Políticos: tragedia existencial

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Carlos R. Aguilar Jiménez

Según las definiciones de diccionario o googleando, la política es: el conjunto de actividades que se asocian con la forma de tomar decisiones en grupo u otras formas de relaciones de poder entre individuos, como la distribución de recursos o el status, actividades en la que siempre habrá un abusivo o político que se quedará con la mayor o mejor parte, sin que le importe el bienestar de los demás, interesándose únicamente por familiares y supuestos amigos, porque los políticos únicamente tienen familia consanguínea o aliados, NO tienen amigos.

Los políticos no tienen amigos porque en su egocentrismo suponen que todos aquellos que se les acercan lo hace por interés, por ver que consiguen, que beneficios legales o inmorales obtienen, creyendo o suponiendo que todos buscan de ellos, influencia, poder y dinero, por lo que jamás entienden que podría haber algunos que se acercan por antiguos afectos o viejas relaciones fraternales de amistad, de tal suerte que, ante la desconfianza propia de su inseguridad y baja autoestima, a todos tratan con altivez y engreimiento, principalmente cuando recién asumen un cargo público.

Como bien señalan las ciencias de la mente (por experimentos, no por anécdotas, fábulas o suposiciones) en voz de un respetado y distinguido profesional de la salud mental: “La peor tragedia existencial que le puede suceder a una persona, es ser político” porque en su vida se llenan de riqueza material: relojes, oro, alhajas, mansiones y muchas cosas de alto precio pero poco valor, quedando vacíos espiritual y afectivamente, ajenos totalmente al amor, afecto o aprecio real; porque para ser político se requiere de la impostura, falsedad, exageración, el engaño, la calumnia y capacidad infame de prometer lo que saben no pueden cumplir. Mintiendo siempre y recelando también. 

Iniciarse en la política es una decisión ideológica comprometida porque en cuestión de ideologías se puede estar equivocado y causar daño a la sociedad, como hizo el comunismo, nazismo o fascismo, en cambio, en cuestión de ideas se es inofensivo, aunque se es intelectualmente honesto, de tal forma que los políticos creyendo que tienen toda la razón e igual que los predicaros tienen la verdad absoluta, sin que les importen los demás, imponen y ordenan con todo el poder militar o policiaco se haga lo que ellos quieren, sin que se cambie un signo o se analice por especialistas.

Comenzar en política puede llevar a quien así lo elija a la peor tragedia existencial de la vida, pero tal situación no les importa o no la entienden ni trascienden, porque para los políticos lo que vale es lo que tiene precio, lo que se puede comprar, desde votos hasta costosos vehículos o vivir en palacios llenos de cosas materiales pero vacíos de esencia humana, ética y espiritual. Y sin amigos.    


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