+ PTEO no es inconstitucional; lo que sí, es el control de S22 sobre IEEPO
El Director del IEEPO tiene el Síndrome de Estocolmo. Sólo así puede entenderse que día a día defienda con todo denuedo la hegemonía de la Sección 22 sobre el instituto educativo, y sea él quien pretenda justificar la legalidad de ese control, a través de los argumentos sobre la constitucionalidad del PTEO, incluso convertido en ley educativa. Éstas son dos cuestiones distintas, que Moisés Robles pretende presentar como una sola, para justificar que el magisterio continúe teniendo el control administrativo de la educación en la entidad.
En efecto, reiteradamente los profesores oaxaqueños han insistido en que la reforma federal en materia educativa, es en realidad una reforma administrativa al régimen laboral de los trabajadores. No se equivocan. El problema es que eso les genera mucho resquemor no sólo porque —se supone— que a partir de las nuevas disposiciones cada maestro mejorará su salario y condiciones de trabajo según las competencias demostradas, sino sobre todo porque esa “reforma administrativa” tenía como objetivo quitarle al Sindicato poder sobre las definiciones salariales de los trabajadores. Eso es lo que en gran medida desató la ira de las secciones sindicales que justamente tienen más influencia sobre la administración de la educación en las entidades federativas.
Un ejemplo elocuente de ello es Oaxaca. Aquí, desde 1992, la Sección 22 tiene injerencia formal en la administración de la educación, y en ese poder ha basado la capacidad de movilización y disciplina de los profesores, así como su influencia como organización de lucha social en la entidad. Por eso, a la Sección 22 la reforma educativa le cayó como bomba, y a partir de entonces ha buscado dar buena parte de la lucha en Oaxaca, tratando básicamente de que no le quiten las posiciones de control que hoy tiene en el instituto educativo.
En todo este tiempo, mientras, los profesores han justificado su oposición a la reforma con argumentos educativos. Para ello confeccionaron su Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca, y ese ha sido su parapeto para continuar luchando en contra de la reforma administrativa de los trabajadores de la educación. Vale la pena distinguir y remarcar la diferencia entre esos dos temas, porque ahí está la clave de la posición que hoy tiene el gobierno de ser aliado de la Sección 22. Veamos.
En el ámbito estrictamente educativo, el PTEO pudiera ser un plan anquilosado, técnicamente deficiente e incluso plagado de planteamientos educativos desfasados y contradictorios. Sin embargo, ello no lo hace ilegal, y tampoco habría de ponerlo en una posición de contravenir los lineamientos establecidos por la nueva legislación federal. No es así, porque en ese estrato la discusión es de índole sociológico, filosófico y pedagógico, pero no constitucional, porque ello no atenta contra las bases jurídicas de la educación y seguramente tampoco contra la Constitución y las leyes.
El problema es que esa discusión nada tiene que ver con el hecho de que la Sección 22 siga teniendo el control del instituto educativo, y del manejo administrativo de la educación. Es decir, el PTEO puede establecer lineamientos propios de cómo debe impartirse la educación en Oaxaca en un marco de multiculturalidad, pero ello no significa que para conseguirlo deban seguir gozando de los privilegios y las cuotas, en el IEEPO, que hasta hoy tienen.
Esa es la parte no aclarada de esta discusión. Y pareciera que al esgrimir que los planteamientos teórico pedagógicos del PTEO no son inconstitucionales, tratan —gobierno y magisterio— de engañar a la ciudadanía para que ésta acepte que la dirigencia de la Sección 22 siga decidiendo todo lo relacionado con la administración de la educación en Oaxaca. Cuestión que además de ser inmoralmente insostenible, sí choca de manera frontal con la Constitución de la República.
ROBLES, UN “DEMOCRÁTICO” MÁS
Estas son palabras que pudieran ser aceptables, si no vinieran del propio Director del IEEPO: Moisés Robles Cruz, pidió a los diputados locales no “tenerle miedo” al Plan para la Transformación Educativa de Oaxaca y aprobarlo como ley educativa.
El servidor público avaló la propuesta de la Sección 22 del SNTE, toda ve que, aseguró, coadyuva a mejorar la educación en la entidad y rescatar gran parte de los valores fundamentales de la enseñanza comunitaria. Robles Cruz indicó que el PTEO en la práctica se está aplicando en la mayoría de las escuelas de Oaxaca y lo único que haría falta es darle el carácter de ley. “Como abogado lo digo, el PTEO está estigmatizado en muchas partes, no hay que tenerle miedo, de hecho su aplicación en la práctica ya se está llevando a cabo” (Adiario, 02.03.2015).
Como podemos ver, la defensa del Director del IEEPO sobre el PTEO es vehemente. Sólo que con ello pasa por alto —deliberadamente— que no es el tema estrictamente educativo el que en el fondo le preocupa a la Sección 22, sino continuar presionando para no perder el control del IEEPO. De hecho, la aprobación de la propuesta presentada por los trabajadores de la educación al Congreso local, sólo es inconstitucional en lo que se refiere al establecimiento del deber del gobierno de Oaxaca de estimular económicamente a los profesores, y en el artículo transitorio que establece la contratación automática de los normalistas.
Pero fuera de ello, la lucha magisterial es más de hecho que de derecho, porque su presión tienen como fin no perder las posiciones que hoy ostenta, y que son las que le permiten seguir teniendo el control administrativo del instituto educativo, y con ello el control de sus trabajadores para que éstos sigan respondiendo a los llamados sindicales a partir del binomio premio-castigo que existe, y que ha sido el aditivo permanente para su excepcional capacidad de movilización.
¿Por qué entonces, sobre eso, nada dice el mimetizado Director del IEEPO?
AMLO EN OAXACA
Nadie duda que Andrés Manuel López Obrador sea un líder excepcional en este país. Pero qué mal se ve —y nos vemos todos como sociedad— mandando la aprobación de leyes, el trabajo legislativo y las decisiones políticas, como si él fuera rey, virrey o tlatoani. Es lo que hizo este fin de semana, cuando vino a regañar, a disponer y a mandar como si Oaxaca fuera de él. Una muy patética y anticuada “forma democrática” la de este personaje.