente de la desaparición de poderes para lograr ese objetivo que, de nuevo, no resuelve en nada los problemas de fondo que enfrenta esa entidad federativa.
En efecto, la Constitución de la República establece la figura de la desaparición de poderes, pero sólo como un recurso extraordinario cuando se han agotado todos los demás mecanismos que establece la misma Constitución para enfrentar los casos de emergencia que pudiera enfrentar alguno de los estados que forman el Pacto Federal.
En el caso de Oaxaca, en mayo de 2006 el magisterio inició su jornada de lucha anual en pos de un incremento salarial. La protesta se alargó y, de forma desastrosa, el gobierno estatal tomó la decisión de desalojarlos. Eso provocó una reacción en búmeran que finalmente terminó impactando en la pérdida de la gobernabilidad, y lastimado gravemente el orden público y los derechos de toda la ciudadanía.
Cuando ello ocurrió, el gobierno del presidente Fox insistía en que el conflicto magisterial era un tema exclusivo de Oaxaca, y que sobre ello el gobierno federal no tenía ni injerencia ni interés en intervenir, en lo que mañosamente consideraba como un conflicto de índole local. La Federación asumía esa postura, porque tenía una clara animadversión contra el entonces gobernador Ulises Ruiz. Y para conseguir el supuesto constitucional para quitarlo del cargo, tenía que dejar que la situación de conflicto e ingobernabilidad se agravara a tal punto, que pudiera considerarse que prevalecían condiciones propias para la desaparición de los poderes. A eso le apostaron y Oaxaca pagó las consecuencias.
Ya en los meses de septiembre y octubre de aquel año, el gobierno federal presionó al Senado para que éste viniera a corroborar qué situación prevalecía en la entidad, con el objeto de desaparecer los poderes. Fue, de nuevo, un tema político el que frenó tal intención cuando el PRI amagó con hacer algo similar al entonces presidente electo Felipe Calderón que, como Ruiz en Oaxaca, había ganado los comicios por un estrechísimo margen, y estaba legitimado por un número relativamente corto de electores en relación a sus adversarios políticos. Así, el gobierno federal nuevamente frenó sus intenciones, y el Senado concluyó que en Oaxaca no había condiciones suficientes como para desaparecer los poderes. El gobernador Ruiz continuó en el cargo pero, como lo hemos dicho, Oaxaca pagó –y sigue pagando- las consecuencias.
Hoy en Michoacán las cosas están en situación crítica. En la madrugada del domingo, pasado hombres armados atacaron instalaciones estratégicas de la Comisión Federal de Electricidad y varias gasolineras en diversas ciudades de aquella entidad, ocasionando apagones y caos.

LA “SOLUCIÓN” PANISTA
Ante esta situación, ayer la bancada panista en el Senado de la República demandó la desaparición de poderes en Michoacán “ante la ingobernabilidad y los hechos de violencia que se han recrudecido en los últimos días”. Según una nota del periódico Excélsior, el senador –de origen oaxaqueño, por cierto- Roberto Gil Zuarth exhortó al Ejecutivo Federal “a que solicite a la Cámara Alta proceda en la desaparición de poderes en la entidad”, que desde hace una semana es gobernada nuevamente por Fausto Vallejo.
En esta situación, además de la manipulación política coyuntural que implica esta “solicitud”, hay un feo engaño a través del cual el panismo trata de desentenderse de un problema que no es del Ejecutivo federal, ni del gobernador Vallejo, sino de los Tres Poderes Federales, y de los tres ámbitos de gobierno. ¿Por qué? Porque la situación que vive Michoacán es extraordinaria y no es responsabilidad de un solo individuo o de un gobierno. Además, en un caso como éste, la decisión debe ser de Estado, y debe ir a tratar de remediar este gravísimo problema, antes que tratar de tomar partido con asuntos propios de la política del día a día.
Por si esto fuera poco, el senador Gil incluye en un mañoso error al pedir que el gobierno federal que solicite que el Senado proceda a la desaparición de poderes, como si Michoacán fuera un territorio federal, y no un Estado parte de la Federación. En este sentido, el artículo 76, fracción V de la Constitución federal, establece que es el Senado quien debe declarar cuando hayan desaparecido todos los poderes constitucionales de un Estado, y que el Presidente sólo participa en ese proceso proponiendo la terna de entre la cual el Senado nombrará a un Gobernador provisional que llamará a elecciones. Por eso, de entrada, es mañoso y grosero contra el pueblo michoacano, el supuesto llamado del senador Gil al gobierno federal, para que solicite la desaparición de los poderes en Michoacán.
Además, tratando de hacer quedar en mal al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto y al del gobernador Vallejo, el senador Gil olvida deliberadamente la obligación que le impone el artículo 119 constitucional no sólo al Ejecutivo, sino a los Tres Poderes Federales. El precepto dice, a la letra, en su primer párrafo, que “Los Poderes de la Unión tienen el deber de proteger a los Estados contra toda invasión o violencia exterior. En cada caso de sublevación o transtorno interior, les prestarán igual protección, siempre que sean excitados por la Legislatura del Estado o por su Ejecutivo…”

CENTRALISMO PANISTA
Para el PAN, según los hechos, el Pacto Federal es una burla de la que pueden hacer escarnio cada que una entidad federativa que para ellos no es importante, se encuentra en una situación de crisis. Eso demostró en 2006 en Oaxaca, cuando por su repulsión hacia el gobernador Ruiz dejaron que el estado se pudriera. Y es lo que hacen ahora al asumir una postura insensible, oportunista y alevosa, ante la gravísima situación por la que atraviesa el lastimado estado de Michoacán.

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