Al menos (todavía) hay futuro

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Carlos Villalobos

Después del convulso 2021 al que tuvimos que sobrevivir, el 2022 nos plantea varios retos por sortear, aquel meme que dice “al menos tenemos salud” es cierto, pero, si la pandemia nos ha enseñado algo, es que la emergencia de salud pública a la que todavía nos enfrentamos (aunque la sigan negando), es la oportunidad idónea para mejorar las condiciones sociales de todas y todos.

En pleno comienzo de 2022, los cambios que principalmente se tienen que empujar, desde todas las esferas públicas de decisión, tendrían que ser dos principalmente: el primero, la reivindicación de la salud como motor de cambio y el segundo la forma con la que se concibe el poder político, y de este, principalmente el cómo se ejerce.

Los avances en temas de salud teóricamente deberían ir palmo a palmo con el desarrollo tecnológico y social, sin embargo, en países menos desarrollados y en situación de pobreza, la situación es bastante complicada. La falta de acceso a servicios de salud, así como falta de acceso a derechos fundamentales, como alimentación balanceada, provocan que frente al problema de salud mundial y la constante crisis económica, quienes menos tienen sean más vulnerables.

El segundo punto, es como el poder político ha quedado a deber de manera colosal. Los partidos políticos y quienes se desenvuelven en la arena política cargan sobre sí la decepción de la ciudadanía. “Mucho ruido, pocas nueces”, es decir, muchos discursos y pocas acciones reflejadas en la ciudadanía. 

Ante esta falta de operatividad, han tenido que surgir iniciativas ciudadanas que poco a poco, a pesar y con pesar de los gobiernos, han tenido que operar y empezar soluciones que subsanen de alguna manera, es decir las organizaciones de la sociedad civil, el sector no gubernamental. Dicho sector, al menos en los últimos tres años, se ha tratado de exterminar poco a poco, yendo desde ataques frontales a través de los medios de comunicación, por parte de diversas figuras públicas, hasta la eliminación de incentivos fiscales; los cuales debilitan la operatividad de dichas organizaciones.

Hoy se tiene que promover el rescate de las instituciones, a través del respeto y la aplicación de la ley, de ese modo, el sector no gubernamental que tanto les incomoda a las autoridades, poco a poco y de manera natural verá disminuidas sus atribuciones. Sin embargo, esto requiere de mucha disposición y capacidad de gestión, cosa que hasta el momento hemos visto que no se ha podido lograr.

México requiere de la participación constante de la ciudadanía, porque a lo largo del tiempo hemos entendido que dejarlo todo en manos del gobierno significa peligro, pero al mismo tiempo las autoridades tienen que estar dispuestas a colaborar con la ciudadanía, ya que esto generaría más, y mejores resultados. La figura del gobierno, bajo el modelo que impera actualmente no se puede desmarcar de las organizaciones no gubernamentales, pero sí puede colaborar en la administración de los asuntos públicos para elaborar respuestas ante problemas ciudadanos.

La participación y la corresponsabilidad, deben ser partes fundamentales de un pacto social actualizado. 

Para este 2022, por más sombrío que pinte el futuro, hay razones por las cuales vivir. Mientras haya salud, hay futuro.

Sígueme en twitter como @carlosavm_ 

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