Magisterio, contra toda lógica, irá a ganar lo que ya perdió
Quién sabe si la Secretaría de Gobernación entiende la trascendencia que tienen las normas federales en materia educativa que se supone que ya entraron en vigor en el país, y la relación directa que tienen éstas con el poderío de la Sección 22 del SNTE. En términos simples, todo el nuevo entramado jurídico está hecho para desmantelar la hegemonía de la dirigencia sindical sobre los trabajadores. Pero, paradójicamente, la Secretaría de Gobernación insiste en regresarle a la Sección 22 el poder que se supone que la propia ley ya les quitó.
En efecto, en los últimos días hemos visto cómo la Secretaría de Gobernación ha insistido, casi hasta la ignominia, en continuar dialogando con un magisterio que no quiere acuerdos sino la rendición incondicional del gobierno federal. Sólo así puede entenderse que mientras la Sección 22 no ha cedido en una sola de sus posiciones respecto a las nuevas leyes en materia educativa, el gobierno federal poco a poco ha ido cediendo terreno, que ha recuperado el magisterio oaxaqueño, en este regreso inusitado de la posición de debilidad que se supone que tenía, a una de fuerza que sólo Gobernación parece ver como conveniente.
¿Por qué hablar de esa posición de debilidad de la 22, que se convirtió en fuerza gracias al propio gobierno federal? Porque se supone que las nuevas disposiciones constitucionales y legales en materia educativa, establecieron que el gobierno federal asumía de nueva cuenta el papel de patrón en la relación laboral con los profesores del país, y que las condiciones de trabajo (salario, prestaciones, ubicación y demás) era nuevamente potestad total de la Federación, en detrimento del poder que había alcanzado a tener el sindicato magisterial en los estados (como Oaxaca) en donde formalmente controlaba parte de la estructura administrativa de los institutos o secretarías educativas locales.
Era inconcebible, pero tan cierto como la propia realidad, que en Oaxaca la Sección 22 logró tener un nivel envidiable de control y disciplina entre sus bases, gracias a la utilizacion de esos mecanismos administrativos y salariales como forma de presión hacia los trabajadores. Al controlar emisarios de la Sección 22 casi el total de la estructura administrativa del IEEPO, éstos eran también los encargados de velar porque los intereses sindicales prevalecieran, y de premiar y sancionar a los trabajadores a partir de su participación en actividades políticas y sindicales, y no de su desempeño o capacidades profesionales.
Por esa razón, si la reforma educativa buscaba desincorporar ese poder del sindicato dentro de la estructura administrativa de las instituciones educativas, Oaxaca constituye la muestra del “estado fallido” que es la reforma educativa, en los espacios en los que verdaderamente la reforma habría de tener un impacto visible en la relación gobierno-profesores, ya sin la intermediación administrativa del sindicato.
Gobernación, lejos de lo que pudiera pensarse, está insistiendo en regresarle y reconocerle a la Sección 22 el poder que teóricamente ya no debería de tener. Y desaprovecha la oportunidad de abrirle los ojos a los trabajadores de la educación para hacerles saber su nueva realidad administrativa, y darles los elementos para que ellos mismos decidan si continúan o no luchando porque prevalezca ese poder que los obliga a seguir asistiendo a actividades sindicales en detrimento de su labor docente.
DESINFORMADOS
El problema es que, como suele decirse, la gran mayoría de los profesores se encuentra en una situación de no saber que no saben. Es decir, que como desconocen por completo todo el nuevo entramado institucional relacionado con la educación, también ignoran que esa nueva estructura fue hecha para quitarle poder no a los maestros, sino al sindicato, y que por eso (al menos en el papel) la Sección 22 ya no tendría forma de continuar obligando a sus agremiados a asistir a las extenuantes y riesgosas jornadas de lucha, a cambio de premiarlos o perjudicarlos en su salario o condiciones de trabajo.
Esa ha sido la base de la disciplina, por la que la dirigencia de la Sección 22 tanto lucha por mantener. En el caso de Oaxaca, ya doblegaron completamente al IEEPO, que no ha hecho un solo cambio para modificar el estado de cosas que beneficia al control que ejerce el sindicato sobre sus agremiados; también han obligado al Congreso a no emitir una nueva norma que armonice a la legislación estatal con la federal, y abra la puerta para la reforma en los hechos del instituto educativo para desterrar a los emisarios sindicales en la estructura del IEEPO; y parece que también está consiguiendo que Gobernación le reconozca a la dirigencia seccional una fuerza que ya no tiene en la ley, pero que de facto busca recuperar y mantener.
¿De qué otro modo puede entenderse la virulencia de las acciones de la Sección 22 en la capital del país? De ningún otro, más que el que acabamos de mencionar. Ellos quieren que Gobernación los siga teniendo como el único interlocutor válido con el magisterio disidente, que además demuestra una posición de fuerza, y que mantiene la disciplina entre sus bases. En realidad, lo que quiere es que Gobernación le devuelva fácticamente lo que en la ley ya le quito, pero que nadie sabe ni reconoce.
Y si este ya es un error grave, lo es todavía más que voluntariamente los dos ámbitos de gobierno insistan en tener una posición falsamente democrática y tolerante con la 22, para agradarla y con ello abonar a su ablandamiento. Esto no ocurrirá. Todo lo que Gobernación y el Gobierno de Oaxaca ya le dieron a la 22, para ellos es terreno ganado a cambio de nada; y para el Estado es terreno cedido de manera inútil. La Sección 22 buscará mantenerse indefinidamente en la Ciudad de México no para defender los derechos de sus trabajadores, sino para dar la batalla final por la preservación de su posición de predominio entre sus sometidos.
SILENCIO CÓMPLICE
Y juntos, quizá, le sigan ocultando a los trabajadores de la educación que ellos ya no tendrían ninguna necesidad de continuar en los plantones, paros, marchas y demás, si no es su convicción hacerlo. El silencio y el ocultamiento no benefician a nadie, más que a la dirigencia magisterial, voraz, que está a punto de conseguir la capitulación del Estado y el perdón absoluto, de manos de sus supuestos verdugos, por lo que les habían quitado con la ley en la mano. Este es un final paradójico, de una gran reforma que con ello queda en el bote de la basura.