CONTRAFUEGO || La democracia del bot

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Aurelio Ramos Méndez

No tienen vergüenza. En la capital del país y otras ciudades se manifestaron ayer, “en defensa de la democracia”, quienes intentan… adulterar la democracia y estafar a los mexicanos haciéndoles creer que son genuinas, no desmesuras virtuales configuradas por bots, ¡170 millones de visitas registradas en la etiqueta NarcoPresidente!

Se manifestaron también las huestes de dirigentes y legisladores que con ejemplar noción democrática anticiparon que votarán en contra de las recientes veinte iniciativas presidenciales de reforma constitucional, ¡antes aun de que éstas llegasen al Congreso!

Y las bases de sustentación de los diputados y senadores que, en 2022, declararon una “moratoria legislativa” para evitar darles trámite a proyectos de reformas a la Constitución iniciados por el ejecutivo, lo que en los hechos equivalió a un fujimorazo, la disolución de las cámaras del Congreso de la Unión.

Salieron sin ruborizarse a defender la democracia, panistas y priistas liderados por Marko Cortés y Alejandro “Alito” Moreno, quienes en Coahuila fraguaron un acuerdo por el cual, de haber accedido democráticamente al poder, se habrían repartido la administración y hasta las direcciones de escuelas, hospitales, órganos autónomos, notarías y baños públicos de aquel estado.

Al igual que quienes, en abril de 2022, torpedearon la consulta popular –¿puede haber algo más democrático que consultar al pueblo?– sobre revocación de mandato presidencial.

O, quienes respaldaron a vivales que se aprovecharon de la democracia representativa para cobrar en el Legislativo millonarios “moches” por la aprobación de presupuestos para obras públicas.

Quienes ampararon a senadores y dirigentes panistas que recogieron ¡en bolsas del mandado con ruedas! montones de fajos de billetes, producto de sobornos cobrados por falsear la democracia y votar a favor de las llamadas reformas estructurales.

Y quienes auparon a un gobernante que, en 1988, le asestó un golpe letal a la democracia al robarse la Presidencia y asesinar luego a unos 500 perredistas, y ningunear a legiones de opositores con aquello de “ni los veo ni los oigo”.

Así como los seguidores de otro gobernante que, en 2006, sepultó la democracia robándose la presidencia y sacando luego el ejército a las calles para, a punta de plomo, afianzar la usurpación de la silla del águila.

Se congregaron en decenas de mítines de la hipocresía, a favor de la democracia y de repudio a la polarización, quienes, tras los comicios federales de 2021, trazaron sobre el mapa de la Ciudad de México un muro imaginario para separar a los votantes de la 4T de la gente bien que paga impuestos y sufragó por la oposición. 

Y se congregaron, en fin, quienes le han hecho la vida imposible a un Presidente que llegó al poder con robusto respaldo democrático: 53 por ciento de la votación, 30 millones de sufragios, y que a punto de concluir su gestión tiene 60 por ciento de favorabilidad en las encuestas.

A todos estos segmentos de población les dio voz el orador único en el Zócalo de la CDMX, Lorenzo Córdova, quien intentó verles cara de estúpidos a los mexicanos, pues –según dijo— se trató de una concentración apartidista (ajá), ajena a toda candidatura presidencial (¡sí, Chucha!) y en contra de ningún gobierno (se vale reír).

El expresidente del INE se mostró escandalizado por el peligro de que el gobierno federal destruya la democracia, los organismos autónomos y la Constitución. Instituciones éstas a las cuales, entre otras cosas, les ha llevado ¡cuatro décadas! hacer posible el voto libre –más del doble de la transición en el Chile de Pinochet–, que según él ya es indiscutible realidad.

Córdova abogó por un sistema democrático en el que quepamos todos los mexicanos… Debió decir, ‘casi todos’…

Porque sabrá Dios que le habrán dicho a la pobre de Xóchitl Gálvez para que no se apareciese –ella, tan ciudadanizada y distante del PAN— en la manifestación apartidista.

O, al impresentable Alito, a quien de plano escondieron como un forúnculo purulento y luego lo enviaron a Punta Cana.

No sólo en el terreno de la política y la democracia la oposición ha demostrado por estos días impostura, hipocresía, mendacidad, enorme capacidad de engaño. 

En el campo del catolicismo la candidata presidencial del Frente Amplio por México –reina del embuste en muchos ámbitos– hizo polvo el octavo mandamiento, cuya violación los creyentes deben tomar como una dolorosa ofensa contra Dios.

Gálvez fue recibida en audiencia por el papa Francisco sólo veinticuatro horas después de que el pontífice se reuniese, durante 70 minutos, con su ofensor y paisano Javier Milei, filonazi admirado hasta la adoración por la panista. 

En su campaña electoral, como se recuerda, el presidente argentino llamó “imbécil” y “representante del maligno en la tierra” al vicario de Cristo, lo que no fue impedimento para que el pasado 19 de noviembre, exultante de dicha, Gálvez descorchara champaña y felicitase a Milei por su triunfo en las votaciones.

La candidata del FAM saludó al Papa 15 minutos, apenas veinticuatro horas antes de que la morenista Claudia Sheinbaum conversara con él durante una hora.

El tiempo dedicado por el vicario de Cristo a sus visitantes y las circunstancias de los respectivos encuentros –las fotos y videos son elocuentes—marcaron una notable diferencia de trato. Diferencia con la cual Francisco quizás reprobó que la panista ha hecho de la mentira su signo de identidad.

La hidalguense llegó al Vaticano envuelta en un velo de falsedades en torno a los verdaderos motivos y la logística de su viaje a Estados Unidos y España, y con hasta tres versiones distintas sobre la consecución de su cita con Jorge Bergoglio.

Y se despidió con una imperdonable falta a la hospitalidad: madrugó al papa en la difusión del encuentro entre ambos. 

Entre las copiosas invenciones de la candidata que se define “profundamente católica”, resaltó aquella según la cual se entrevistó por pura casualidad con Felipe Calderón, expresidente a quien ella –Pinocho en malas compañías– dice no admirar políticamente; pero de quien aspira a reeditar su principal y sanguinaria acción de gobierno, y a quien mejor le calza el exitoso hashtag de los 170 millones de robóticas visualizaciones.

RESCOLDOS

Mal consejero es el rencor y peor si deriva de cinco años de abstinencia, que deben ser letales para un adicto al dinero público. Dígalo, si no, el chetumaleño Héctor Aguilar Camín. No le perdona al Peje que le haya cortado el flujo de millonarios contratos injustificables. Ya lo llamó “pendejo”, “petulante” e “ignorante”, y ahora se burla de su “provincianismo”. Le recrimina que es un gobernante estacionario o apenas de cabotaje, prefiere a la también contratista del gobierno y traficante de influencias, Gálvez. Entre cosmopolitas se entienden…

De no creerse. La especialista en temas de corrupción, transparencia y rendición de cuentas, María Amparo Casar, ¿consiguió torcer la ley para hacer aparecer como accidente en instalaciones de Pemex el suicidio de su esposo, con tal de cobrar un seguro de vida de 17.6 millones de pesos? Y, además, ¿recibe pensión vitalicia de Pemex? La historia está contada en el libro “¡Gracias!”, del presidente López Obrador.

aurelio.contrafuego@gmail.com

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