Carlos R. Aguilar Jiménez
Si para bien de los devotos creyentes cristianos adheridos a su fe católica, la Virgen María en advocación de Guadalupana es en México hiperdulía derivada de ser Madre de Jesucristo, designada: Virgen María, Santa María, Madona o Virgen de Guadalupe, el Nuevo Testamento dice poco de su vida. Mateo indica que casó con José, quien al descubrir que estaba embrazada, “resolvió repudiarla en secreto” pero un ángel le informó que había concebido por obra del Espíritu Santo, siendo aceptada y dando a luz al Hijo de Dios, no de José, convirtiéndose en divinidad sustancial de la religión cristiana, que según expandía el Imperio Romano, se imponía con el mejor argumento teológico a los pueblos paganos, esto es con pólvora, espadas y sangre, hasta llegar a la Nueva España.
500 años después de la Conquista y 200 de la consumación de la Independencia, el gobierno con su ideología del gimoteo, de gimotear por todo lo ocurrido en el pasado, reivindica la cultura del Imperio cruel, sanguinario y despiadado de los Mexicas, exigiendo perdón al Papa y a la Corona Española por abusos cometidos y, quitando de su pedestal la estatua de Cristóbal Colon que por décadas reconoció la exploración marítima de este personaje genovés (no era español) que encontró lo que hoy es América, aunque no lo supo, y será sustituida por una escultura que representa una indígena americana, sin reconocer y agradecer que fue gracias a Colón, pero especialmente a Hernán Cortés, que los mexicanos dejaron de ser paganos, idolatras o herejes adoradores de Huitzilopochtli, Quetzalcóatl, Tonatiuh o Tláloc, para convertirse a la auténtica, verdadera y única religión de la Tierra, la galaxia y el Universo, venerando, en lugar de nuestros dioses indígenas, a un Dios de Medio Oriente, que no tiene relación con culturas mexicas y prehispánicas, por lo que si pretenden despreciar a Colón, lo mismo se debiera hacer con lo demás que trajeron españoles católicos, comenzando con convertir los templos cristianos en bibliotecas o teatros, de la misma forma que el 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe, (invento español) debería sustituirse por alguna fecha sagrada de los mexicas o aztecas, como la escultura de dios Tláloc ubicada en la entrada del Museo de Antropología de CDMX, que debería, según la ideología del actual gobierno, quitarse para llevar a donde nadie la vea y avergüence, como el monumento a Colón y, en los próximos tres años, todos los personajes históricos que no sean indígenas, pobres, mexicanos o fieles devotos católicos o del gobierno que discrimina o descalifica lo que no le conviene, eligiendo lo que dé popularidad con actos y ocurrencias que entusiasman a sus militantes, como hicieron los jerarcas católicos españoles al quitar a los dioses prehispánicos para imponer los suyos, comenzando con la virgen de Guadalupe que sustituyó y suplantó a fuerza de pólvora y sangre indígena, a Tonantzin, divinidad asociada con Cihuacóatl o Coatlicue, venerada y adorada en el Cerro del Tepeyac, donde ahora está la Basílica de Guadalupe, cuyo nombre en Náhuatl significa: Nuestra madrecita venerada. Impuesta por la Virgen de Guadalupe inventada por España.