Viernes 7 de junio de 2024.
Adrián Ortiz Romero Cuevas
La victoria del notario Raymundo Chagoya Villanueva en la contienda electoral por el ayuntamiento citadino, tomó por sorpresa a todos aquellos que nunca vieron que las encuestas ya lo colocaban, desde hace meses —y mucho antes de que se definiera su destino como candidato a diputado local o a alcalde citadino—, en el ánimo de la ciudadanía. Ese mismo fenómeno es el que parece estar ocurriendo, en general, respecto al Partido Verde en Oaxaca.
En efecto, cada vez parecen quedar más claras las reglas de cómo juega el grupo gobernante en Oaxaca en los procesos electorales, y de cómo el Partido Verde lo entendió a la perfección. Y los resultados están a la vista: de tener una fuerza casi testimonial en la entidad, pasó a ser nada menos que la segunda fuerza política en la entidad. Habría que preguntarse cómo y por qué.
Las respuestas son elocuentes: primero, el Verde parece haber entendido que era necesario jugar el juego de la política con sus aliados de Morena. Frente a la ruptura entre el grupo gobernante y la facción petista local de Benjamín Robles Montoya, el Verde se quedó en la disyuntiva de decantarse por los intereses nacionales que juega en concordancia con el partido guinda, o seguir los estridentes pasos de Robles.
Optó por lo primero. Decidió ser el comodín que el jarismo necesitaba para ajustar sus propias cuentas al interior de Morena, y buscó capitalizar al máximo su alianza. ¿Qué hizo? Por un lado, el dirigente estatal José Antonio Estefan Guillessen se dedicó a comenzar un paulatino proceso de creación de estructuras electorales en las ocho regiones del Estado.
Era algo que, por simple que pudiera parecer, no tenía el Verde ni a través de estructuras electorales y tampoco por medio de comités municipales. Esa fue la primer labor del dirigente del Partido Verde que, aunque fue poco visible, sí se convirtió en un pivote para los siguientes procesos en su acuerdo con el jarismo y su alianza con Morena, y que fue la semilla de los resultados electorales del pasado 2 de junio.
Luego, en las arenas nacionales el senador oaxaqueño —y ahora diputado federal electo— Raúl Bolaños Cacho Cué, supo aprovechar los espacios que le brindó su escaño, y ganó amplia presencia en las esferas nacionales del Partido Verde y de Morena. Hoy se le ve en una franca cercanía con liderazgos como Manuel Velasco, Ricardo Monreal, y no hay duda de que también de la propia presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo. Su destino primario será el Congreso federal, aunque también es posible que le sea conferida alguna responsabilidad relevante en el gobierno de la República.
Ahora bien, en Oaxaca el Verde jugó el factor de comodín. Morena y sus verticalidades estuvieron sujetos a diversas presiones que se reflejaron en candidaturas que no eran necesariamente afines a los intereses del grupo gobernante. Por eso, el Verde se abrió a la posibilidad de postular a Laura Estrada como candidata al Senado, y a Raymundo Chagoya a la alcaldía citadina, entre otros. ¿Qué buscaban, en ambos casos? Alinear esas posiciones a favor del grupo gobernante, porque era de particular interés incluir a Laura Estrada en el Senado, y disminuir a Francisco Martínez Neri en la capital que, aunque es integrante y candidato por Morena, no es una persona afín al grupo que gobierna.
Todo eso se sabía desde el principio, y el Verde lo entendió en el pragmatismo que ha sido su característica determinante. Por un lado, el jarismo necesitaba incluir ciertos nombres en las boletas electorales que no cupieron en Morena; necesitaba un aliado para amortiguar la ruptura local con el PT; y a cambio de eso ofrecía la posibilidad de incrementar sus márgenes de votación y su presencia en cargos de representación popular. El acuerdo parece haberse cumplido a cabalidad.
De ahí que el Verde será, para los siguientes años, la segunda fuerza política en la entidad; tendrá una robusta bancada en el Congreso local; tendrá munícipes en plazas importantes como la capital oaxaqueña o Huatulco, y mantendrá su presencia como partido oaxaqueño en las dos cámaras del Congreso federal a través de Laura Estrada y Raúl Bolaños Cacho Cué.
Esto, según queda claro, es el resultado de haber comprendido los tiempos y los roles que se podían jugar en la política. Esta explosión verde en Oaxaca debe ser ahora capitalizada por Estefan Guillessen con más trabajo y esmero en la función legislativa que tendrá a partir de noviembre como reconocimiento a sus buenos resultados como dirigente; Raúl Bolaños debe refrendar su presencia nacional a partir de esta renovación de su partido en Oaxaca; y todos aquellos candidatos que ganaron, deben ahora honrar con hechos todas las promesas que le hicieron a la ciudadanía para que creyera y votara por ellos.
EPITAFIO
Parece que los comicios municipales parecen ser cada vez más plebiscitarios, ahora que está abierta la posibilidad de reelección consecutiva de las autoridades municipales. ¿Apoco no parece así, cuando vemos que los Presidentes en funciones que intentaron reelegirse en Oaxaca de Juárez, Miahuatlán, Tuxtepec, Valle Nacional, Ciudad Ixtepec, Pinotepa Nacional, y varios otros municipios, perdieron? En otros casos, como Santa Lucía del Camino, el edil Juan Carlos García Márquez se quedó a menos de mil votos de perder. Parece, pues, que en esos comicios la gente sí está evaluando a sus autoridades, y cuando no están de acuerdo con sus resultados, las están reprobando en las urnas. Ahí está la prueba.
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