+ Renovar prácticas, más que a la dirigencia
Quienes se disputan la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional en Oaxaca, están metidos en un callejón sin salida. La mayoría de los grupos disidentes han ubicado, erróneamente, la “solución” de este asunto en la salida del dirigente estatal, Eviel Pérez Magaña; por el contrario, el grupo que respalda al Líder tricolor, simplemente señala que su dirigencia es legal y legítima, y que por tanto ésta permanecerá en funciones hasta el 2012. No dan —o no quieren dar—, con el fondo de este problema, que esencialmente tendría que radicar en hallar los equilibrios y ponerlos en práctica.
Frente a todo esto, no es exagerado asegurar que el PRI oaxaqueño está enfrascado en un problema que no tiene solución. En este sentido, queda claro que la radicalización de posiciones, y los remedios interesados o de corto plazo, siempre han sido las rutas opuestas a la solución de fondo de los problemas de una sociedad. Y eso es exactamente lo que ocurre en el priismo. ¿Por qué?
Porque, en uno y otro sentido, resolver una posible sustitución del Presidente del CDE, como problema de fondo del priismo, por sí mismo no resuelve nada. Del mismo modo, asumir una posición radicaloide y tardíamente envalentonada, para simplemente venir a decir que la dirigencia es legal y legítima, que cuenta con el apoyo de la dirección nacional, y que por tanto ésta se sostendrá durante los próximos dos años, es tanto como negar que el tricolor es un partido compuesto por militantes, y asumirlo como un conjunto de autómatas carentes de sentido social y criterio como personas.
Deducir las razones del fracaso anticipado de esas dos posiciones, es tarea sencilla. Esto, porque en la primera de las vertientes, es fácil darse cuenta que la sola salida del diputado Pérez Magaña de la dirigencia estatal, no resolvería prácticamente ninguno de los problemas actuales que se acusan, y que son evidentes, de la dirigencia estatal como fuerza política de oposición. De nuevo: ¿Por qué?
Porque habría que entender, de entrada, que la oposición no se hace solamente desde la dirigencia partidaria. Si bien ésta tiene un papel fundamental en la defensa de los intereses e ideología del partido representado, también lo es que ese sentido de oposición debe también entenderse y nutrirse desde todas las posiciones de poder que tiene el partido.
Viéndolo desde esa perspectiva, es claro que no sólo ha sido el diputado Pérez quien ha fallado gravemente en su misión, sino que también son corresponsables todos los demás militantes de ese partido que, desde las respectivas posiciones preponderantes en que se encuentran, no han sabido hacer la oposición que se debía esperar de ellos.
En uno de los extremos, por ejemplo, se encuentra el diputado Martín Vásquez Villanueva, quien desde la coordinación de los diputados del PRI en la LXI Legislatura del Congreso del Estado, ha encabezado algo que bien podría denominarse como una “oposición invisible”.
La bancada tricolor en el Congreso local no ha demostrado algo más que tibieza, carencia de argumentos sólidos, e incluso de una idea precisa del papel que le toca jugar, no como comparsa, sino como cuña, resistencia y dique al gobierno estatal.
En apariencia, parecen estar confundiendo la idea de la “oposición responsable”, con la de la “oposición aparente”. Esto, porque la supuesta “responsabilidad” de una oposición civilizada, no radica en simular para luego enmendar la plana, a quienes se supone que debían acotar y exigir mejores resultados.
Tal pareciera que, en esa lógica, la diputación priista de Oaxaca ha tenido más titubeos que certezas a la hora de hacer su labor política, como si tuvieran temores, o como si con esa posición trataran de aparentar lo que no hacen, a cambio de que sus adversarios asimismo pasen por alto temas o asuntos en los que ellos tendrían cuentas pendientes.
Quien crea que esa oposición tibia no es parte del problema, está equivocado. En todo caso, la responsabilidad del diputado Pérez Magaña por esa cuestión, radica en no exigir más a quienes debían estar construyendo en el Congreso las bases opositoras de su partido.
Pero también es responsabilidad de los directamente involucrados, como los diputados locales. Y sin una voluntad política firme de todos los involucrados para modificar esa tendencia, por sí sola la salida del Líder priista no resolvería mucho de los problemas e insuficiencias de fondo que tiene ese partido.
DIRIGENCIA SORDA
Pero frente a casi todos los que exigen la salida del diputado Pérez de la dirigencia priista, y que aseguran que ese será el remedio a la crisis de ese partido, se encuentran quienes simplemente dicen que la dirigencia está firme, y que todos los inconformes no representan más que “voces aisladas”. Esa posición se ubica exactamente en el otro extremo de la anterior. Y tampoco contribuirá a remediar los evidentes cuestionamientos internos que hoy enfrenta el priismo oaxaqueño.
En este sentido, el senador Carlos Jiménez Macías trató de ser firme: vino a Oaxaca a aparentar un espaldarazo de la dirigencia nacional al diputado Pérez, que en realidad no es sino la defensa del grupo del ex gobernador Ulises Ruiz. Jiménez es un ulisista puro que, como ahora, siempre defendió con singular denuedo los intereses de su grupo, independientemente de quién fuera el adversario.
Pero su “defensa”, en realidad tampoco resuelve nada en el PRI. La mayoría de quienes se han inconformado con su dirigencia, a quien menos cuestionan es al diputado Pérez. En realidad, buena parte del enojo generalizado radica en el secuestro de la dirigencia tricolor, por parte de quienes cometieron todo tipo de latrocinios durante el régimen anterior.
Frente a eso, decir simplemente que todo seguirá igual, es tanto como reafirmar los oídos sordos, la terquedad y los vicios, que genuinamente provocan molestia entre los priistas oaxaqueños.
HALLAR EQUILIBRIOS
Es por demás lamentable ese escenario bipolar del PRI oaxaqueño. Frente a ello, lo único que se puede prever, es que no existan soluciones cercanas, ni amistosas, ni de fondo; y que, por tanto, las disputas sólo se ahonden, y el tricolor siga dejando pasar la oportunidad de erigirse realmente como una oposición responsable en la entidad. Sin equilibrios no habrá arreglo. Y esos equilibrios no llegarán, mientras el común denominador siga siendo el de las posiciones tirantes, opuestas e insensibles.
Twitter: @ortizromeroc