Propuesta de S-22: el PTEO convertido en ley

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Momento crítico: armonizar o rendirse a S-22

Es muy probable que el proyecto de Ley Estatal de Educación que entregará la Sección 22 del SNTE al Gobernador del Estado, sea el Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca, trasladado a una iniciativa legislativa. Hasta hoy el magisterio ha dado señales claras de no querer ceder en sus posiciones. Y ante ello, los Poderes del Estado en Oaxaca tienen dos grandes escenarios posibles, que hoy en día deben valorar porque son base de la ruta que pueden tomar para salir de este compromiso.
En efecto, ayer martes el dirigente de la Sección 22 del SNTE, Rubén Núñez Ginez adelantó que en breve entregarán al gobernador Gabino Cué la iniciativa de Ley Estatal de Educación “que emanó de los 37 foros que realizó el magisterio”. Informó que la Comisión Redactora —la cual, remarcó, está integrada por representantes de los Poderes Ejecutivo y Legislativo— “presentará a la asamblea plenaria del magisterio el anteproyecto que llevarán a su Asamblea Estatal para definirlo”.
Además, Núñez manifestó que en esta propuesta “se expone la exigencia de que toda reforma constitucional debe responder a las necesidades de cada entidad”. Por ello, dijo, rechazan la imposición de las reformas federales “porque no corresponden a las necesidades ni a la realidad de un estado como Oaxaca”. En ese marco, el Dirigente Magisterial dijo que ayer martes recibirían el anteproyecto para primero presentarlo a la “plenaria del magisterio” (es decir, la Asamblea Estatal, porque así lo han establecido en los acuerdos de sus más recientes sesiones) para que una vez avalada por los representantes magisteriales, sea entregada al Gobernador en un acto público para que éste a su vez lo remita al Congreso del Estado.
Esta situación abre varios escenarios. El primero de ellos es que, en efecto, el proyecto de Ley Estatal de Educación que elaboró la Comisión Redactora de la Sección 22 y los Poderes Ejecutivo y Legislativo, responda fielmente a los planteamientos planteados en líneas anteriores, y que entonces se aparte de lo establecido en el artículo tercero constitucional. Dados los antecedentes del magisterio, este sería el único escenario en el que ellos avalarían una propuesta de ley, que obviamente incluiría todos los planteamientos del Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca y rechazaría las disposiciones contenidas en la nueva legislación federal en materia educativa.
Analicemos, en este marco, ese primer escenario. Si los maestros están remarcando que la iniciativa emana de una mesa de trabajo conjunta, entonces está también dejando ver que la aprobación por parte del Legislativo sería casi de trámite —porque éste ya habría avalado su contenido en la mesa redactora—, y que también la promulgación y sanción por parte del Ejecutivo sería prácticamente manifiesta.
En ese escenario, la Sección 22 vería ya como una obligación la aprobación y publicación de dicha norma, independientemente de que su contenido fuera acorde con la Constitución federal. Y siguiendo esa misma lógica, vería como una abierta traición que el Gobernador del Estado modificara, al margen de la mesa redactora, el contenido de la iniciativa al mandarla al Congreso; o que fueran los diputados quienes, en Comisiones, dispusieran cambios a la iniciativa en el momento de emitir el dictamen que sería llevado al Pleno del Poder Legislativo para su discusión y aprobación.
¿Cuál es el aspecto clave en este primer escenario? Que si se sigue al pie de la letra lo que la Sección 22 está queriendo hacer valer, entonces habría pronto una iniciativa cuyo contenido esencial sería el PTEO, la cual sería aprobada y promulgada casi en automático por la Legislatura y por el Gobernador del Estado, respectivamente… aunque ello sólo sería un pase directo a una segunda Controversia Constitucional, a través de la cual ahora el gobierno federal combatiría ya no la omisión legislativa, sino los preceptos de la nueva ley que no se ajustasen expresamente a la legislación constitucional de la cual dependen jerárquicamente.

PODERES EN REBELDÍA
El segundo escenario es mucho más simple, y también es posible. Esto es que aún avalando la Sección 22 este primer borrador de la iniciativa de ley educativa, el Gobernador y el Congreso le hicieran los cambios mínimos necesarios para cumplir con su deber constitucional de armonizar, antes que continuar ceñidos al pacto político por el que le quieren cumplir el capricho al magisterio democrático. Esto ocasionaría una convulsión a la que sólo habría que aguantarle el momento crítico. ¿De qué hablamos?
De que es muy probable que al final tanto el Gobernador como el Congreso local no tengan tanto margen como para apartarse de los deberes constitucionales y legales de armonizar, y terminen haciendo esa tarea con la Ley Estatal de Educación aún con el rechazo de la Sección 22 del SNTE. De ocurrir esa posibilidad, tendría un grave problema en las calles con los maestros que al verse traicionados saldrían a las calles a protestar, pero al mismo tiempo tendría de su lado todos los elementos para continuar el proceso de implementación de la reforma educativa, que ya están prácticamente en manos de la federación. ¿Cuáles son esos elementos?
Son, entre otros, la titularidad que reasumió la federación de la relación de trabajo con los profesores; las potestades salariales, la evaluación, o la posibilidad de apartarlos de sus funciones cuando no cumplan con las normas establecidas, e incluso rescindirles sus contratos ante la comisión de faltas graves.
Hasta hoy, el Gobierno de Oaxaca se ha visto ahogado por su debilidad institucional, y por la falta de herramientas para hacerle frente a ese poder fáctico llamado Sección 22 del SNTE. Sin embargo, hoy tendría una oportunidad fundamental no sólo de reasumir la figura de autoridad que ha perdido, sino también de sacudirse de una vez por todas el lastre que significa para el gobierno, y para Oaxaca, el sometimiento total al mandato del magisterio democrático.

¿CLAUDICAR?
Continuar indefinidamente con esa supuesta voluntad democrática de consensar con la Sección 22 el contenido de la ley educativa, no tiene ningún buen augurio. El magisterio no impulsará otro documento que no sea su PTEO convertido en ley. Y frente a ello al Estado oaxaqueño no le quedaría más que claudicar, si lo que quiere es cumplir hasta el final la promesa del consenso. ¿De verdad está Oaxaca en condiciones de rendirse? La responsabilidad, y la respuesta, la tienen el Gobernador y los diputados de la LXII Legislatura.

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