Por chovinista, Mafud confunde análisis sobre la posible derrota del PRI

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+ Ayotzinapa sí afectará al PRI, pero será por omisiones oficiales y de EPN

Tarde y cargado de chovinismos, el dirigente estatal del PRI en Oaxaca, Héctor Anuar Mafud Mafud comienza a anticipar la derrota de su partido. Sin entrar en la autocrítica de fondo sobre el desempeño del tricolor en la entidad, el Líder priista decidió achacar el descalabro futuro a las calamidades que según él vienen de fuera, y para sostenerlo incurre en un error básico de análisis al culpar a personajes de otros partidos de una responsabilidad que a todas luces también es del PRI. Vale la pena repasar sus palabras para corroborar sus errores.
En efecto, en una entrevista publicada ayer en la primera plana del periódico El Imparcial, Mafud sostuvo que “Ayotzinapa sí le pegará al PRI en las elecciones del siete de junio”, pues aseguraba que “ que pese a ser un problema no generado por el Gobierno Federal (el de los desaparecidos), sin duda les impactará”. Luego sostenía: “¿Qué tanto va a influir, y en dónde? No lo sabemos, pero por eso le hablamos claro a la gente”.
Y después vino lo más revelador sobre lo errado de su análisis, independientemente de que éste no pasó por el reflejo de la situación real de la dudosa competitividad electoral del PRI en los distritos electorales de la entidad. Al tratar de analizar el escenario nacional, y las supuestas razones por las que Ayotzinapa le pegará al PRI, Mafud externó que le tocaba “resolver la desaparición de los 43 normalistas, a un gobernador que estaba fuera de la realidad (Ángel Aguirre) y a un alcalde (José Luis Abarca), actualmente procesado por los hechos. Sin embargo —continuaba—, hay que decirlo, ambos políticos son del PRD, pero cuando vieron que la pelota venía muy grande, metieron la licencia de Aguirre y dejaron que el problema pegara a la Federación y al PRI”.
Uno podría aceptar un análisis tan distorsionado, si no viniera de una persona con tanto oficio y —se supone—, claridad política, basada en su propia experiencia en las áreas de gobernabilidad. Además, Mafud es un magistrado en retiro que, por ende, se supone que debe conocer y entender a detalle los términos jurídicos que engloba un asunto como el de los desaparecidos de Ayotzinapa.
No obstante, lejos de todo, parece que la situación global pretende disimularla a través de argumentos que pretenden justificar que todo lo malo viene de otros partidos y actores, como si el PRI no tuviera algún grado de responsabilidad en la crisis de los desaparecidos, y como si en el resultado de la elección no influyeran también factores internos.
Pues resulta que justamente en eso se basa el chovinismo: en asegurar que todo lo propio es positivo, y que todas las calamidades vienen de fuera. Veamos si no: al decir Mafud que Ayotzinapa sí le va a impactar negativamente al PRI en los próximos comicios, y luego sostener que este asunto debía ser resuelto por los gobiernos estatal y municipal de Aguirre y Abarca, respectivamente, para luego terminar diciendo que todo fue una “pelota que venía muy grande” y que conspiradamente fue lanzada a la Federación y al PRI, es tanto como querer repartir responsabilidades sin reconocer que el gobierno federal, el PRI, y el Presidente, cometieron sus propios errores, y que la sociedad habrá de cobrárselos en los comicios del siete de junio.

LOS ERRORES
Primero, Mafud no alcanza a distinguir que en los resultados electorales del próximo siete de junio en Oaxaca, habrán de influir los factores locales tanto o más que los de índole nacional. Al no reconocer los graves desencuentros que ocurrieron al interior del PRI —y los que todavía podrían ocurrir— por la forma en cómo se procesó el reparto de candidaturas, de inmediato está también exculpando a todos los que han actuado fuera de la disciplina partidista, e incluso está haciendo a un lado su propia responsabilidad como dirigente. ¿Por qué?
Porque omitir el tema, y decir que todas son inconformidades menores, le salva la situación sólo hoy. Pero finalmente esta situación será decisiva en varios distritos en los que el CEN, o los Jefes Políticos del PRI —no Mafud— escogieron candidatos según sus intereses, pero no en función de las posibilidades reales de triunfo, y sin considerar tampoco la fuerza que puedan tener los otros partidos políticos —y el régimen gobernante— en las regiones del Estado.
Segundo, Mafud erra su análisis al afirmar, en lo relativo a Ayotzinapa, que las desapariciones forzadas eran responsabilidad de resolver del gobernador Aguirre y del alcalde Abarca. No es así. Y tan no lo es —y el gobierno federal tardó tanto en reconocer su error— que por eso la PGR atrajo la investigación, sólo después de que la opinión pública nacional e internacional cuestionaron abrumadoramente al gobierno federal por la pasividad mostrada frente a esos hechos, y al presidente Enrique Peña Nieto por lavarse inicialmente las manos al asegurar que este era un tema local y no nacional, y que por ende —y coincidiendo en el error con Mafud— que debía ser resuelto por el gobierno de Ángel Aguirre.
Tercero, Mafud se equivoca gravemente cuando dice que el problema de los desaparecidos fue “una pelota” que otros dejaran que le pegara a la Federación y al PRI. ¿Por qué? Porque esos crímenes no son cualquier cosa: son delitos de lesa humanidad que, por ese solo hecho, agravian a todos independientemente de credos, filias, simpatías políticas y hasta nacionalidades.
Por esa razón, nadie le echó la pelota a nadie. Si los tres ámbitos de gobierno tienen obligaciones relacionadas con los derechos humanos, entonces Ayotzinapa fue una gran pelota que rebasó y derribó a todos por igual, y a esto contribuyeron los políticos del PRD, pero también el gobierno federal que tarde reconoció la situación y actuó obligado pero no porque demostrara tener convicción por la protección de los derechos de todas las personas.

ANÁLISIS TARDÍO
Otro aspecto relevante: cinco meses después de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, el Líder del PRI se refiere por primera vez a ello y sólo para anticipar que esta será la razón de su derrota. Nunca lo vimos indignarse por el hecho, solidarizarse con las víctimas y sus familiares, o exigir justicia. Cuando pasó, lo vio lejos porque era en otra entidad federativa. Pero hoy que ya necesita comenzar a anticipar lo inminente —un resultado desalentador para su partido— entonces sí busca —de nuevo— la forma de encontrar culpables fuera, y no reconocer los errores de su partido en este proceso.

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