+ Reformas a favor de la inclusión, congeladas por los atavismos de los políticos
La conmemoración del Día Mundial contra la Homofobia, en Oaxaca y en México sigue siendo meramente testimonial y contradictorio, porque a pesar de que en los discursos se habla de inclusión, de tolerancia y de reconocimiento, la realidad es aplastante y refleja que en nuestra sociedad sigue privando la exclusión, los atavismos y la homofobia, que van desde las constantes agresiones a todo aquel que aparenta ser diferente, o quienes parecen más débiles. Si la ocasión sirviera para hablar de algo, seguramente aquí tendría que ser un resumen de derrotas.
En efecto, desde hace varios años cada 17 de mayo se conmemora el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, como una forma de promover el respeto a la comunidad lésbico gay. En México, en cada fecha como esa se realizan foros y se extienden promesas de inclusión y tolerancia que no tienen ningún trasfondo. Lo más preocupante es que además de que no se promueve la parte cultural de este proceso de inclusión, ello tampoco se refleja en las manifestaciones sustantivas donde debería impactar ese cambio de mentalidad. En esa lógica, resulta abominable que hoy sea la propia clase política la que quiera disimular y esconder esa fecha porque para algunos sectores políticos ha sido algo que resulta mal visto. ¿De qué hablamos?
De que apenas el año pasado, el presidente Enrique Peña Nieto había puesto como una de sus convicciones el respeto y la promoción de valores encaminados a la inclusión y el reconocimiento legal y constitucional a la comunidad lésbico gay. Precisamente el 17 de mayo del año pasado, el Presidente envió un paquete de iniciativas de ley que tenían como objetivo reconocer el matrimonio igualitario, a partir de la constatación del principio constitucional que dice que todas las personas somos iguales ante la ley.
El problema es que ayer, cuando se cumplió un año de aquel acontecimiento —que luego fue vetado por legisladores, políticos y hasta gobernadores que aseguraban que ello rompía con los valores morales de la sociedad mexicana, e incluso se le intentó responsabilizar a esa iniciativa del Ejecutivo federal por la derrota electoral del PRI del año pasado en varios de los estados que se consideran conservadores—, resulta que el Presidente decidió conmemorar otra cuestión y ya no la inclusión, como el año pasado, quizá porque ya no fue lo redituable que pensó, o quizá por temor a que esos mismos sectores reaccionarios que lo criticaron y boicotearon el año pasado, le volvieran a hacer lo mismo ahora que está en juego la trascendental elección del Estado de México.
Lejos del año pasado, ayer el presidente Peña Nieto decidió celebrar en el 17 de mayo el día de internet, y no el día mundial contra la homofobia, como sí lo hizo el año pasado. En su cuenta @EPN en Twitter, y en el marco del Día Internacional de Internet, expresó que con dicha reforma, más de 50 por ciento de la población está conectada a Internet y los precios en servicios de comunicaciones han disminuido más de 20 por ciento. Añadió que en los últimos años, la proporción de mexicanas y mexicanos que utilizan Internet para interactuar con el gobierno federal pasó de 1.2 a 22.2 por ciento.
Así, la inclusión de las minorías quedó relegada para otro momento.
REFORMAS PENDIENTES
El año pasado, el Presidente presentó un paquete de reformas que parecía trascendental para los pasos necesarios en el reconocimiento de la comunidad lésbico gay a través de la constitucionalización del matrimonio igualitario, y el reconocimiento a diversos derechos de ese orden, que si bien están reconocidos jurisprudencialmente, con esas reformas —de haber ocurrido, aunque hoy están muertas gracias a la partidocracia legislativa que decidió que ese tema no era importante para el país— alcanzarían el orden constitucional y la necesidad de un mayor reconocimiento.
En aquel entonces, el presidente Enrique Peña Nieto firmó una serie de iniciativas para garantizar en todo el país el respeto al derecho a un matrimonio sin discriminación y para derogar o modificar cualquier norma con contenido discriminatorio en las leyes del país. Asimismo, el mandatario anunció varias acciones para reforzar el acceso de la comunidad de la diversidad sexual a sus derechos.
En ese aspecto, el Ejecutivo federal firmó una iniciativa de reforma al artículo 4 constitucional para incorporar con toda claridad el criterio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que todas las personas puedan contraer matrimonio sin discriminación alguna. Detalló que de esta forma quedaría explícito el matrimonio igualitario en la Constitución como lo ha determinado la Corte y como ya ocurre en varias entidades federativas, no así en Oaxaca.
“Sin embargo no puede haber en nuestro país quienes en algunos estados y entidades tengan ciertos derechos y en otros no. Se trata a final de cuentas de asumir este reconocimiento, insisto, sobre el que ya hay jurisprudencia de la SCJN y hoy corresponde emprender esta iniciativa para realmente enmarcarlo en la Carta Magna como un derecho”, precisó el Mandatario. El Presidente firmó además una iniciativa de reforma al Código Civil Federal para asegurar el matrimonio igualitario a fin de que pueda realizarse sin discriminación alguna entre personas mayores de 18 años acorde con la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes.
¿Por qué era relevante todo esto? En un primer aspecto, porque era claro que ante la pasividad y los atavismos sociales de varios estados del país, ayer el gobierno federal le arrebató otro tema en el que no tenía por qué meterse, pero que lo hizo para aprovechar la oportunidad —política, y quizá hasta electoral— que esto representa. Es creciente la comunidad mexicana que exige cambios en la regulación sobre la convivencia y las relaciones entre las personas —el reconocimiento del matrimonio igualitario en todo el país, como cúspide esas exigencias.
Sólo que los gobiernos estatales han declinado —en su mayoría— la posibilidad de establecer una postura y reformas sobre ese tema, y por eso hoy una variedad enorme entre estados que aceptan o rechazan el matrimonio igualitario, como reflejo (aparente) de los dilemas morales de sus respectivas sociedades. Oaxaca se encuentra en el pináculo de esa situación, por ser la entidad sobre la que se estableció la jurisprudencia sobre la constitucionalidad del matrimonio igualitario.
Y es que los seis años previos, Oaxaca presumió de tener un “gobierno de izquierda” en el que, tanto el Ejecutivo como el Congreso de Oaxaca litigaron hasta la última instancia la pervivencia de la figura que establece que el matrimonio es un contrato civil que se celebra entre un solo hombre y una sola mujer. Fue una pareja —dos mujeres que querían contraer matrimonio— la que en Oaxaca inició el proceso de reconocimiento de su derecho a casarse. Solicitaron la celebración del matrimonio ante la Dirección del Registro Civil, y ésta les negó dicha posibilidad, alegando lo que establece el artículo 143 del Código Civil de Oaxaca.
OPORTUNISMO Y SILENCIO
El año pasado, queda claro, el Presidente conmemoró el Día Mundial contra la Homofobia. Quizá por eso mismo, porque ven que es un tema complejo, en Oaxaca las fuerzas políticas de mayoría se resisten a modificar el vergonzante 143 del Código Civil. Con silencio y oportunismo ahora pretenden coronar la inclusión, pero en sentido contrario.