Sistema educativo: el problema es la corrupción

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+ IEEPO: institución anárquica por laxitud oficial

 

Los profesores de la Sección 22 del SNTE se oponen a la reforma educativa, porque aseguran que ésta es regresiva, privatizadora y atentatoria contra los principios de la educación y los derechos de los maestros. Quizá tengan razón. Pero es imposible no pensar en una reforma profunda al sistema educativo local —y nacional—, cuando en el fondo la crisis de la educación tiene como origen la connivencia y la corrupción de los gobiernos con los educadores.

En efecto, incluso antes de la reforma reciente al artículo tercero, la Constitución de la República ya establecía los lineamientos fundamentales de la educación que imparte el Estado, pues decía que ésta debía ser pública, laica, gratuita y obligatoria. Ninguno de esos principios fue tocado por el Constituyente, que el año pasado reformó ese artículo para establecer nuevos lineamientos, que complementan mas no derogan los principios ya establecidos. ¿Qué se añadió? Las nuevas disposiciones constitucionales establecieron un sistema de evaluación de los trabajadores de la educación, que no existía.

¿Por qué molesta tanto a los profesores esa nueva disposición? Porque, primero, les quita el monopolio del control de la situación laboral que las dirigencias sindicales, y los regímenes políticos, tenían sobre el grueso de los trabajadores de la educación; segundo, porque elimina los criterios discrecionales y políticos a partir de los cuales se determinaba la situación laboral y salarial de cada trabajador de la educación; y tercero, y más importante, porque ello elimina la manipulación y la corrupción entre el profesorado, además de los privilegios no obtenidos mediante un sistema de competencias en el ámbito profesional.

En concreto, ¿qué pierden? Lo que pierden los maestros, como en el caso de Oaxaca, es el control del instituto educativo. Aquí, desde hace más de veinte años los profesores tienen una influencia determinante en el IEEPO. Ellos han tenido el control de la mayoría de los procesos administrativos del sector educativo, y del sistema de permanencia, escalafón, premios y castigos a sus trabajadores, incluso por encima de lo que el gobierno —que tendría que ser la autoridad única en este ámbito público— pudiera disponer.

En todo este tiempo, el sindicato magisterial operó bajo dos principios fundamentales para mantener el control de sus agremiados: primero, darle a todos privilegios superiores, e inmediatos, que no habrían podido ganar en corto tiempo gracias a su trabajo, bajo los cuales los sujetaba a mantenerse permanentemente interesados en tener una relación aceptable con el sindicato que así como les había dado todo, también podía quitárselos.

Y segundo, construir —ya teniendo el dominio total del instituto educativo— un feroz sistema de disciplina, a partir de la cual los premios y castigos en el ámbito educativo se determinaban a partir de criterios políticos y no profesionales. Así, quien tenía una participación activa en las actividades sindicales (como ir a las marchas, participar en los paros de labores, etcétera) tenía también garantizada una situación salarial siempre en situación de mejora, así como condiciones privilegiadas de trabajo.

 

LA PERMANENCIA

En el documento “Acuerdos, tareas, pronunciamiento y plan de acción” emanados en la Asamblea del celebrada el 2 de julio pasado, la Sección 22 del SNTE determinó, como la primera y más importante de sus tareas, la siguiente: “Que el Equipo Técnico de la Comisión Redactora de la Ley Estatal de Educación de la Sección XXII, inserte en la redacción sobre la permanencia y la inamovilidad de los trabajadores y demás derechos fundamentales del trabajador, en el caso de los normalistas que el ingreso al servicio educativo sea mediante su examen profesional”.

En dicho enunciado se encuentran dos de los intereses fundamentales de los maestros democráticos. Primero, que todos los trabajadores en activo gocen, o sigan gozando, del privilegio de la permanencia y la inamovilidad, que ya no existen en la Constitución de la República, y que por ende tampoco pueden existir en la Constitución, porque sobre el tema ya existen disposiciones específicas que rigen la permanencia y la remoción de los trabajadores según los parámetros establecidos previamente.

El segundo de esos intereses se centra en los normalistas, que en los hechos son el alimento permanente de sus filas, con aliados que lo que buscan son los privilegios salariales y de condiciones de trabajo, que no podrían tener bajo condiciones de competencia y trabajo distintas a las que ofrece la Sección 22 y el IEEPO, pero al que acceden a cambio de convertirse en participantes incondicionales de las acciones políticas de lucha del magisterio democrático.

Por eso la Sección 22 del SNTE exige que el ingreso al servicio educativo de los normalistas, sea mediante su examen profesional. Es decir, automático. Porque al tener como único requisito presentar su examen profesional —con el que acreditan haber aprobado los estudios para ser profesor de educación primaria, sin que ello signifique necesariamente que tienen también las aptitudes requeridas para estar frente a grupo y gozar de salario y prestaciones como las que tienen los trabajadores de la educación— lo que están haciendo es buscar que se garanticen condiciones que también son contrarias a la Constitución.

¿Qué queda en el fondo? Que los maestros de la 22 están buscando que el sistema educativo no pase por la revisión de los procesos de corrupción. El poder actual del magisterio no se puede explicar si no es a partir de la voluntad de los gobiernos de entregarles privilegios a cambio de favores políticos, y también a partir de la definición de los profesores de que sean mecanismos de corrupción y manipulación los que determinen la educación.

Al final estamos seguros que si la educación en México fuera de verdad de primer mundo, y competitiva, no habría necesidad de hacer una reforma. Ésta tiene como punto de partida la urgencia de terminar con la corrupción y los vicios que se han arraigado en el sistema educativo, los cuales frenan la educación de calidad que todos anhelamos.

 

REFORMA EDUCATIVA

Reiteradamente la Sección 22 afirma que ellos van por una verdadera reforma educativa. Sería bueno conocerla, más allá del PTEO, que es un verdadero mamotreto, para corroborar la noción que tienen de la educación más allá de sus intereses y motivaciones políticas e ideológicas. ¿Aceptarían esa posibilidad?

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